En el concejo de Sintra encontramos una fuente romana -la Fonte de Armés- con una interesante inscripción dedicada al emperador Augusto. Sabemos por ésta que el dedicante, un tal Lucio Julio Caudico Melo, era un flamen, es decir, pertenecía a una casta sacerdotal adscrita al colegio de los flamines. Estos sacerdotes se encontraban entre los más importantes de la antigua Roma, casi al nivel de los pontífices. Resulta curioso el origen etimológico del nombre, de clara raíz indoeuropea, que lo emparenta con el término brahmán, aquellos sacerdotes de la religión hinduista, y hace referencia al soplo -flatus- con el que encendían el fuego sagrado. Esta institución religiosa romana nació durante la monarquía y estuvo a punto de desaparecer durante el periodo final de la República para resurgir después con el primer emperador romano como una forma de adulación a los emperadores en sustitución a la adoración de los dioses, a cuyo culto estuvieron siempre dedicados, principalmente a Júpiter y Marte. Seguramente esta fuente, que el flamen Lucio Julio Melo Caudico consagró a la figura de Augusto, estuviera previamente consagrada a uno de esos dioses y -ahí lanzamos nuestra especulación- quién sabe si no pudo tener un culto anterior a la llegada de los propios romanos, como ocurre con otras fuentes o manantiales.
*Fuente: portugalromano.com
La Fonte de Armés, en el pueblo del mismo nombre, es otro ejemplo de la arquitectura civil pública, de la que los romanos dejaron muchos ejemplos en todo el imperio. La fuente se encuentra tres metros debajo del nivel actual de la tierra, ahora cubierto por una losa de hormigón y una bomba manual para extraer agua.[...]La inscripción es la siguiente:
L.IVLIVS.MAELO.CAVDIC.FLAM.DIVI.AVG.DFS
Esto es:
L (ucius). IVLIVS.MAELO.CAVDIC (nosotros). FLAM (es). DIVI.AVG (Usti). D (e) S (U) F (ECIT),
Traducción: "Lucio Julio Caudico Melo, flamen del divino Augusto hizo (este monumento) a su costa."
Un flamen era un sacerdote romano, por lo general destinado al culto de Júpiter o Marte. La inscripción está revelando de esta manera el poder socio-económico de una ciudad flamen y su dedicación al emperador Augusto sugiere la posibilidad de que la fuente tiene una naturaleza sacralizada. Según el arqueólogo Cardim Ribeiro, está relacionado con el "culto de las aguas" asociado después al culto imperial. Además, el tamaño de las letras indica que éstas se diseñaron con la intención de ser vistas a gran distancia, lo que hace suponer que la fuente sería parte de un conjunto de grandes dimensiones, con un grado de monumentalidad compatible con el tamaño de la fuente.Fechada en el siglo I d. C., la fuente aún continua en uso.
viernes, 30 de marzo de 2012
miércoles, 28 de marzo de 2012
Peña Lucía, Tramaced
Nos acercamos a la comarca de La Hoya de Huesca, una tierra rica en rocas conocidas como Piedras Fecundantes. Se trata de grandes rocas y cuevas talladas artificialmente en las cuales se generaron formas y cavidades semejantes a falos y aparatos reproductores femeninos, habiendo sido relacionadas con ritos de fertilidad femenina. En concreto hoy queremos mencionar Peña Lucía, en Tramaced, junto a la cual encontramos una necrópolis. Estas rocas son conocidas también como Piedras de los Moros, pero a diferencia de otras denominaciones similares a esta última, en este caso el trabajo realizado en ellas sí pertenece verdaderamente al periodo musulmán -siglo X-, siendo, por tanto, mucho más cercanas en el tiempo de lo que pudiera parecer a primera vista y de lo que suele ser habitual en esta página, al menos eso mantiene la versión oficial en la actualidad y así aparece en los carteles explicativos que el Gobierno de Aragón ha colocado junto a ellas. Quizás esos místicos del islam conocidos como sufís pudieron ser sus artífices, aunque esto es una aventurada hipótesis del que esto escribe, pues poca más información he encontrado al respecto.
*Fuente: Manuel Benito Moliner, Comarca de la Hoya de Huesca
En Tramaced la disposición de los elementos descritos: pasillo y cámara, hacen que al salir de ella, tras la estancia preceptiva, tengamos que reproducir los movimientos de un parto. Al abandonar la cámara damos un cuarto de vuelta de pie y metemos la cabeza en el pasillo presentando esta posición al salir, mientras que en el resto lo más fácil es aparecer de culo. Esta piedra es conocida como Peña Lucía y está entre varias erecciones pétreas llamadas Los Capitiellos; en la que está contigua tenemos curiosamente una necrópolis excavada en la roca con sepulturas en forma de bañera y orientadas: la muerte y la vida, el principio y el fin.
*Fuente: Manuel Benito Moliner, Comarca de la Hoya de Huesca
En Tramaced la disposición de los elementos descritos: pasillo y cámara, hacen que al salir de ella, tras la estancia preceptiva, tengamos que reproducir los movimientos de un parto. Al abandonar la cámara damos un cuarto de vuelta de pie y metemos la cabeza en el pasillo presentando esta posición al salir, mientras que en el resto lo más fácil es aparecer de culo. Esta piedra es conocida como Peña Lucía y está entre varias erecciones pétreas llamadas Los Capitiellos; en la que está contigua tenemos curiosamente una necrópolis excavada en la roca con sepulturas en forma de bañera y orientadas: la muerte y la vida, el principio y el fin.
martes, 27 de marzo de 2012
La Torre Ciega, Cartagena
Si no hace mucho visitamos uno de los tres ejemplos de torres-funerarias romanas en la Península, hoy hacemos lo propio con otra de ella, la Torre Ciega de Cartagena. Hasta mediados del siglo XX, antes de que fuera descubierto el teatro, era el único monumento romano que quedaba en pie en la antigua Carthago Nova. El monumento estaba dedicado a Tito Didio, procónsul de la Hispania Citerior en el 94 a. C. Como ha ocurrido con tantos otros monumentos antiguos, las leyendas sobre tesoros escondidos en él le hicieron correr peligro, llegando al propio siglo XX en un estado de avanzado deterioro, siendo finalmente restaurado. Las excavaciones en torno a este mausoleo nos han dado la información de que ésta formaba parte de una gran necrópolis romana.
*Fuente: ArteHistoria, Junta de Castilla y León
El más antiguo de los monumentos turriformes conservados en la Península Ibérica es el de Cartagena que tradicionalmente se ha venido conociendo como la Torre Ciega, y que resulta al mismo tiempo el menos canónico de todos ellos. En el año 1598, un cartagenero, Francisco de Cascales, lo describió con prolijidad, y desde entonces ha despertado la atención de los investigadores. Nicolás de Montanaro la dibujó ya a principios del siglo XVIII. Poco a poco, y como testimonia una amplia serie de documentos de los siglos XVIII y XIX, el edificio se fue deteriorando, hasta llegar a amenazar ruina total a mediados del siglo XX, por lo que fue objeto, en los años 40, de un primer intento de consolidación a cargo de A. Beltrán, y de una obra ya más completa en los años 60, dirigida por Pedro Sanmartín. Según lo que puede observarse en los dibujos y las descripciones antiguas, el monumento constaba de un basamento de tres hiladas de sillares, coronado por una moldura, sobre la que se alzaba el cuerpo principal, ligeramente retranqueado y coronado por otra moldura; el remate lo constituía un tronco de cono terminado en una semiesfera; lo más interesante de todo ello, aparte de la forma general del edificio, es el revestimiento que cubría tanto el cuerpo principal como el remate troncocónico: un reticulado formado por pequeñas pirámides de piedra volcánica clavadas en la masa del mortero aún fresca, dejando visible al exterior sólo su base, que aparece dispuesta en forma de tombo; la sucesión de estas pirámides confiere a la superficie un aspecto de tablero reticular que le da el nombre de opus reticulatum con que se designa esta técnica.
*Fuente: ArteHistoria, Junta de Castilla y León
El más antiguo de los monumentos turriformes conservados en la Península Ibérica es el de Cartagena que tradicionalmente se ha venido conociendo como la Torre Ciega, y que resulta al mismo tiempo el menos canónico de todos ellos. En el año 1598, un cartagenero, Francisco de Cascales, lo describió con prolijidad, y desde entonces ha despertado la atención de los investigadores. Nicolás de Montanaro la dibujó ya a principios del siglo XVIII. Poco a poco, y como testimonia una amplia serie de documentos de los siglos XVIII y XIX, el edificio se fue deteriorando, hasta llegar a amenazar ruina total a mediados del siglo XX, por lo que fue objeto, en los años 40, de un primer intento de consolidación a cargo de A. Beltrán, y de una obra ya más completa en los años 60, dirigida por Pedro Sanmartín. Según lo que puede observarse en los dibujos y las descripciones antiguas, el monumento constaba de un basamento de tres hiladas de sillares, coronado por una moldura, sobre la que se alzaba el cuerpo principal, ligeramente retranqueado y coronado por otra moldura; el remate lo constituía un tronco de cono terminado en una semiesfera; lo más interesante de todo ello, aparte de la forma general del edificio, es el revestimiento que cubría tanto el cuerpo principal como el remate troncocónico: un reticulado formado por pequeñas pirámides de piedra volcánica clavadas en la masa del mortero aún fresca, dejando visible al exterior sólo su base, que aparece dispuesta en forma de tombo; la sucesión de estas pirámides confiere a la superficie un aspecto de tablero reticular que le da el nombre de opus reticulatum con que se designa esta técnica.
lunes, 26 de marzo de 2012
El Dolmen de Entretérminos, Collado Villalba
Hoy queremos citar el único dolmen conocido en la provincia de Madrid: el Dolmen de Entretérminos, entre los términos municipales de Collado Villalba y Alpedrete, de ahí su nombre. Escaso bagaje, se puede decir, aunque aquí no nos vale el dicho de "menos da una piedra", pues hubiera sido una gran noticia el que éste hubiera conservado, al menos, alguna de ellas. Quede constancia, al menos en el recuerdo, de su pasada existencia.
*Fuente: Ángel Yela Funcia, anyefun.blogspot.com
En la confluencia de los términos de Collado Villalba y Alpedrete se halla el único dolmen catalogado que tiene la Comunidad de Madrid, denominado por ello "dolmen de entretérminos". Actualmente resulta irreconocible por haberse utilizado sus piedras en la guerra civil española.Se trata de un sepulcro tumular de cámara y corredor, de unos 30 metros de diámetro, que ha arrojado vestigios de importancia para el estudio de la neolitización en la Meseta. Están datados entre mediados del tercer milenio y primer tercio del segundo milenio a. C. (Calcolítico o Bronce I). Su ubicación se encuentra en la confluencia del camino de la cal y la tapia de la finca Monte Andaluz, cercana a la estación de Los Negrales.
Fue descubierto en 1934 por el Marqués de Loriana, que junto al hallazgo encontró un hacha de cobre, una diadema de oro, un puñal, un cuchillo, una punta de lanza con pedúnculo alargado en cobre y abundantes restos de cerámica, destacando los fragmentos de dos vasos campaniforme del tipo conocido como marítimo, con decoración de zonas paralelas, lisas y rellenas de un punteado irregular. Estos materiales pueden contemplarse en el Museo de los Orígenes, casa de San Isidro, Madrid, o algunas de sus réplicas en la Casa de la Cultura de Collado Villalba.
*Fuente: Ángel Yela Funcia, anyefun.blogspot.com
En la confluencia de los términos de Collado Villalba y Alpedrete se halla el único dolmen catalogado que tiene la Comunidad de Madrid, denominado por ello "dolmen de entretérminos". Actualmente resulta irreconocible por haberse utilizado sus piedras en la guerra civil española.Se trata de un sepulcro tumular de cámara y corredor, de unos 30 metros de diámetro, que ha arrojado vestigios de importancia para el estudio de la neolitización en la Meseta. Están datados entre mediados del tercer milenio y primer tercio del segundo milenio a. C. (Calcolítico o Bronce I). Su ubicación se encuentra en la confluencia del camino de la cal y la tapia de la finca Monte Andaluz, cercana a la estación de Los Negrales.
Fue descubierto en 1934 por el Marqués de Loriana, que junto al hallazgo encontró un hacha de cobre, una diadema de oro, un puñal, un cuchillo, una punta de lanza con pedúnculo alargado en cobre y abundantes restos de cerámica, destacando los fragmentos de dos vasos campaniforme del tipo conocido como marítimo, con decoración de zonas paralelas, lisas y rellenas de un punteado irregular. Estos materiales pueden contemplarse en el Museo de los Orígenes, casa de San Isidro, Madrid, o algunas de sus réplicas en la Casa de la Cultura de Collado Villalba.
jueves, 22 de marzo de 2012
El Cabezo Soler, Rojales
Hace poco, en una visita alrededor del yacimiento arqueológico de La Escuera -digo alrededor, pues éste se encuentra vallado-, observé un cerro, hacia el otro extremo del valle del Segura
cercano ya a su desembocadura, que me llamó la atención, con lo que no pude evitar, con posterioridad, buscar algo de información. Así, supe que es conocido como Cabezo Soler, muy cercano a Cabezo Lucero, del que ya hablamos en relación a la Dama de Guardamar y a donde algún día volveremos para hablar de su importante necrópolis. Una vez descubierto el topónimo identificativo del cerro, he sabido que alrededor de él existe una leyenda de esas que forman parte de la serie conocida como Leyendas de la Encantada y que, en muchas ocasiones, no suponen otra cosa que la ocultación, seguramente inocente en muchos casos, de huellas de un lejano pasado. Así, he encontrado información sobre la existencia de restos en este cerro que van desde la Edad del Bronce hasta el periodo musulmán y además, cosa que daba antaño motivo a la fabulación de antiguos monstruos moradores generadores de leyendas de todo tipo, es abundante -o al menos lo era hasta principios del siglo XX- en huesos fosilizados, sobre todo de grandes cetáceos. Por último, en el blog arqueologiaalicante.blogspot.com, he encontrado una conexión, a modo especulativo, entre la Necrópolis de Cabezo Lucero y Cabezo Soler que me ha parecido muy interesante y que aquí traigo.
Cabezo Soler visto desde la Necrópolis de Cabezo Lucero
*Fuente: Julio Asunción, arqueologiaalicante.blogspot.com
Desde la necrópolis se divisa toda el área de la desembocadura del Segura, que, en los tiempos en que fue habitado el poblado ibérico, formaba una laguna que se extendía frente al poblado.Hacia el Oeste se alza la forma cónica del Cabezo Soler, que bien pudo tener algún significado religioso para estas gentes por su manera de destacar en el horizonte donde se pone el sol, metáfora del fin de la vida, que tantas veces se ritualizó en este paraje.
Cabezo Soler visto desde la Necrópolis de Cabezo Lucero
*Fuente: Julio Asunción, arqueologiaalicante.blogspot.com
Desde la necrópolis se divisa toda el área de la desembocadura del Segura, que, en los tiempos en que fue habitado el poblado ibérico, formaba una laguna que se extendía frente al poblado.Hacia el Oeste se alza la forma cónica del Cabezo Soler, que bien pudo tener algún significado religioso para estas gentes por su manera de destacar en el horizonte donde se pone el sol, metáfora del fin de la vida, que tantas veces se ritualizó en este paraje.
miércoles, 21 de marzo de 2012
Necrópolis íbera de Tútugi, Galera
Volvemos al fascinante mundo íbero, a tierras de los antiguos bastetanos, para hablar de la Necrópolis íbera de Tútugi, la antigua ciudad íbera ubicada donde la actual población granadina de Galera. Nos encontramos ante una necrópolis íbera muy singular por ser la de mayor tamaño conocida, por la estructura de sus tumbas y por algún objeto de importante valor hallado en las mismas. Sobre su descubrimiento, de nuevo, como en la Cueva de la Mora Encantada de Torrejoncillo del Rey, un sueño "profético" de una vecina de Galera en 1914 anunció su existencia y esto provocó que gran cantidad de "buscadores de tesoros" del pueblo destruyeran algunos túmulos. Afortunadamente, sólo cuatro años más tarde, Juan Cabré y Federico de Motos realizaron una campaña arqueológica que fue la que dio a conocer a la comunidad científica este importante yacimiento. En cuanto a sus tumbas, destacan los túmulos de corredor con cámara mortuoria, apareciendo en la tumba número 20 una importante figurilla de alabastro, la Diosa o Dama de Galera. Se cree de origen fenicio, fechada en el siglo VII a. C., y ha sido identificada con la diosa Astarté. La dama se encuentra junto a dos esfinges y está sosteniendo un cuenco al que parece vertir líquido por dos agujeros en sus pechos.
*Fuente: spanisharts.com
Las historia de este yacimiento, como la de casi todos los "ibéricos", comienza en la edad de Bronce y desarrolla hasta nuestros días con una sucesión de pueblos, iberos, romanos, visigodos, musulmanes.El conjunto arquoeológico en si, esta compuesto por el poblado de Cerro del Real y la necrópolis de Tútugi, siendo esta, -la necrópolis íbera- la de más superficie de la Península.
Son más de 130 tumbas de grandes dimensiones, situadas bajo túmulos, de planta rectangular con una urna excavada en el suelo para contener los restos funerarios. Desgraciadamente, a comienzos del siglo XX muchas de las tumbas fueron expoliadas, perdiendose así numerosos restos. El Túmulo mayor mide unos 20 m. de diámetro y 5 m. de altura. Era de planta cuadrada y tenía un corredor de entrada -similar a los dólmenes de corredor-, cuyas paredes son de fábrica de sillería y su cubierta de losas en dos fases de aproximación -falsa bóveda-. Alrededor del túmulo existe un especie de talud relleno de piedras para la contención de la tierra. A distintas alturas se repite esta operación de asentamiento del túmulo. Diosa de Galera En su interior, situado en la cámara de más altura, hay un pilar para sujección de la cubierta, plana y de grandes losas.
Dentro de las tumbas se encontraron diversos útiles, ajuares y esculturas, de las que destaca la famosa Diosa de Galera. Es una escultura de alabastro, pequeña, que representa a la Diosa fenicia Astarte sentada en medio de dos esfinges y sosteniendo un cuenco.
*Fuente: spanisharts.com
Las historia de este yacimiento, como la de casi todos los "ibéricos", comienza en la edad de Bronce y desarrolla hasta nuestros días con una sucesión de pueblos, iberos, romanos, visigodos, musulmanes.El conjunto arquoeológico en si, esta compuesto por el poblado de Cerro del Real y la necrópolis de Tútugi, siendo esta, -la necrópolis íbera- la de más superficie de la Península.
Son más de 130 tumbas de grandes dimensiones, situadas bajo túmulos, de planta rectangular con una urna excavada en el suelo para contener los restos funerarios. Desgraciadamente, a comienzos del siglo XX muchas de las tumbas fueron expoliadas, perdiendose así numerosos restos. El Túmulo mayor mide unos 20 m. de diámetro y 5 m. de altura. Era de planta cuadrada y tenía un corredor de entrada -similar a los dólmenes de corredor-, cuyas paredes son de fábrica de sillería y su cubierta de losas en dos fases de aproximación -falsa bóveda-. Alrededor del túmulo existe un especie de talud relleno de piedras para la contención de la tierra. A distintas alturas se repite esta operación de asentamiento del túmulo. Diosa de Galera En su interior, situado en la cámara de más altura, hay un pilar para sujección de la cubierta, plana y de grandes losas.
Dentro de las tumbas se encontraron diversos útiles, ajuares y esculturas, de las que destaca la famosa Diosa de Galera. Es una escultura de alabastro, pequeña, que representa a la Diosa fenicia Astarte sentada en medio de dos esfinges y sosteniendo un cuenco.
martes, 20 de marzo de 2012
Los falos de piedra del cerro de la Hontanilla, Los Hinojosos
Hoy dejamos constancia de una tallas en piedra, que a modo similar de menhires, delimitaron un espacio considerado sagrado en el pasado. Hablamos de los Falos de piedra de Los Hinojosos que, curiosamente, no fueron proscritos ni destruidos por el cristianismo sino que se reutilizaron y cristianizaron en algún momento, creando un vía crucis con unos y coronando un calvario con otros, junto a la carretera que va a Quintanar de la Orden. Miguel Salas Parrilla nos cuenta que son de origen romano y, ciertamente, si indagamos en la mitología romana, nos encontramos con el culto al dios Mutunus Tutunus, una deidad fálica del matrimonio, asimilable al Príapo griego, y símbolo de la fertilidad. También, en relación a los cultos fálicos romanos hay que nombrar a las vestales, o sacerdotisas del templo de Vesta, lugar en el que custodiaban el fuego sagrado de Roma, además de adorar a un falo que representaba a los pénates o espíritus protectores de la ciudad.
Otro testimonio de culto al falo se dio en relación a unos amuletos protectores del "mal de ojo" conocidos como fascinus. El culto al Liber Pater, identificado con el Dionisios griego ya a finales del siglo III a. C., pasando a ser el dios Baco, se relacionaba igualmente con el culto al falo.
Pues bien, seguramente, a cualquiera de estos cultos fálicos, estarían asociados estos falos de piedra del cerro de la Hontanilla, cristianizados posteriormente en un curioso sincretismo entre la cruz y el falo.
*Fuente: Miguel Salas Parrilla, culturaspopulares.org
La esterilidad de la mujer siempre fue considerada como un oprobio en las culturas antiguas, pues la supervivencia del grupo estaba ligada a la reproducción. En casi todas las culturas antiguas, tanto las europeas, como las egipcias, asiáticas o sudamericanas, encontramos el culto al falo como un medio de garantizar no sólo la reproducción de la especie, sino también la fertilidad de la naturaleza. En Los Hinojosos (Cuenca) todavía encontramos ocho de estos falos y hasta 1928 se mantuvo la costumbre de que después de la boda, novios y convidados acudieran a danzar al Santo (donde están los falos) rememorando la ancestral costumbre pagana.
[...]Los falos de piedra de Los Hinojosos (Cuenca) -de 1,04 metros de altura- parece que se ubicaron desde hace más de 2000 años en el paraje conocido como cerro de la Hontanilla, en lo que debió ser un recinto religioso, probablemente abierto, donde recibirían culto ungiéndolos con aceite o perfumes y adornándolos con las primicias de los productos agrícolas de la tierra. Además recibirían veneración en las bodas y probablemente también en algún día señalado del año, con el fin de propiciar la fertilidad, no sólo de las mujeres sino también de las cosechas. Suponemos que el santuario donde estaban era un lugar sin paredes, abierto, con el fin de que los falos estuvieran expuestos a los dos principales elementos fertilizantes:
el sol y la lluvia. Su número rondaría entre los 20 y los 40 (pues a comienzos del siglo XX todavía quedaban por lo menos 14) y su disposición probablemente fuera circular, colocados en uno o dos círculos concéntricos.
Otro testimonio de culto al falo se dio en relación a unos amuletos protectores del "mal de ojo" conocidos como fascinus. El culto al Liber Pater, identificado con el Dionisios griego ya a finales del siglo III a. C., pasando a ser el dios Baco, se relacionaba igualmente con el culto al falo.
Pues bien, seguramente, a cualquiera de estos cultos fálicos, estarían asociados estos falos de piedra del cerro de la Hontanilla, cristianizados posteriormente en un curioso sincretismo entre la cruz y el falo.
*Fuente: Miguel Salas Parrilla, culturaspopulares.org
La esterilidad de la mujer siempre fue considerada como un oprobio en las culturas antiguas, pues la supervivencia del grupo estaba ligada a la reproducción. En casi todas las culturas antiguas, tanto las europeas, como las egipcias, asiáticas o sudamericanas, encontramos el culto al falo como un medio de garantizar no sólo la reproducción de la especie, sino también la fertilidad de la naturaleza. En Los Hinojosos (Cuenca) todavía encontramos ocho de estos falos y hasta 1928 se mantuvo la costumbre de que después de la boda, novios y convidados acudieran a danzar al Santo (donde están los falos) rememorando la ancestral costumbre pagana.
[...]Los falos de piedra de Los Hinojosos (Cuenca) -de 1,04 metros de altura- parece que se ubicaron desde hace más de 2000 años en el paraje conocido como cerro de la Hontanilla, en lo que debió ser un recinto religioso, probablemente abierto, donde recibirían culto ungiéndolos con aceite o perfumes y adornándolos con las primicias de los productos agrícolas de la tierra. Además recibirían veneración en las bodas y probablemente también en algún día señalado del año, con el fin de propiciar la fertilidad, no sólo de las mujeres sino también de las cosechas. Suponemos que el santuario donde estaban era un lugar sin paredes, abierto, con el fin de que los falos estuvieran expuestos a los dos principales elementos fertilizantes:
el sol y la lluvia. Su número rondaría entre los 20 y los 40 (pues a comienzos del siglo XX todavía quedaban por lo menos 14) y su disposición probablemente fuera circular, colocados en uno o dos círculos concéntricos.
sábado, 17 de marzo de 2012
Pilar-estela de la Necrópolis íbera de La Fuentecica del Tío Carrulo, Coy-Lorca
Volvemos al término municipal de Lorca, tan rico en testimonios arqueológicos, en concreto a la población lorquina de Coy. En el sur de la Sierra de Ceperos, a poco más de un kilómetro al norte de Coy, se halla el yacimiento arqueológico de La Fuentecica del Carrulo o del Tío Carrulo donde se halló parte de lo que fue un monumento íbero de los conocidos como pilar-estela típicos del sureste ibérico en la segunda mitad del I milenio a. C. Como parte integrante de este conjunto, destaca la escultura de un león, conocido como Bicha de Coy que hoy reposa en el Museo Arqueológico de Murcia y al que se atribuye carácter sagrado como "protector" o "guardián" de tumbas, aunque ante la carencia de fuentes clásicas que nos hablen de dichos monumentos, resulta complicado aproximarse a la verdadera función o simbología que encerrarían dichas esculturas, más allá de su carácter funerario contrastado por el contexto en el que han sido hallados.
*Fuente: Texto explicativo de la Exposición "¿Hombres o dioses? Una mirada a la escultura del Mundo Ibérico" - Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, Alcalá de Henares (2011)
Los restos de esta tumba tumular con remate escultórico, o "pilar estela", de la necrópolis de Coy aparecieron de manera casual, durante labores agrícolas e, en el paraje conocido como Fuentecica del Tío Garrulo, en la citada pedanía lorquina de Coy.
En un primer estudio, D. Manuel Jorge Aragoneses interpretó de modo correcto los hallazgos como pertenecientes a una necrópolis ibérica. En concreto, las piezas halladas correspondían a un magnífico ejemplar de león, tallado con rasgos orientalizantes y parte de lo que el Dr. Aragoneses interpretó como una gran "zapata" que correspondía, en realidad, a una gola con dobles volutas en las aristas, cuya función última era la de servir de soporte del león.
Correspondían, por tanto, a la parte superior y al remate de un pilar-estela al que le falta el "pilar" o columna que estaría levantada sobre la cubrición tumular de la tumba ibérica. Pese al estilo tipológico del león los investigadores, en la actualidad, piensan que la cronología de esta tumba monumento habría que fecharla en la segunda mitad -avanzada- del siglo I a. C.
Coy
*Fuente: Texto explicativo de la Exposición "¿Hombres o dioses? Una mirada a la escultura del Mundo Ibérico" - Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, Alcalá de Henares (2011)
Los restos de esta tumba tumular con remate escultórico, o "pilar estela", de la necrópolis de Coy aparecieron de manera casual, durante labores agrícolas e, en el paraje conocido como Fuentecica del Tío Garrulo, en la citada pedanía lorquina de Coy.
En un primer estudio, D. Manuel Jorge Aragoneses interpretó de modo correcto los hallazgos como pertenecientes a una necrópolis ibérica. En concreto, las piezas halladas correspondían a un magnífico ejemplar de león, tallado con rasgos orientalizantes y parte de lo que el Dr. Aragoneses interpretó como una gran "zapata" que correspondía, en realidad, a una gola con dobles volutas en las aristas, cuya función última era la de servir de soporte del león.
Correspondían, por tanto, a la parte superior y al remate de un pilar-estela al que le falta el "pilar" o columna que estaría levantada sobre la cubrición tumular de la tumba ibérica. Pese al estilo tipológico del león los investigadores, en la actualidad, piensan que la cronología de esta tumba monumento habría que fecharla en la segunda mitad -avanzada- del siglo I a. C.
Coy
jueves, 15 de marzo de 2012
Necrópolis ibérica del Cabezo del Tío Pío y el Vaso de los Guerreros, Archena
Junto al río Segura, en las cercanías de Archena, existe uno de esos cerros, llamados "Cabezos" en aquella zona, que esconde una gran riqueza arqueológica. Además de vestigios del Eneolítico, del Bronce y de la Cultura del Argar que se dan en este lugar, hoy nos centramos en su pasado prerromano del I milenio a. C., es decir, en el periodo íbero. En Cabezo del Tío Pío hubo un poblamiento contestano donde destaca su Necrópolis íbera y, sobre todo, una pieza de cerámica funeraria de suma importancia que hoy día reposa en el Museo Arqueológico Nacional: El Vaso de Archena o Vaso de los Guerreros. En este caso, como en el de nuestra anterior entrada, se representa una escena de caza, junto con una lucha de guerreros, donde vuelve a aparecer el jabalí como animal que simboliza la muerte, quedando claro el fin funerario de este vaso, aparte del contexto en el que fue hallado, pues éste se encontraba en la propia necrópolis de Cabezo del Tío Pío.
Cabezo del Tío Pío, Archena
*Fuente: Mar Alfaro, 2009 - Museo Arqueológico Nacional
...el significado simbólico de estas escenas de lucha posiblemente fuera rendir homenaje a un guerrero difunto, al héroe, al mejor de los ciudadanos, en honor del cual se celebraban combates rituales durante las ceremonias funerarias. En ellos participarían los aristócratas, dominantes de la sociedad y únicos poseedores de caballos, que los exhibirían orgullosamente en los monumentos escultóricos colocados sobre sus tumbas y en diversos elementos del ajuar fúnebre, tal es el caso de la cerámica. El jabalí y las escenas venatorias se encuentran relacionadas con todo este mundo de ultratumba. El carácter funerario del jabalí está ampliamente documentado entre los pueblos del Mediterráneo y las cacerías representarían la victoria del héroe sobre la muerte, siendo además pruebas iniciáticas que requerían gran destreza y valor.
Vaso de los Guerreros de Archena
Cabezo del Tío Pío, Archena
*Fuente: Mar Alfaro, 2009 - Museo Arqueológico Nacional
...el significado simbólico de estas escenas de lucha posiblemente fuera rendir homenaje a un guerrero difunto, al héroe, al mejor de los ciudadanos, en honor del cual se celebraban combates rituales durante las ceremonias funerarias. En ellos participarían los aristócratas, dominantes de la sociedad y únicos poseedores de caballos, que los exhibirían orgullosamente en los monumentos escultóricos colocados sobre sus tumbas y en diversos elementos del ajuar fúnebre, tal es el caso de la cerámica. El jabalí y las escenas venatorias se encuentran relacionadas con todo este mundo de ultratumba. El carácter funerario del jabalí está ampliamente documentado entre los pueblos del Mediterráneo y las cacerías representarían la victoria del héroe sobre la muerte, siendo además pruebas iniciáticas que requerían gran destreza y valor.
Vaso de los Guerreros de Archena
viernes, 9 de marzo de 2012
El carro votivo de Mérida
Hoy traemos al blog una pieza muy importante dentro del pasado prerromano emeritense. Más de una persona se sorprenderá al leer "pasado prerromano emeritense", pero son varios ya los historiadores, entre los que se encuentra Alicia M. Canto, que argumentan un pasado más antiguo al propio Augusto para la antigua Mérida. El carro votivo que José María Blázquez analiza, junto al de Almorchón, en un estudio del que extraemos unas líneas, pudiera ser una prueba en ese sentido, aunque también se podría argumentar que pudiera haber sido llevada a esta antigua ciudad una vez fundada -o refundada-.
Nuestra pieza de bronce protagonista de hoy no pretende entrar en dicho debate, pero ya que ha salido a relucir nos parece interesante recomendar la lectura del estudio "Sobre la verdadera fecha de la fundación de Mérida" de Alicia M. Canto que argumenta el origen prerromano de Mérida en celtiberia.net.
El carro votivo de Mérida representa una escena de caza con un marcado simbolismo que José María Blázquez interpreta de la siguiente manera:
*Fuente: José María Blázquez - Los carros votivos de Mérida y Almorchón
El conjunto se compone de un carro de cuatro ruedas, sobre cuya cajamarcha un jinete, acompañado de un perro, en persecución de un jabalí.
[...]No se puede dudar que el carro de Mérida y el de Cabeza de Buey sean objetos votivos consagrados al sol. Los carros votivos, ya desde la prehistoria,tienen este carácter frecuentemente. Incluso en el mundo judío, los carros sagrados se les interpreta unánimemente en este sentido y en las Sagradas Escrituras se asocian al caballo, animal consagrado al sol. Por otra parte, ningún carro votivo existe con un grupo cinegético. En el carro de Strettweg, la presencia del ciervo se puede explicar por estar este animal en la religión germánica consagrado al sol y ser un sustituto del caballo. El tema, la caza de un jabalí, podía indicar que el objeto, además de estar consagrado al sol, tenía un carácter funerario, ya que este astro se relaciona recuentemente con la inmortalidad. F. Benoit ya lanzó la hipótesis de una significación funeraria para el bronce de Mérida, opinión que ya había insinuado Forret. La caza del jabalí es particularmente una composición típicamente funeraria, en todos los pueblos del Mundo Antiguo. Este animal, aislado, se vincula muchas veces a creencias de ultratumba.
[...] El sabio francés -F. Benoit- ha escrito con gran acierto: "Jabalí y león son bestias infernales. Si el segundo tiene detrás de sí una larga tradición oriental, que pervive en el arte greco-etrusco, el jabalí tiene el mismo valor en las escenas de caza de la época aqueménida y será en las provincias itálicas el animal infernal por excelencia. De España, A. García y Bellido ha publicado varias láminas con el tema de la caza de esta fiera. Tal vez alguna de estas láminas con escenas de caza de jabalíes, señalan tumbas de ibéricos o fueron hechas por artistas de este pueblo, puesto que en una el escudo que lleva el jinete es una caetra, usada por los ibéricos en los siglos II-I a.C.; en otra hay grabada, al parecer, una letra ibérica, hecho no extraño, pues una lápida romana presenta una inscripción ibérica.
Nuestra pieza de bronce protagonista de hoy no pretende entrar en dicho debate, pero ya que ha salido a relucir nos parece interesante recomendar la lectura del estudio "Sobre la verdadera fecha de la fundación de Mérida" de Alicia M. Canto que argumenta el origen prerromano de Mérida en celtiberia.net.
El carro votivo de Mérida representa una escena de caza con un marcado simbolismo que José María Blázquez interpreta de la siguiente manera:
*Fuente: José María Blázquez - Los carros votivos de Mérida y Almorchón
El conjunto se compone de un carro de cuatro ruedas, sobre cuya cajamarcha un jinete, acompañado de un perro, en persecución de un jabalí.
[...]No se puede dudar que el carro de Mérida y el de Cabeza de Buey sean objetos votivos consagrados al sol. Los carros votivos, ya desde la prehistoria,tienen este carácter frecuentemente. Incluso en el mundo judío, los carros sagrados se les interpreta unánimemente en este sentido y en las Sagradas Escrituras se asocian al caballo, animal consagrado al sol. Por otra parte, ningún carro votivo existe con un grupo cinegético. En el carro de Strettweg, la presencia del ciervo se puede explicar por estar este animal en la religión germánica consagrado al sol y ser un sustituto del caballo. El tema, la caza de un jabalí, podía indicar que el objeto, además de estar consagrado al sol, tenía un carácter funerario, ya que este astro se relaciona recuentemente con la inmortalidad. F. Benoit ya lanzó la hipótesis de una significación funeraria para el bronce de Mérida, opinión que ya había insinuado Forret. La caza del jabalí es particularmente una composición típicamente funeraria, en todos los pueblos del Mundo Antiguo. Este animal, aislado, se vincula muchas veces a creencias de ultratumba.
[...] El sabio francés -F. Benoit- ha escrito con gran acierto: "Jabalí y león son bestias infernales. Si el segundo tiene detrás de sí una larga tradición oriental, que pervive en el arte greco-etrusco, el jabalí tiene el mismo valor en las escenas de caza de la época aqueménida y será en las provincias itálicas el animal infernal por excelencia. De España, A. García y Bellido ha publicado varias láminas con el tema de la caza de esta fiera. Tal vez alguna de estas láminas con escenas de caza de jabalíes, señalan tumbas de ibéricos o fueron hechas por artistas de este pueblo, puesto que en una el escudo que lleva el jinete es una caetra, usada por los ibéricos en los siglos II-I a.C.; en otra hay grabada, al parecer, una letra ibérica, hecho no extraño, pues una lápida romana presenta una inscripción ibérica.
miércoles, 7 de marzo de 2012
Antigua superstición sobre el río Limia, Galicia
Volvemos a Galicia para citar, de nuevo, una leyenda antigua relacionada con el acto de cruzar un río y que fue, además, recogida por Tito Livio. Este río fue conocido como río del Olvido -el río Limia- pues se decía que quién lo cruzaba perdía la memoria. El protagonista de esta aventura es el cónsul Décimo Junio Bruto, conocido como El Galaico, que en una campaña en Lusitania, marchó más tarde hacia el norte, a tierra de galaicos, hasta que llegaron al río que denominaron Oblivio o Lethe (del Olvido), el actual Limia, donde su tropa se negó a avanzar, por lo que, Décimo Junio Bruto lo cruzó para después llamar uno a uno a sus hombres demostrando que no había perdido la memoria. Eso sí, según nos cuenta Tito Livio, cuando el cónsul vio al Sol ponerse en el océano, se llevó un gran susto, creyendo que caía sobre él un castigo por su osado acto. Dejando al margen esta graciosa ingenuidad poco creíble, lo que no parece quedar muy claro es si ésta fue una superstición fruto de las creencias propias de la legión romana, por identificar dicho río con algún mito propio de su cultura grecorromana, o era mitología propia de los nativos del lugar, siendo conocida después in situ por la tropa de Décimo Junio Bruto.
Tapiz de Almada Negreiros que recrea este episodio
*Fuente: José María Blázquez, La religiosidad de los pueblos hispanos vista por los autores griegos y latinos
En Galicia había un río, el actual Limia en Orense, del que se decía que el que lo atravesara perdía la memoria. Décimo Junio Bruto fue el primero que lo atravesó con su ejército, cuando marchaba contra los galaicos (137 a. de C.):
Decimus Iunius Lusitaniam expugnationibus urbium usque Oceanum perdomuit et cum flumen Obliuionem transire nollent raptum signifero signum ipse transtulit et sic ut transgrederentur persuasit. (Liv., Per. 55).
El paso del río del Olvido, traducción latina de la palabra griega Αήθη, por D. I. Bruto, es citado por varios autores de la antigüedad; así por Plut. Quaest. Rom., XXXIV, Pap. Oxyrh. del año 137 a. de C. y Floro I 33, 12. Este historiador añade que cuando el general advirtió que el sol caía en el Océano y sus fuegos se apagaban en las aguas, se echó a temblar, creyendo haber cometido un sacrilegio. El sacrilegio se refiere probablemente al paso del río del Olvido: cf. Plin., NH IV 115; Sil It. I 235-36; XVI 476-77; Sal., Hist. III 4.
Tapiz de Almada Negreiros que recrea este episodio
*Fuente: José María Blázquez, La religiosidad de los pueblos hispanos vista por los autores griegos y latinos
En Galicia había un río, el actual Limia en Orense, del que se decía que el que lo atravesara perdía la memoria. Décimo Junio Bruto fue el primero que lo atravesó con su ejército, cuando marchaba contra los galaicos (137 a. de C.):
Decimus Iunius Lusitaniam expugnationibus urbium usque Oceanum perdomuit et cum flumen Obliuionem transire nollent raptum signifero signum ipse transtulit et sic ut transgrederentur persuasit. (Liv., Per. 55).
El paso del río del Olvido, traducción latina de la palabra griega Αήθη, por D. I. Bruto, es citado por varios autores de la antigüedad; así por Plut. Quaest. Rom., XXXIV, Pap. Oxyrh. del año 137 a. de C. y Floro I 33, 12. Este historiador añade que cuando el general advirtió que el sol caía en el Océano y sus fuegos se apagaban en las aguas, se echó a temblar, creyendo haber cometido un sacrilegio. El sacrilegio se refiere probablemente al paso del río del Olvido: cf. Plin., NH IV 115; Sil It. I 235-36; XVI 476-77; Sal., Hist. III 4.
lunes, 5 de marzo de 2012
La Iglesia de la Sey y su Pozo Airón, Valera de Arriba-Las Valeras
Junto al antiguo poblamiento olcade y romano de Valeria, la que fue sede episcopal en época visigoda, de ahí el nombre de la iglesia que hoy visitamos, existió posiblemente un santuario que quizás hubiera estado consagrado a esa divinidad prerromana conocida como Airón y que tantos testimonios ha dejado en la toponimia ibérica, pues dentro de la Iglesia de la Sey de Valera de Arriba encontramos un Pozo Airón. Dicha denominación no constituye una prueba contundente al respecto, pues ya se sabe que el término Pozo Airón, Lairón, Pozoairón o Ayrón acabó significando, en siglos pretéritos, cueva, pozo, sima o laguna profunda, donde según creencia popular todo lo que entraba se perdía para siempre, con lo que es posible que por extensión acabara aplicándose a distinos enclaves o elementos de esta tipología independientemente de que tuvieran conexión o no con antiguos cultos a esta divinidad psicopompa. Una vez traída esta aclaración, sí es verdad que aquí parecen converger distintos elementos que bien pudieran hacer sospechar que en este caso sí nos encontramos ante un verdadero Pozo Airón. Pero dejemos que sea el autor que hoy traemos quién nos explique.
*Fuente: Máximo A. García González
Se ha comprobado con los últimos estudios, que la ciudad romana de Valeria no sólo se ceñía al espacio monumental conocido. La iglesia de Valeria es un compendio de elementos arquitectónicos romanos, creyéndose, durante largo tiempo, que estaba levantada con piezas extraídas del Foro.
La razón del emplazamiento urbano del pueblo de Valeria debió estar relacionado con el aprovisionamiento de agua, pues en la ciudad romana no hay agua de surgencia en ningún punto. La urbanización debió de ser muy temprana, y tal vez coetánea a la propia ciudad romana. El centro de este barrio "periférico" o suburbano lo debió constituir un templo dedicado a una divinidad infernal de las aguas : "el templo de Airón" (dios indígena, conocido ya en otros lugares, como Uclés). Los restos de este templo se emplearon en la actual Iglesia del pueblo, y aún hoy podemos hallar un pozo en la misma iglesia, conocido como Airón, del cual se dice que nunca se ha secado.
Lo cierto es que el viejo templo indígena pasaría a ser una iglesia cristiana, hoy de la Virgen de la Sey ( esto es, de la Sede episcopal ), a la sazón patrona del pueblo de Valeria.
*Fuente: Máximo A. García González
Se ha comprobado con los últimos estudios, que la ciudad romana de Valeria no sólo se ceñía al espacio monumental conocido. La iglesia de Valeria es un compendio de elementos arquitectónicos romanos, creyéndose, durante largo tiempo, que estaba levantada con piezas extraídas del Foro.
La razón del emplazamiento urbano del pueblo de Valeria debió estar relacionado con el aprovisionamiento de agua, pues en la ciudad romana no hay agua de surgencia en ningún punto. La urbanización debió de ser muy temprana, y tal vez coetánea a la propia ciudad romana. El centro de este barrio "periférico" o suburbano lo debió constituir un templo dedicado a una divinidad infernal de las aguas : "el templo de Airón" (dios indígena, conocido ya en otros lugares, como Uclés). Los restos de este templo se emplearon en la actual Iglesia del pueblo, y aún hoy podemos hallar un pozo en la misma iglesia, conocido como Airón, del cual se dice que nunca se ha secado.
Lo cierto es que el viejo templo indígena pasaría a ser una iglesia cristiana, hoy de la Virgen de la Sey ( esto es, de la Sede episcopal ), a la sazón patrona del pueblo de Valeria.
viernes, 2 de marzo de 2012
El Dolmen de Alberite, Villamartín
En 1993 comenzó la excavación de este dolmen, uno de los más antiguos de la península, al que se atribuyen más de 6000 años de antigüedad. Destacan una serie de pinturas y grabados esquemáticos como armas, lunas y soles, además de algún antropomorfo. En relación al ajuar hallado en el enterramiento queda patente que en aquellos años del Neolítico existían ya distintas rutas comerciales o de intercambio que unían puntos lejanos de la península. Este ajuar estaba compuesto por piezas de ámbar y variscita verde, una mineral exótico en esta parte de la península, existiendo sólo yacimientos al norte de la provincia de Huelva, en Gavá y en Zamora. Además se cree que el espectacular bloque de cuarzo tallado procede de una yacimiento en la Sierra de Guadarrama, lo que deja claro este intercambio comercial señalado.
*Fuente: José M. Gutiérrez, Salvador Domínguez y José Ramos, Arqueomanía-TVE
Es un monumento muy destacado, de unas dimensiones muy importantes, un dolmen de galería o un largo corredor, tiene aproximadamente unos 20 metros de desarrollo longitudinal y viene compartimentado por esta serie de jambas u ortostatos transversales que van marcando una serie de espacios hasta el final de la cámara que es donde está propiamente el enterramiento. El dolmen está en un punto estratégico, en medio de la llanura, en Los Llanos de Villamartín, un terreno margoso-arcilloso, siendo un tipo de suelo de alta fertilidad.
En cuanto a los restos humanos hallados, el estudio antropológico determinó que eran dos individuos, uno de sexo masculino y el otro de sexo femenino, un poco mayor el hombre, pero en edades jóvenes, como es la esperanza de vida en ese momento. La mujer no llegaba a veinte años y el hombre de una medina edad. Estos individuos aparecen con objetos de prestigio, que generan seguramente al colectivo un gran esfuerzo, pues conseguir comprar o adquirir esos objetos en redes exteriores no debía ser fácil para la comunidad, por tanto, es fruto de un trabajo de toda la base social. Las personas enterradas son los referentes; quizás todos trabajan para ese referente tribal, siendo el germen de esas desigualdades sociales.Los propios conceptos de la sociología, de la explicación de la sociedad, han cambiado claramente; la sociedad es mucho más compleja y se marca una clara desigualdad. Esto se aprecia en aspectos básicos: en la propiedad de la tierra, no toda la población es campesina y esas especializaciones claras.
*Fuente: José M. Gutiérrez, Salvador Domínguez y José Ramos, Arqueomanía-TVE
Es un monumento muy destacado, de unas dimensiones muy importantes, un dolmen de galería o un largo corredor, tiene aproximadamente unos 20 metros de desarrollo longitudinal y viene compartimentado por esta serie de jambas u ortostatos transversales que van marcando una serie de espacios hasta el final de la cámara que es donde está propiamente el enterramiento. El dolmen está en un punto estratégico, en medio de la llanura, en Los Llanos de Villamartín, un terreno margoso-arcilloso, siendo un tipo de suelo de alta fertilidad.
En cuanto a los restos humanos hallados, el estudio antropológico determinó que eran dos individuos, uno de sexo masculino y el otro de sexo femenino, un poco mayor el hombre, pero en edades jóvenes, como es la esperanza de vida en ese momento. La mujer no llegaba a veinte años y el hombre de una medina edad. Estos individuos aparecen con objetos de prestigio, que generan seguramente al colectivo un gran esfuerzo, pues conseguir comprar o adquirir esos objetos en redes exteriores no debía ser fácil para la comunidad, por tanto, es fruto de un trabajo de toda la base social. Las personas enterradas son los referentes; quizás todos trabajan para ese referente tribal, siendo el germen de esas desigualdades sociales.Los propios conceptos de la sociología, de la explicación de la sociedad, han cambiado claramente; la sociedad es mucho más compleja y se marca una clara desigualdad. Esto se aprecia en aspectos básicos: en la propiedad de la tierra, no toda la población es campesina y esas especializaciones claras.
jueves, 1 de marzo de 2012
Culto a la Luna en la antigua Pallantia, Palencia
Ya estuvimos hace tiempo en la antigua ciudad de Palencia dando fe de esas antiguas deidades conocidas como Duillas cuyas inscripciones aparecieron en dos lápidas allí encontradas. Hoy volvemos para hablar de otro culto documentado en la que fue capital de los vacceos: el culto a la Luna. Muchos autores identifican este culto como la pervivencia de un supuesto matriarcado anterior al patriarcado. Poco a poco, o bruscamente, pues poco se sabe, las divinidades femeninas fueron perdiendo protagonismo frente a las masculinas y el culto al Sol, como culto supremo, posteriormente identificado con distintas divinidades en las distintas culturas, fue dejando en un segundo plano al culto lunar. Si para Johann Jakob Bachofen el culto a la Tierra constituía uno de los pilares básicos de ese matriarcado por él defendido, el otro lo era el culto a la Luna, ese mismo practicado, según Apiano, por los vacceos y del que nos transmitió esta curiosa anécdota histórica que hoy traemos.
La luna sobre Palencia
*Fuente: José María Blázquez, Imagen y mito: estudios sobre religiones mediterráneas e ibéricas.
Schulten descubre una prueba del culto a la luna entre los vacceos en una frase de Apiano: "Los palantinos, obedeciendo a la indicación de algún dios, se retiraron". El espisodio ocurrió en el año 136 a. C., cuando Emilio Lépido sitiaba Palantia, la ciudad más importante de los vacceos, de la que hubieron de retirarse los romanos por falta de víveres. Cuando los de Palantia supieron su fuga, los atacaron, y sólo por un eclipse de luna, que a los vacceos les pareció prohibición de su dios, la luna, logró salvarse Emilio Lépido.
Hechos semejantes al narrado por Apiano no son raros en el mundo antiguo. Baste citar dos casos: los espartanos no ayudaron a los atenienses en Maratón por no estar la luna en plenilunio, y los atenienses no se embarcaron en Sicilia a causa de un eclipse de luna.
La luna sobre Palencia
*Fuente: José María Blázquez, Imagen y mito: estudios sobre religiones mediterráneas e ibéricas.
Schulten descubre una prueba del culto a la luna entre los vacceos en una frase de Apiano: "Los palantinos, obedeciendo a la indicación de algún dios, se retiraron". El espisodio ocurrió en el año 136 a. C., cuando Emilio Lépido sitiaba Palantia, la ciudad más importante de los vacceos, de la que hubieron de retirarse los romanos por falta de víveres. Cuando los de Palantia supieron su fuga, los atacaron, y sólo por un eclipse de luna, que a los vacceos les pareció prohibición de su dios, la luna, logró salvarse Emilio Lépido.
Hechos semejantes al narrado por Apiano no son raros en el mundo antiguo. Baste citar dos casos: los espartanos no ayudaron a los atenienses en Maratón por no estar la luna en plenilunio, y los atenienses no se embarcaron en Sicilia a causa de un eclipse de luna.