sábado, 30 de mayo de 2015

Los esconjuraderos de Sobrarbe, Aragón

Gracias a la fabulosa comunidad de amigos, en la red, interesados en las temáticas sacras y mitológicas de la Península Ibérica, hemos conocido la existencia de estas construcciones de la comarca pirenaica argonesa de Sobrarbe. Son los esconjuraderos, unas construcciones que igualmente se dan en otros lugares, como en Cataluña, donde se conocen como comunidors. Cuando se dice que con los esconjuraderos se trataba de ahuyentar las tormentas provocadas por las brujas, en realidad se estaba continuando con una antigua tradición que consistía en tratar de espantar las tormentas provocadas por antiguos personajes mitológicos al estilo del nuberu de la mitología asturiana, cántabra y gallega, provocadores de tormentas, muchas de ellas acompañadas de granizo, tan dañino para las cosechas. Desconocemos el nombre que pudiera tener en el ámbito aragonés en el que nos encontramos, pero, a buen seguro, fuera un personaje de similar naturaleza al nuberu.
De este modo, nos encontramos ante la herencia de antiguas tradiciones bastante más antiguas que el propio cristianismo y que, por suerte para nuestro acervo cultural, no han acabado extinguidas como tantas otras.

Esconjuradero del siglo XVI de Guaso. Foto: ricardogracia.files.wordpress.com

*Fuente: tiempo.com

Los esconjuraderos son unas sencillas construcciones de piedra, orientadas a los cuatro puntos cardinales y cercanas al templo parroquial que servían para conjurar, desconjurar o esconxugar, los males que atenazaran al pueblo, en su mayoría en forma de tormentas. Estas construcciones son habitualmente cuadradas, aunque las hay también circulares, y en ocasiones tienen una cruz encima de la techumbre o dentro del edificio.

En Sobrarbe, comarca pirenaica de Huesca, los encontrarás en Asín de Broto, Burgasé, Campol, Asín, Guaso, Almazorre, Mediano y San Vicente de Labuerda. Cuando la bruxa del lugar enviaba la tormenta, repicaban las campanas, el mosén corría a refugiarse en el esconjuradero, y lanzando a viva voz las formulas sagradas, asperjaba agua bendita contra las nubes negras. Hoy se conserva una de esas fórmulas que el mosén gritaba en San Vicente:

"Boiretas en San Bizien y Labuerda: no apedregaráz cuando lleguéz t’Araguás: ¡zi! ¡zas!"

A los esconjuraderos hay que ir en día despejado…, no porque pongamos en duda su funcionamiento sino porque normalmente desde su situación podremos ver las vistas más hermosas.



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