viernes, 10 de diciembre de 2010

El Ara Votiva de Tejeda de Tiétar


En la comarca de La Vera, en pleno valle del Tiétar, como el genitivo del topónimo nos indica, encontramos un curioso caso -aunque no es poco frecuente- de un ara votiva de época romana incrustada en el muro de una iglesia. En este caso se halla empotrada en el muro sur de la Iglesia de San Miguel de la localidad de Tejeda de Tiétar. Los lugareños conocen el ara como "La muerte pelona" y sobre la misma se ha ejecutado, hasta la actualidad, un sorprendente ritual de apedreamiento. En una de las primeras lecturas científicas del texto se interpretó que estaba consagrado a la diosa Ataecina -Adaegina-, que los romanos identificaban con Proserpina, aunque lecturas posteriores han demostrado que dicha interpretación era errónea y se ha comprobado que el texto aludía a unas divinidades conocidas como Selais Duillas. Estudios posteriores nos dicen que eran unas diosas prerromanas, pues en cuanto a Selais se ha documentado una divinidad conocida como Selu, con un ara encontrada en Ibahernando, por lo que parece que comparte raíz con el Sela o Sala indoeuropeo que significa río, y en cuanto a Duillas se cree puede derivar de la raíz también indoeuropea dhal o dhel, con significado de brotar o florecer. Bien pudieron ser unas divinidades consagradas al próximo Tiétar.
El texto del ara en cuestión es el siguiente: “Votvm fecit libe (nier) Selais Duillos Ivlive”, que se puede traducir como: "Julio hizo un voto libremente a las Selais Duillas".

Pero la curiosidad de este ara no queda ahí, sino que en la propia ara destaca una figura antropomorfa que ocupa las dos terceras partes de la misma y que ha sido interpretado como un "danzante". Por último no podemos dejar de describir el curioso "apedreamiento ritual" que ya hemos mencionado. El autor que hoy traemos a colación, José María Domínguez, entiende que este ritual de apedreamiento del ara que practican los vecinos de este pueblo bien pudiera ser una herencia del pasado, cuando el ara ocupaba su lugar originario.






















Sin duda alguna estamos ante la imagen de un danzante. Es la figura de un hombre interpretando una danza sagrada. Así lo detectan la actitud y el vestido. Este guarda enorme parecido con los que lucen los danzantes oretanos, según puede verse en un fragmento de cerámica conservado en el Museo Arqueológico de Jaén. Las mujeres visten largas túnicas, mientras que las faldillas masculinas sólo tapan parte del muslo. Esta diferenciación entre la indumentaria propia de ambos sexos la hallamos igualmente en los danzantes edetanos, como pone al descubierto la cerámica de Liria. Salvando aún las distancias, hemos de reseñar el parecido del danzante de la lápida de Tejeda de Tiétar con otros que hasta tiempos recientes y aún hoy ejecutan sus bailes por toda la geografía peninsular y que en cierta medida podemos considerar como continuadores de pretéritas manifestaciones cultuales...Si tenemos unas deidades y unos danzantes con ellas relacionados, lo lógico es pensar en una funcionalidad cultual. El danzar sería una de las formas de venerar a esas plurales diosas de la Naturaleza que cita la lápida de Tejeda. Indicamos que las Selaes Dvillas son protectoras de la vegetación y, como tales, propiciadoras de la fertilidad, ya que del resurgir de las plantas depende la vida en todas sus dimensiones. En consecuencia estas danzas en su honor tendrían como misión el potenciar a estas deidades para que hicieran posible el periódico resurgir de la vida sobre la tierra. ...En este sentido las danzas de las Selaes Dvillas debieron ser ejecutadas en primavera, momento del año en el que se manifiestan con mayor intensidad la eclosión de la vida.





















Iglesia de San Miguel de Tejeda de Tiétar, donde se halla el ara votiva en su muro sur

...Señalamos más arriba cómo el danzante de la lápida de Tejeda ha sido objeto de un apedreamiento que podemos definir de ritual. Aunque sea aventurado afirmarlo, en mi opinión este curioso comportamiento de los tejedanos responde a una continuidad o pervivencia etnográfica, lo que equivale a decir que el ara votiva ya era apedreada en su primitiva ubicación. La lapidación, al igual que la danza, constituye un mecanismo potenciador de la fertilidad, como lo confirman múltiples ejemplos. Cuando la colonia griega de Marsella era asolada por las plagas un hombre de la clase más pobre se ofrecía como víctima expiatoria y, tras ser alimentado a expensas públicas durante un año, le ponían vestiduras sagradas y lo sacaban de la ciudad, apedreándolo seguidamente hasta morir....Los celtas escoceses en la fiesta de Baltane, mediante sorteo, elegían a una persona, que seguidamente era apedreada con cáscaras de huevos, constituyendo el rito una posible reliquia del sacrificio anual que se hacía en el curso de una fiesta de la cosecha o de la fertilidad. En el folklore europeo existen bastantes "restos" que hablan de una remota realidad de los sacrificios humanos en determinadas fiestas y ceremonias agrarias, a los que aluden igualmente ciertas costumbres extremeñas.
...Hemos de suponer, tras los datos apuntados, que la figura que se apedrea en Tejeda no es otra cosa que una víctima inmolada. Las fuentes antiguas hablan de sacrificios humanos que hacían los habitantes de la Lusitania para sellar pactos, para la adivinación y en ofrenda a los raleza, las Selaes Dvillas, y que la víctima, en este caso, no sería otra que uno de los que previamente habían danzado en su honor.
(José María Domínguez Moreno, "El Ara Votiva de Tejeda de Tiétar y su información sobre una danza prerromana", 1987-88)

2 comentarios:

  1. Muy curioso Argantonios. Algún día me acercaré a verla, ya que me pilla cerca de casa.

    Se me ocurre una pregunta ¿por qué se utilizó el ara en la construcción de la iglesia? El sillar podía ser de buena calidad, pero podía ser considerado pagano por las autoridades eclesiáticas del momento.

    Un saludo.

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  2. Hola, Papandreu. La primera respuesta y la más práctica que se puede dar es su reutilización para la construcción del muro; ya se sabe que muchas antiguas construcciones abandonadas fueron usadas como cantera durante muchos siglos, éste podría ser un caso de este tipo. En la muralla de Ávila, creo que en su parte sur, se pueden observar incrustadas lápidas con inscripciones hebreas del antiguo cementerio judío de la ciudad que, al quedar abandonado tras la expulsión de los judíos, se reutilizaron en las obras de mantenimiento de la muralla.
    Aunque en este caso, por lo que se puede observar en las fotos, no parece que esta iglesia se haya construido reutilizando mucha piedra, por lo que se me ocurre también una explicación ritual de la misma; pese a la persecución de antiguos rituales paganos, algunos estaban tan arraigados entre las gentes que se sincretizaron con los cultos cristianos y quizás esa costumbre de apedrear esa figura del ara pueda ser un resquicio de alguna tradición anterior sobre dicho ara, como dice el autor, y que continuó practicándose cuando el ara llegó a formar parte del muro de la iglesia.

    Aunque, sinceramente, a mi no me cuadra mucho, porque no creo que exista una continuidad de tantos siglos entre dicho ritual y la época en la que se construyó el ara; la gran cantidad de avatares históricos de por medio, como la larga guerra entre cristianos y musulmanes y la ida y venida de gentes, parecen desechar dicha posibilidad, aunque cualquiera sabe.
    Quizás el ritual de apedreamiento del ara no se deba a esas antiguas costumbres precristianas que cita el autor y sí a una demonización de todo lo que "huela a pagano", como este ara, de ahí que pudiera ser que se le apedreara y se le denomine de una forma tan explícita como “la muerte pelona”.
    Un saludo y estaríamos encantados que nos contaras cuando lo visites

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