Hoy dejamos constancia de una tallas en piedra, que a modo similar de menhires, delimitaron un espacio considerado sagrado en el pasado. Hablamos de los Falos de piedra de Los Hinojosos que, curiosamente, no fueron proscritos ni destruidos por el cristianismo sino que se reutilizaron y cristianizaron en algún momento, creando un vía crucis con unos y coronando un calvario con otros, junto a la carretera que va a Quintanar de la Orden. Miguel Salas Parrilla nos cuenta que son de origen romano y, ciertamente, si indagamos en la mitología romana, nos encontramos con el culto al dios Mutunus Tutunus, una deidad fálica del matrimonio, asimilable al Príapo griego, y símbolo de la fertilidad. También, en relación a los cultos fálicos romanos hay que nombrar a las vestales, o sacerdotisas del templo de Vesta, lugar en el que custodiaban el fuego sagrado de Roma, además de adorar a un falo que representaba a los pénates o espíritus protectores de la ciudad.
Otro testimonio de culto al falo se dio en relación a unos amuletos protectores del "mal de ojo" conocidos como fascinus. El culto al Liber Pater, identificado con el Dionisios griego ya a finales del siglo III a. C., pasando a ser el dios Baco, se relacionaba igualmente con el culto al falo.
Pues bien, seguramente, a cualquiera de estos cultos fálicos, estarían asociados estos falos de piedra del cerro de la Hontanilla, cristianizados posteriormente en un curioso sincretismo entre la cruz y el falo.
*Fuente: Miguel Salas Parrilla, culturaspopulares.org
La esterilidad de la mujer siempre fue considerada como un oprobio en las culturas antiguas, pues la supervivencia del grupo estaba ligada a la reproducción. En casi todas las culturas antiguas, tanto las europeas, como las egipcias, asiáticas o sudamericanas, encontramos el culto al falo como un medio de garantizar no sólo la reproducción de la especie, sino también la fertilidad de la naturaleza. En Los Hinojosos (Cuenca) todavía encontramos ocho de estos falos y hasta 1928 se mantuvo la costumbre de que después de la boda, novios y convidados acudieran a danzar al Santo (donde están los falos) rememorando la ancestral costumbre pagana.
[...]Los falos de piedra de Los Hinojosos (Cuenca) -de 1,04 metros de altura- parece que se ubicaron desde hace más de 2000 años en el paraje conocido como cerro de la Hontanilla, en lo que debió ser un recinto religioso, probablemente abierto, donde recibirían culto ungiéndolos con aceite o perfumes y adornándolos con las primicias de los productos agrícolas de la tierra. Además recibirían veneración en las bodas y probablemente también en algún día señalado del año, con el fin de propiciar la fertilidad, no sólo de las mujeres sino también de las cosechas. Suponemos que el santuario donde estaban era un lugar sin paredes, abierto, con el fin de que los falos estuvieran expuestos a los dos principales elementos fertilizantes:
el sol y la lluvia. Su número rondaría entre los 20 y los 40 (pues a comienzos del siglo XX todavía quedaban por lo menos 14) y su disposición probablemente fuera circular, colocados en uno o dos círculos concéntricos.
Te lo dedico (hola foreros cartageneros que asomáis) :D
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Bonito ejemplo del sincretismo católico
ResponderEliminarCuriosos templos tenéis por tierras manchegas jaja. Gracias por enlazar la entrada, colega
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