miércoles, 25 de diciembre de 2013

El Zangarrón de Montamarta, Montamarta

Seguimos -y seguiremos estas fechas- trayendo manifestaciones de los festejos relacionados con el Solsticio de Invierno. Nos acercamos a la Comarca de Tierra del Pan, a Montamarta, para hablar de una peculiar mascarada, la de El Zangarrón de Montamarta. Es un festejo de claro tinte ancestral precristiano, como otras tantas mascaradas, aunque se haya producido un sincretismo con el cristianismo, en el ritual que le envuelve, que en cierto modo, le ha hecho sobrevivir, cosa que no ha ocurrido en otros tantos casos. Según autores como Julio Caro Baroja o el antropólogo zamorano Francisco Rodríguez Pascual es una de las mascaradas zamoranas mejor conservadas. Parte del recorrido de el Zangarrón le lleva a la Ermita de la Virgen del Castillo, un cerro a las afueras del pueblo del que no he encontrado documentación, más allá de la existencia de la ermita, pero que, por el propio nombre de la virgen, puede que fuera un antiguo poblamiento de la Edad del Hierro, aunque esto es una mera afirmación, sin base empírica, del que esto escribe. El propio aspecto del cerro, la existencia de la ermita, la denominación de la virgen como "del Castillo" y el ritual de origen pagano del Zangarrón, vinculado al mismo, me ha hecho plantear dicha hipótesis. El Zangarrón sale en dos fechas, el día de Año nuevo y el día de Reyes, el primero de los días con una apariencia tenebrosa y el segundo de ellos con un aspecto más jovial y colorido. De aquí extraigo un paralelismo con todos los rituales del viejo Sol y el nuevo Sol que envuelve a los festejo del Solsticio de invierno, es decir, con lo que se viene denominando como el renacimiento del Sol.
Hemos encontrado un documental sobre el mismo, que ponemos a continuación, en el que se recogen muchas más interpretaciones de las que yo he planteado, además de haber transcrito gran parte de lo que en el mismo se dice.

El Zangarrón de Montamarta -captura del documental-

Escultura del Zangarrón, Montamarta - fotos.panageos.com

*Fuente: Documental de Euroideas3 Producciones

El Zangarrón de Montamarta, localidad cercana a Zamora capital, es una de las mascaradas invernales más auténticas de las que han pervivido en la provincia. La Ermita de la Virgen del Castillo, que también llaman "del Conde", es el escenario de la ceremonia ritual central, aunque la presencia del Zangarrón se extiende a todo el pueblo, que participa en las fiestas navideñas para perpetuar al personaje. 
Entre sus características únicas está el hecho de resurge dos días: el 1 y el 6 de enero y en cada uno de ellos viste de forma diferente, aparentemente tenebroso en año nuevo y casi primaveral en Reyes.
Cambia la apariencia pero no el rito ni la simbología que aporta en elementos como el tridente de hierro, que se ha roto en ocasiones, o los tres cencerros atados a la cintura, que acompañan sus movimientos, a los que añadían antiguamente vejigas hinchadas. Se mantiene la creencia de que si el Zangarrón muere con la máscara puesta, no puede ser enterrado en cementerio sagrado, lo que remite a normas de la época medieval, marcada por los intentos de la Iglesia de acabar con supersticiones paganas. A la hora de comer, los mozos del pueblo, compartirán mesa y mantel en silencio, sin poder hablar y el Zangarrón lo hará aparte, solo, en lo que se denomina "comida de mutis". Es un personaje masculino único, ligado, según algunos, a una antigua cofradía de San Esteban, y a un sentido de rito de paso, de mozo a edad adulta, lo que es común a otras mascaradas.
En la actualidad los jóvenes sortean al Tres de oros que dos de entre ellos serán Zangarrón los días 1 y 6, pero antiguamente era un solo mozo y no se sabía la identidad hasta que no se quitaba la careta en la Iglesia. También se recuerda que el Zangarrón era elegido entre los más pobres del pueblo, para así conseguir donativos con los aguinaldos y que durante muchos años fue una misma persona quien salía los dos días ante la falta de candidatos. En la actualidad sobran los dispuestos, es un privilegio y un verdadero esfuerzo físico, el resto de mozos o quintos, ahora también mujeres participa de la fiesta, a veces vestidos de capa, como en la ceremonia central con autoridades civiles y eclesiásticas. 
[...]El día de año nuevo la careta es negra, el pantalón marrón y amarillo y la blusa no lleva adornos ni aderezos. En Reyes, la careta es roja, el pantalón rojo y amarillo y la blusa colorida, con adornos como flores de papel o cintas. 
A primera hora de la mañana el Zangarrón inicia el recorrido por las casas del pueblo, a las que llama para felicitar las fiestas y pedir el aguinaldo. Lo hace con rapidez, corriendo casi todo el rato y saludando con tres fuertes golpes de tridente a quienes se cruza y dicen que antaño subiendo las faldas de las mujeres. Tres golpes secos que algunos investigadores interpretan como suerte y fertilidad, pero para otros apuntan a una muestra de penitencia y, como casi todas las mascaradas, está abierta a otras interpretaciones, a la de quién ve un ser sobrenatural benéfico o a la que percibe uno demoniaco. También utiliza elementos mágicos cuando traza círculos, a la puerta de la Iglesia con las autoridades o ya en la plaza del pueblo; círculos de protección para unos, con un sentido que va más allá del geométrico. A media mañana inicia la parte más ceremoniosa del rito. Cruza el arroyo situado junto al puente romano y corre hasta subir a la ermita. Espera en el atrio y al final, sólo al final de la misa mayor, entrará sin la máscara bajada, hará tres reverencias y llegará hasta el altar, donde con su tridente clava las hogazas de pan que han ofrendado, previamente, las mujeres. Después sale de espaldas, sin dejar de mirar al altar y haciendo genuflexiones, para ya fuera dar tres grandes saltos. El Zangarrón reparte luego panes bendecidos. Hoy es tradición, pero en otras épocas era un reparto para los pobres y para muchos otra muestra antropológica de ritos mágicos vinculados a la fertilidad de la tierra y al carácter benéfico popular que subyace en estos personajes. Después vuelve al pueblo hasta seguir pidiendo el aguinaldo y a saludar, de nuevo, a las autoridades y vecinos.  


Ermita de la Virgen del Castillo -captura del documental-


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