jueves, 6 de julio de 2017

Finisterre: el fin de la tierra, el fin del camino - Finisterre

Volvemos a Fisterra, aunque sea a través de una breve cita, pues siempre es una buena excusa regresar a uno de los enclaves más sagrados de esta nuestra Península Ibérica. Continuando con la lectura de La Biblia en España, obra a la que no hace mucho hicimos referencia por la descripción que recoge del Sistema Central, me han llamado la atención las palabras que recojo, abajo de esta ficha, de George Borrow. En ellas, el autor inglés, sintetiza, quizás sin pretenderlo -al menos en su verdadera visión ancestral, debido a su papel como difusor de biblias protestantes, motivo que le trajo a la Península, y su pertenencia a la Sociedad Bíblica-, el verdadero significado del Camino de Santiago, que, como ya sabemos, no finaliza verdaderamente, en su origen, en la ciudad de Santiago de Compostela, sino en el Cabo de Finisterre, lugar al que se llegaba para regresar, tras la muerte metafórica, como una nueva persona.
Por tanto, nos queda la incógnita por resolver en cuanto a la certeza de saber si George Borrow conocía, ciertamente, el verdadero significado de llegar a un lugar como aquél o fue pura intuición. Evidentemente esta última opción le otorgaría mayor misterio y, a la vez, esencia al asunto, pues sería como si los propios lugares nos comunicaran, sin previa información, ni prejuicios de ningún tipo, su verdadera dimensión como enclaves de un especial significado.
Lo que sí se sabe -al menos por lo relatado en su famosa obra- es que el motivo de su visita a Finisterre, desviándose del camino que tenía previsto en un inicio, fue rendir honores, dejando una biblia en la población de Fisterra, al lugar en el que años antes estuvo a punto de hacerle naufragar a él y al resto de personas que viajan en un barco de pasaje procedente de Inglaterra, no ocurriendo, finalmente, tan trágico suceso.

Finisterre - Foto: Iberia Mágica, 05/08/2015

Fuente: La Biblia en España - George Borrow

Por mi parte, cuando avisté el ancho océano y su salvaje costa, exclamé: 
-Tal es el foso de nuestra sepultura; estos páramos y tierras desoladas sobre las que hemos pasado son el terrible y penoso camino de la vida. Alentados por la esperanza luchamos contra los obstáculos del páramo, el pantano y el monte, para llegar...¿a qué?; a la sepultura pavorosa.


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