lunes, 29 de junio de 2009

Cueva y ermita de la Santa Cruz, Conquezuela

Hoy nos vamos a citar a nosotros mismos y traemos a colación, de la temática de esta página, un fragmento de un artículo de Argantonios, donde hablamos de la cueva y la ermita de la Santa Cruz, en Conquezuela, un lugar perdido en las altas tierras castellanas de la provincia soriana. El paraje fue sagrado en muy distintas épocas, neolítica, celtíbera y cristiana. Incluso se dice que son templarias unas tumbas antropomorfas que se hayan en lo alto del promontorio, lo cual no sería extraño cuando se habla de templarios y lugares ancestralmente sagrados.

















Volviendo al Santuario de la Conquezuela, una buena explicación sobre este santuario la podemos encontrar en un diálogo que mantuvo Juan Ignacio Cuesta, posiblemente el mayor admirador de este lugar que seguramente existe, con Jesús Callejo en el programa radiofónico La Rosa de los Vientos de Juan Antonio Cebrián; ahí ponemos un fragmento de dicha conversación:

-Juan Ignacio Cuesta. Jesús, tú has estado conmigo en Conquezuela. Tús sabes perfectamente que aquel lugar no figura en ninguna guía nada más que en la de Ángel Almazán.
-Jesús Callejo. ¡Bueno, ya va figurando en más guías! ¡eh!
-Juan Ignacio Cuesta. ¡Hablame de Conquezuela!, ¿qué es aquello?, un santuario prehistórico lustral importantísimo....
-Jesús Callejo. Además tiene mucho que ver con la Silla de Felipe II, porque también era un ara de sacrificios..........(Conquezuela) es una zona geológica impresionante, que se ve que ha sido rehabilitada por distintas culturas de la prehistoria, entonces ahí hay todo lo que es un altar íbero (*celtíbero), un altar de sacrificios, además se ven los canalones donde transcurría la sangre, una escalera labrada en la piedra y después hay unas cuevas con unas "cazoletas" tremendas
-Juan Ignacio Cuesta. 2359 "cazoletas"
-Jesús Callejo. Es el lugar de España donde más cazoletas hay, y al lado, como no, para cristianizar ese lugar, también hay una ermita cristiana.
-Juan Ignacio Cuesta. Índalos bailando.
-Jesús Callejo. Por eso cuando ves todos estos tipos de elementos, paganos y cristianos, lo que hace muchas veces el cristianismo, es cristianizar los lugares de poder o de culto pagano, te está indicando ya, una clara simbología, de que ese lugar ha sido un lugar de culto, un lugar de rituales, entonces cuando ves tantas cazoletas, que siempre ha llamado mucho la atención porque tiene que ver mucho con el culto al agua, no obstante
-Juan Ignacio Cuesta.....había una laguna de 50.000 metros cuadrados, que se desecó en el año 52 (1952)


















Abundando en la laguna, diremos que tiene toda la pinta, por la dirección del canalón del altar de los sacrificios, de que los rituales eran en honor al dios (o a la diosa, como afirmó Juan Ignacio Cuesta) que habitaba en el fondo del lago según sus creencias, pues la sangre de la víctima era derramada en dirección a dicho lago, a día de hoy desecado, como bien afirman, para ganar tierras al cultivo en época franquista. Lo del sacrificio a la divinidad del lago, es muy probable, pues era una tradición muy extendida entre los pueblos de influencia celta, el divinizar los lagos con la figura de un dios o una diosa, de eso tenemos ejemplos, no solo en la cultura celta de la Península Ibérica, como pueden ser las creencias que dieron lugar a las Leyendas del Lago de Sanabria, sino sobre todo en las islas de Gran Bretaña e Irlanda, donde tenemos muchos ejemplos de ello. Éste, fue el lugar en el que más detenidamente paramos a disfrutarlo, es muy atrayente, y rápido se da cuenta uno de que el paraje fue un lugar de culto para distintos grupos de hombres y civilizaciones, y sigue siéndolo, pues todo los años se hace una romería a la ermita desde el pueblo de Conquezuela, así hay una fuente que parece de parque de ciudad y desentona un poco, unos banquitos y lo que está muy bien, una papelera para depositar la basura, por lo que el lugar está cuidado.

















En primer lugar contemplamos el altar de los sacrificios celta muy cercano a la carretera, donde claramente se aprecia la escalera que sube a lo alto del mismo y el canal por donde se derramaba la sangre de la víctima hacia lo que fue la laguna. Es bastante parecido al ara o altar de los sacrificios vetón conocido incorrectamente como la Silla de Felipe II, o al del castro de Ulaca en Solosancho (Ávila), aunque este último mucho más apreciable que los dos anteriores. Subiendo por el breve camino y dejando en la parte baja el altar rupestre llegamos a la ermita de la Santa Cruz pegada a un promontorio rocoso de cierta altura, y siendo una prueba más de la cantidad de lugares de culto pagano que han sido cristianizados. Al fondo, recogida nos encontramos una pequeña gruta, que toma el nombre también de la ermina, y así es conocida como la cueva de la Santa Cruz, que es lo más impactante y misterioso del lugar, justo a la entrada están los restos de una pequeña bóveda de cañón románica, en su interior al fondo, las filtraciones del agua han formado una especie de pila natural sobre la roca, donde se acumula el agua, y que es como un regalo de la naturaleza, agradecida por los cultos a ella practicados en dicho lugar. Justo a la izquierda de la pila natural nos encontramos algunos símbolos, como una cruz posiblemente dejada por un eremita y como no, una cantidad enorme de círculos, que nos llegamos a preguntar si eran naturales o hechos por el hombre, y que la consulta de este documento radiofónico nos ha sacado de dudas, son las conocidas como "cazoletas" que estaban relacionadas con el culto al agua. También, a la entrada de la cueva contemplamos una inscripción, que no logramos descifrar del todo.

La pared de la cueva tenía un tinte verde fluorescente, por los líquenes y pequeños microorganismos que allí encuentran su hábitat y que contribuyen a embellecer la cavidad. Ahí permanecimos resguardados un buen rato del fuerte viento que hacía aquel día por aquellas tierras de dureza en lo climatológico, no obstante la altitud media de aquella comarca ronda los 1100 metros de altitud, y tras empaparnos del sosiego de aquel lugar de retiro, emprendimos la marcha hacia el Castillo de Riba de Santiuste ya citado, no sin antes reflexionar sobre como un lugar puede llegar a convertirse en sagrado para tan distintas culturas a lo largo de los siglos y milenios.
(argantonios.blogspot.com)

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