Hoy nos acercamos a la rica comarca, en patrimonio histórico y natural, de los Montes de Toledo, para repetir visita a un conjunto megalítico, como es el Crómlech de Totanés, el cual ya visitamos, en este espacio virtual, en 2018; y hablamos de nuevo de él, pues en esta ocasión lo hemos visitado in situ, el pasado 6 de diciembre y no a la distancia, como en aquella ocasión, pudiendo dejar constancia de algunas impresiones personales que da la visita, aunque sean las de un lego en la materia. Hemos transcrito, a continuación, el texto del cartel explicativo existente en este enclave, el cual no profundiza demasiado en el megalito, pero sí da una serie de datos interesantes sobre la posible utilización del mismo. Es lógico que tampoco profundice demasiado, pues falta un estudio en profundidad sobre el mismo, debido a su recientísima catalogación. Si bien ya se hablaba de su existencia desde unos pocos años antes, verdaderamente no se hizo el primer estudio científico hasta el año 2019, a cargo de la asociación arqueológica Cota 667, es decir, un año después de que lo trajéramos, por primera vez, a Iberia Mágica.
Trascendiendo a las explicaciones y datos de contenido histórico, he de decir que el lugar no resulta indiferente, no ya por la composición actual, encuadrado en una calvera, dentro de un pequeño pinar de repoblación reciente, sino por las sensaciones que se perciben en este solitario enclave, junto a una estrecha carretera, por la que apenas circulan vehículos. No sé si es la sugestión que, casi siempre se tiene, al visitar uno de estos enclaves, pero yo apostaría a que es algo más, que se percibe, pero que tiene difícil explicación. En estos lugares se sienten las energías de la Tierra y es por ello que se elegían unos lugares y no otros, más allá de que en éste, existen unas afloraciones rocosas de granito, la piedra característica de esta zona ya vettona, yéndonos a la posterior Edad del Hierro, en relación a la que nos ocupa, de las que seguramente se extrajeron gran parte de las rocas que componen este círculo lítico. De telón de fondo hacia el sur, se encuentra la hilera que compone el sistema montañoso de los Montes de Toledo y, hacia el norte, el horizonte lo preside el cerro-testigo y piramidal de Noez, que seguramente pudo tener un alto contenido simbólico para los constructores y moradores de este crómlech, además del cercano Monte o Sierra de Layos, que también tiene entrada en este blog.Por último, nos llamó la atención su ubicación en el vértice que compone la unión de dos pequeñas corrientes fluviales, como son el Arroyo de los Rasos y el Arroyo del Alcabozo, sobre el que desemboca el primero, en lo que sería una especie de "pequeña Mesopotamia". Igualmente, sobre el terreno pudimos observar la existencia de cerámica fragmentada, de aparente antigüedad, sobre la que no podemos aportar, por desconocimiento, ninguna precisa información.
Fotografías: Iberia Mágica - 06/12/2024 |
Texto: cartel explicativo a pie de yacimiento
Desde que era niño, D. Ildefonso Gutiérrez Villarreal, exalcalde de Totanés, había visto el círculo de piedras en la finca privada que cuidaba su familia sin poder explicar qué era. Cuando varios miembros del equipo Cota 667 estaban documentando el verraco de la plaza, Ildefonso se acercó y les presentó el asunto.
Función del Crómlech: se teoriza sobre lugares de encuentro y reunión y sus usos astronómicos. Para los primeros agricultores esto último era de gran importancia y utilidad, además de implicar muy probablemente la celebración de ciertos actos o festividades.
Con todos los hallazgos que se obtuvieron en el periodo de excavación (agosto-septiembre de 2019), sabemos que el entorno del crómlech fue habitado durante un periodo de tiempo relativamente extenso.
El tiempo más antiguo detectado por ahora parece situarse a finales del Neolítico, hace unos 5000 años como nos datarían unas piezas de sílex encontradas en su interior.
Se ha confirmado que la estructura era antrópica, siguiendo un modo de construcción mediante el aprovechamiento de zonas de la roca madre y el transporte de piedras de los alrededores -del propio dique- para ser colocadas con piedras menores que eran utilizadas como calzos, dándole forma al anillo. Por otro lado, gracias a la aparición de un punto central, hace suponer que ahí iba situado un poste, bien fijo, bien colocado ahí en ocasiones especiales, que proyectaba su sombra sobre las rocas equinocciales y solsticiales.
Pico Noez visto desde la entrada al yacimiento |
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