Empezaremos con el nombre del lugar. Ramón Menéndez Pidal, relaciona el nombre de dicha población con la raíz borb-/borm- de origen celto-ligur, significando "borbotar, hervir, arroyo". Existe constancia arqueológica de una villa en las proximidades de la población ya en época romana. La abundancia de agua y yacimientos de arcilla ha posibilitado la existencia de una alfarería de basto ya desde muy antiguo, con numerosos tejares. Las ruinas de algunos de ellos todavía jalonan el paisaje. Su actividad industrial se hallaba ya consolidada cuando en 1557 se consigna una compra de 10.000 tejas de Barbatona por importe de 11.670 mrs para las obras de construcción de la catedral de Sigüenza.Sin embargo, volviendo al lugar donde según su etimología "brotaba agua", podemos encontrar más usos para la misma que los puramente industriales, en concreto aquellos lustrales, en los cuales el agua posee capacidades purificadoras más allá de lo puramente físico.Sabemos que en la antigüedad romana había baños a los que se atribuían propiedades terapéuticas, dedicados generalmente a una divinidad especializada, tal como Asklepios (Esculapio) y divinidades asociadas, tales como Valetudo, Telesforo y la multiforme Hygieia (de la cual proviene la palabra "higiene"), igualmente conocida como Salus ("Salud") y que acabaría asimilándose a la propia Minerva, bajo la advocación de Salus Minerva o Minerva Médica Aunque en el altozano donde se levanta el santuario actual no hay constancia de hallazgos arqueológicos, sí podemos admirar los restos de un supuesto torreón islámico de los siglos IX-X. Si nos fijamos en sus materiales constructivos, observaremos que el muro que da a poniente es muy distinto de los demás, estando construida su porción inferior con grandes sillares de piedra, mientras que el resto son manifiestamente diferentes y de distinto aparejo.
Utilización de antiguos sillares en la construcción de este edificio
Esta circunstancia hace pensar que estos sillares fueron reutilizados de una construcción preexistente para levantar el torreón en torno al año 1000. ¿Posibles restos de un templo dedicado a Salus Minerva?.Independientemente de donde estuviese situado, es posible que el templo de Salus Minerva fuese profanado en el siglo IV, tras el edicto de Teodosio prohibiendo el culto pagano. Es curioso en cuan poco tiempo el cristianismo, un culto de esclavos y gente tenida por vil fue capaz de socavar un sistema religioso cuya fecha de caducidad había sido terriblemente sobrepasada y que se mantenía como el resto del Imperio: de milagro. Es de suponer que la desacralización de un espacio con propiedades curativas sería mucho más traumático que el dedicado a otras divinidades y que la propia necesidad humana de buscar la curación por todos los medios haría casi imposible erradicar el culto en el lugar. No se podía desacralizar sin más, ni destruirlo: había que neutralizarlo.Así, generalmente las imágenes eran mutiladas y especialmente decapitadas, sepultando el cuerpo y miembros separados de la cabeza, generalmente en sitios distantes el uno del otro, aparentemente para dificultar su restitución.Según la hipótesis avanzada por nosotros, el cuerpo de la diosa adorada en Barbatona se arrojaría a uno de los pozos que desde antiguo existían en el Barranco de la Varenosa en Pelegrina, juntamente con otros restos de esculturas de bronce. Nótese como lo prioritario era neutralizar los espíritus que habitaban dichas esculturas, por encima del valor pecuniario de materiales como el bronce, tan fácilmente reutilizables. Esta asociación del culto de Minerva a aguas medicinales ha ocasionado felices descubrimientos de algunas de dichas esculturas profanadas ritualmente, al arrojarse a estanques o pozos cercanos, como en el santuario de Minerva en Sulis Minerva (Bath, Reino Unido) o de Minerva Médica en Turiaso (Tarazona, España).
(Marcos Nieto)
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