sábado, 24 de noviembre de 2012

El Acebal de Garagüeta, Arévalo de la Sierra

Hoy nos acercamos a un bosque, el Acebal de Garagüeta en Arévalo de la Sierra, de la comarca soriana de Tierras Altas, del que desconocemos si pudo ser objeto de culto o no en tiempos pretéritos pero que nos ha merecido la pena traer aquí para hablar de un árbol como el acebo. Este bosque es una verdadera maravilla de la naturaleza, un sobreviviente de la nefasta deforestación causada por el ser humano. Gracias a una reciente publicación de Ángel Almazán he sabido de su existencia y sobre todo de la adoración que el pueblo celta le profesó, constituyendo, junto al roble, el árbol más importante dentro del culto al árbol tan respetado por esta cultura. Según el texto que traemos de su publicación, el acebo sería el árbol reinante en el invierno -ahí ha quedado la hoja del acebo como elemento simbólico de la Navidad-, mientras que el roble, de hoja caduca, lo sería la otra mitad del año.
Volviendo al Acebal de Garagüeta, se dice que estamos ante el mayor bosque de acebos de la Península Ibérica y de Europa meridional.

sorianitelaimaginas.com

*Fuente: Ángel Almazán, tajueco.wordpress.com

Según la JCyL, “el Acebal de Garagüeta con sus 406,4 Has. está situado al norte de la provincia de Soria, en pleno Sistema Ibérico Norte, dentro del término municipal de Arévalo de la Sierra. Se encuentra en la Sierra de Montes Claros, con orientación suroeste, ubicada entre los puertos de Piqueras y de Oncala, donde también se puedan encontrar otras masas de acebo de gran importancia por su pureza y extensión como las dehesas de Ventosa y Oncala...".
[...] También leo en internet: “el acebo ya era utilizado por los antiguos celtas (una antigua historia celta “el rey roble y el rey acebo” que se representaba de forma popular al comienzo del invierno, contaba cómo el rey roble reinaba sobre la mitad luminosa y cálida del año, cuando sus hojas verdes estaban en su mayor esplendor, y cómo el rey acebo reinaba sobre la parte oscura y fría del año, cuando el Roble perdía sus hojas y el Acebo, sin embargo, mantenía el verde de sus hojas y se adornaba de bayas rojas)”.

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