Continuamos desgranando la interesante información contenida en el estudio "Arqueoastronomía (Península Ibérica)" de Javier Arjona, donde hemos encontrado las siguientes líneas que explican esta interpretación de este conjunto pictórico.
Foto: javierarjona.es |
Foto: sdelbiombo.blogia.com |
*Fuente: Arqueoastronomía (Península Ibérica), Javier Arjona García-Borreguero
Según algunos autores como Luz Antequera Congregado, es probable que los hombres del Paleolítico fueran los primeros en imitar las formas de las constelaciones en sus grabados y pinturas, atendiendo a ciertas similitudes halladas entre las estrellas de Tauro y los bisontes de las cuevas de Altamira o Lascaux.
Para Antequera tiene sentido pensar que la sala de los bisontes de Altamira es una representación de la bóveda celeste, y en este sentido encuentra importante el hecho de que las figuras estén situadas en el techo de la cueva.
Si se considera al caballo como una representación de la constelación Pegasus, las demás figuras pueden adaptarse a las principales constelaciones del hemisferio norte: En esta configuración hay un punto alrededor del cual parecen girar todas las figuras, muy próximo a la cabeza en negro de uno de los bisontes. Este sería el polo norte de hace 14.000 años (fecha aproximada de las pinturas).
Incidiendo sobre esta teoría, para Francisco Jordá Cerda la representación celeste de Altamira define cinco santuarios superpuestos:
- figuras antiguas grabadas con trazo intenso y continuo
- animales ideomorfos de tinta plana roja
- figuras grabadas con técnica estriada,
- serie de figuras de trazo negro
- conjunto pictórico de los «policromos»
Probablemente en un principio simplemente se marcasen las estrellas, para posteriormente ir superponiendo las figuras que hoy día se pueden contemplar. En ese largo espacio de tiempo que va desde el Auriñaciense (26.000 a.C.) al Magdaleniense (12.000 a.C.) el fenómeno de la precesión equinoccial hizo que el polo norte fuera variando lentamente.
Para que una estrella como Sirio fuera visible en la bóveda celeste por los hombres del Paleolítico, es necesario que el polo norte estuviera situado en un punto cercano al actual pero un periodo antes, hace 26.000 años. Además el hecho de que Vega se situase en dicho punto hace 14.000 años, marcaría la fecha de realización de los bisontes polícromos. Sea como fuere esta teoría de la bóveda celeste no es más que una hipótesis de la que no se pueden extraer resultados empíricos contrastables.
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