El año pasado se cumplieron cien años desde que
Daniel Serrano Gómez -hermano de
Pascual, quien las estudió- y su hijo
José descubrieron casualmente, en un paraje conocido como
El Bosque, las pinturas rupestres de la
Cueva de la Vieja, en
Alpera. Estamos ante una de las más importantes muestras del arte levantino, pues en un mismo panel se mezclan tres estilos: el figurativo, el esquemático y el abstracto. El paso del tiempo -están fechadas entre los 10.000 a 6.000 años- y su ubicación prácticamente a la intemperie, pues estamos más que, ante una cueva, ante un abrigo no lo suficientemente protegido, han ido deteriorando poco a poco estas figuras realizas con pigmentos minerales y grasas animales. Se pueden apreciar figuras de animales como ciervos, toros, rebaños, además de unas figuras antropomorfas, que se han interpretado como chamanes -en una apreciación quizás algo arriesgada- y dos figuras femeninas.
Pero además de las pinturas, hay que destacar la aparición de dos piezas líticas en las proximidades de dicho abrigo. Una punta de flecha de sílex y una figurita o ídolo (posterior unos cuantos miles de años a las pinturas, lo que demuestra el largo uso en el transcurso de los milenios de la misma), descritas en el texto que hoy traemos por
Daniel Serrano Várez, hijo de
José, el niño que participó en el descubrimiento junto a su padre,
Daniel Serrano Gómez, abuelo, por tanto, del autor de las siguientes líneas.
La mayoría de autores que han estudiado los ídolos coinciden en asignarles un valor simbólico-religioso relacionado con la vida de ultratumba. Siret, fue el primero que encontró sus antecedentes en Chipre para los ejemplares decorados, donde abundan en el año 2000 a. C.; éstos tienen sus precedentes en los ejemplares lisos que, desde el Neolítico, se encuentran en todo el Mediterráneo oriental. [...] Los ídolos semejantes al aquí representado, si consideramos se derivan de los de Chipre, hay que fecharlos a partir del 2.000 a. C., fecha que coincide con el contexto arqueológico en que se encuentran, propios del Bronce I con algunas perduraciones.Dentro de la abundante variedad de objetos mágicos-religiosos del Bronce I, relacionados generalmente con las sepulturas colectivas, se puede clasificar el ídolo que aquí damos a conocer, dentro del Tipo VIII "Ídolos de placa" de Almagro Gorbea y, dentro de éstos, teniendo en cuenta su decoración a la variante "C", formada por placas con decoración sencilla.[...] Como decía al principio, el ídolo fue encontrado muy cerca de La Cueva. Recientemente, 1977, miembros del Departamento de Historia Antigua de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valencia, en unas prospecciones por la zona, descubrieron un poblado de la Edad del Bronce muy cerca de La Cueva, en su descripción, página 49, dicen: "En el paraje del Bosque, junto a las Cuevas del Queso y de la Vieja, sobre una abrupta ladera, se localizaron los restos de un poblado de la Edad del Bronce, recogiéndose superficialmente cerámicas a mano y sílex, entre los cuales varios dientes de hoz".Consultado Aparicio Pérez, descubridor del poblado, sobre la situación Cueva-poblado, me informa que, por arrastre eólico y pluvial, los materiales del poblado podrían llegar a los alrededores de la cueva, pues el poblado está prácticamente encima. El ídolo puede proceder de ambos yacimientos, Cueva y poblado.(Daniel Serrano Várez, "Materiales arqueológicos procedentes de la Cueva de la Vieja en Alpera, Albacete." 1986.)
Representación de las pinturas rupestres de La Cueva de la Vieja, Alpera