En una de las grutas de Fuencaliente se construyó una ermita -la de San Isidro-, en una curiosa simbiosis que seguramente nos indica que aquel lugar ya pudo ser venerado mucho antes de la construcción de la misma. No obstante, en Fuencaliente quedan restos de festejos de clara naturaleza pagana como el de la Candelaria, el 1 de febrero, donde en la víspera se encienden hogueras -"lumbres"- para alentar al Sol en su "recorrido" hacia la primavera que poco a poco ya se acerca; así, esta fecha se encuentra a mitad de camino del solsticio de invierno al equinoccio de primavera. Como dato curioso, dentro del culto al Sol de los pueblos antiguos, y volviendo a nuestra protagonista de hoy, la Cueva de Peña Escrita, existen representaciones solares en la misma, por lo que, salvando las distancias, podríamos hacer un paralelismo entre aquellos antiguos cucones -curioso gentilicio de Fuencaliente- y los actuales, pues no obstante la mayoría de nuestras festividades se siguen rigiendo por los ciclos de la naturaleza y el cambio de las estaciones, aunque apenas ya reparemos en ello.
Hasta pronto.
La antigüedad de las mismas no se reconoce hasta el descubrimiento de Cogull (Lérida) en 1907. Entre 1924 y 1933, el investigador francés H. Breuil les dará el reconocimiento definitivo al publicar varios trabajos en los que lleva a cabo una exhaustiva recopilación y descripción de los yacimientos de toda España.
La Cueva de Peña Escrita está situada a unos cuatro kilómetros de la localidad de Fuencaliente, en el paraje conocido como Sierra de Hornilleros. Contiene un importante conjunto de pinturas rupestres que fueron declaradas, junto a las de La Batanera, zona Arqueológica en 1924, Bien de Interés Cultural por la Ley de Patrimonio Histórico Español y la Ley de Patrimonio de Castilla La Mancha y Monumento histórico artístico nacional.
Es uno de los conjuntos de pinturas rupestres de tipo esquemático más grandes y mejor conservados.
Las pinturas están hechas a partir de arcilla rica en óxido de hierro y componentes orgánicos de tipo proteico, utilizados como aglutinante.
El tema más representado son las figuras humanas (antropomorfo), muy estilizadas, (miden entre 20 y 30 cm.) que, generalmente, aparecen formando parejas de hombre-mujer, unas veces representadas en cabeza y tocado de plumas y cuernos, y otras acéfalas; en escenas de danza ritual y de caza, persiguiendo toros y cabras, con los contornos definidos en tinta oscura y el interior de colores planos, principalmente ocres y rojos. Junto a ellas se disponen motivos de animales (zoomorfos), representaciones solares (soliformes), estructuras (tectiformes) y otros que se asemejan a motivos vegetales (ramiformes).
(turismocastillalamancha.com)
Ermita de San Isidro, Fuencaliente