Hoy nos acercamos al extremo más oriental del Sistema Central, a una montaña no demasiado conocida, la montaña sagrada del Alto Rey.
Desde la cima, como si de un mapa se tratara, se puede contemplar hacia el sur gran parte de la comarca de la Alcarría, hacia el suroeste incluso las nuevas torres financieras de ese "poblachón manchego" de casi cuatro millones de habitantes a más de cien kilómetros de distancia -he dicho bien, a más de cien kilómetros de distancia-, hacia el oeste la sierra del Pela, la de Ayllón, con el Ocejón destacando, y parte de la sierra de Guadarrama, hacia el norte pude contemplar la vertiente septentrional de la sierra de Pela, con el parque eólico que indica la cercanía de las ruinas de la que fuera importante población celtíbera de Termancia, hacía el noreste el mismísimo Moncayo, al que ya hemos rendido pleitesía por estos lares, con toda la provincia de Soria de por medio, y hacia el este las tierras del Señorío de Molina, con Sigüenza y Atienza algo más cercanas, sobre todo esta última, que prácticamente se encuentra a los pies de nuestra protagonista.
Hay unas cuantas historias interesantes de este lugar, territorio de templarios y sagrado mucho antes para los celtíberos, pues se cuenta que la ermita románica de la cima no hace otra cosa que poner paredes y techo a lo que fue un santuario rupestre celtibérico. Cómo dijo Juan Ignacio de la Cuesta, ¿habrá alguna conexión entre los High Kings de Irlanda y el Alto Rey?. Es una cuestión de complicada respuesta, pero el pasado celta de ambos quizás pudiera ser su hilo conductor. Nunca se sabe.
El Alto Rey, como “Montaña Sagrada”. también llamada Alto Rey de la Majestad, esta llena de misterios y leyendas que las gentes de los pueblos que rodean sus faldas trasmiten oralmente de generación en generación, estas leyendas nos hablan de tradiciones, de tesoros, de batallas, de amores, de hadas, de brujos, de misterios, de gigantes, de guerreros , de monjes, de Templarios, de pastores, de moras, de lamias de pastoras, de solteras, de novios, de hambre, de animales, de lealtad, de héroes, de milagros, de santos, de fe, de rogativas, de novicios, de promesas, de peticiones, de solsticios, de noches de San Juan, de fuentes, de rutas marianas, de la vida y de la muerte, de lo humano y lo divino.
La Montaña Sagrada del Santo Alto Rey o del Alto Rey de la Majestad o simplemente del Alto Rey, que por todos estos nombres es conocida, es una sierra elevada en la provincia de Guadalajara, por la parte de Atienza, tiene una altitud de 1852 metros y en la cúspide hay una ermita dedicada al Todopoderoso, bajo el título de Rey, y vulgarmente del Santo Alto Rey, de gran nombradía y veneración entre los pueblos cercanos.
("Leyendas del Alto Rey, La Montaña Sagrada" de Pedro Vacas Moreno y Merche Vacas Gómez)
Los tres hermanos envidiosos: La leyenda cuenta que el Señor y brujo de una tribu prerromana, poseedor de riquezas y de un extenso territorio entre las tierras de lo que hoy son las provincias de Zaragoza, Soria y Guadalajara, enviudó y tuvo que hacerse cargo de sus tres hijos, que se llevaban muy mal, guiados por la envidia y la codicia por conseguir la herencia de su padre. Las duras peleas entre los hijos iban siendo cada vez más frecuentes, hasta que el padre, harto de las riñas entre sus hijos, decidio cargarles una maldición eterna de tal manera que pudieran verse pero no hablarse, convirtiéndoles así en tres altas montañas que situaría a cada extremo del territorio para que sirviera de ejemplo para tribus cercanas: el mayor, Moncayo; el mediano, Ocejón, y el pequeño, Alto Rey. Mucho tiempo después, un niño subió al Alto Rey, el menor de los tres hermanos, y pudo contemplar la vergüenza con la que se mostraban los hermanos.
En la ermita situada en la cima del Alto Rey se puede contemplar un grabado en la piedra en la que se muestran tres cabezas situadas las unas de las otras de la misma manera que se situan geográficamente el Moncayo, el Ocejón y el Alto Rey.
El aceite de la cueva: Bajo la ermita del Alto Rey, en la falda sur de la montaña, hay una cueva donde manaba aceite que procedía del altar de la ermita. Diariamente, el ermitaño se encargaba de recoger el aceite para usarlo como combustible del candil que iluminaba la ermita. Un día un hambriento pastor que llevaba su ganado a pastar a la cima de la montaña (en otras ocasiones se cuenta que el hambriento era el propio ermitaño) decidió untar el aceite de la cueva en el pan para comérselo. Desde entonces dejó de emanar aceite y empezó caer agua, como hoy ocurre.
(Wikipedia)
Soy originario de este pequeño y bello rincon de la provincia de Guadalajara; está muy bien descrito y redactado por Iberia Magica lo que pudira ser su origen e historia de la montaña del Alto Rey.
ResponderEliminarMe ha gustado y os doy la enorabuena por vuestro trabajo.
Muchas gracias. Perdona el retraso en la respuesta, me alegra de que te haya gustado.
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