Ya mencionamos aquí la identificación que se hace de
San Lorenzo con el dios pancéltico
Lug. Hoy traemos otra en relación a este dios celta, el cual dio nombre incluso a poblaciones como
Lugones, en Asturias,
Lyon, en Francia, o la mismísima ciudad gallega de
Lugo, además de a una tribu astur, como son los
luggones. Pues bien, también se dice que
San Roque podría ser, igualmente, la cristianización de
Lug -también transcrito y pronunciado como
Lugh o
Lugus-, con lo que se ha dicho que el perro que siempre acompaña al santo occitano, podría ser el famoso perro de
Lug. Según se cuenta,
Lug es oscuro, como el pelaje de un lobo, semejante al perro, por lo que toma esta forma cuando camina por la
Tierra, y la del cuervo, también negro, cuando es el cielo el que recorre. Sea o no cierto lo que hemos oído contar, basándose en otros autores, a
Javier González Cabezuelo, en
Esperanto Radio, resulta muy interesante y, a mi modo de ver, no debería entenderse como descabellada esta asociación, cuando sabemos que detrás del santoral católico sobreviven muchas antiguas divinidades.
Todo esto,
Javier González Cabezuelo, lo cuenta en relación a su episodio sobre la
Sierra del Almuerzo, en la comarca soriana de
Campo de Gómara, una antigua sierra con claros vestigios de haber sido sagrada desde tiempos inmemoriales. En ella se encuentra el antiguo altar rupestre, conocido como la
Mesa de los Siete Infantes, donde se dice que almorzaron, antes de ser apresados, los
Sietes Infantes de Lara , y de cuyo almuerzo o comida tomó el nombre esta sierra. Por tanto, estamos en un lugar donde las leyendas y los lugares de culto se vienen sucediendo desde la
Prehistoria y la
Edad Media. Allí se encuentra la
Ermita de la Virgen del Almuerzo de
Narros, también consagrada a
San Roque, desde donde el santo del perro, el posible antiguo Lug, observa el territorio que fue la antigua Celtiberia.
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La Sierra del Almuerzo - Foto: eu.wikiloc.com |
*Fuente: Javier González Cabezuelo, Esperanto Radio
Desde lo alto, se puede vislumbrar, allá abajo, el Santuario de Nuestra Señora del Almuerzo, como un recoleto cenobio, aislado en la llanura. Hay junto a él, una ermita consagrada a San Roque; curioso santo éste, pues tiene a su nombre consagrado mayor número de iglesias y altares que cualquier otro en esta provincia. Se cita, que el día 16 de agosto, el de su onomástica, son infinidad de pueblos los que le reverencian. Supera, sin duda, en popularidad a otros santos célebres en Soria. San Roque es el patrón de los apestados, nada más lógico que su culto a unas tierras que en el pasado sufrieron epidemias crueles de peste, que llegaron a devastar pueblos enteros. También, por otra parte, sabemos que los apestados, los leprosos, simbolizaban a "los otros", los herejes, los judíos, los patanes, los cátaros, los maragatos, los agotes. Sería así, según esto, que San Roque era el patrón de los heterodoxos, el clandestino valedor de los perseguidos por el poder. Pero debemos fijarnos en su presencia; escogamos, para no ir más lejos, una imagen, la que nos presenta la pequeña ermita cercana a Nuestra Señora del Almuerzo, veremos que le acompaña un perro. Ese perro, al que los dioses cuidan en las leyendas irlandesas, ese perro, sabio que diría el santo, el perro de Lug. Pero es que, además, el santo lleva en su rodilla izquierda descubierta, harapienta, en la ropa, nos está diciendo que es un iniciado. Por si alguien pensara que este hecho es casual, el mismo santo sostiene el borde del ropaje levantado.