viernes, 13 de octubre de 2017

Leyenda del Cerro Garabitas, Madrid

Los lectores de este blog ya saben que andamos tras las huellas de leyendas, ritos, mitos o evidencias de la Antigüedad y de la Prehistoria en la Península Ibérica o, si hablamos de cultos o evidencias actuales, que éstas tengan, más o menos, claras raíces o reminiscencias en aquellos tiempos, como ocurre, principalmente, con muchos festejos y romerías de la actualidad que vamos aportando a este espacio. Hoy, sin embargo, no nos remontamos nada lejos en el tiempo, pues la leyenda que traemos y que, como algunos otros lugares, hemos conocido gracias a nuestro amigo Daniel Salmador, a quien desde aquí damos las gracias, se dice no va más allá, seguramente, del siglo XIX, según hemos podido leer. Nuestra razón de traer este lugar y esta leyenda, es la de que, pese a su cercano origen, nos recuerda a alguno de esos cerros o montañas sacralizados en la Antigüedad, donde moraban los dioses y alrededor de los cuales existían leyendas de todo tipo, aunque muchas de ellas con elementos comunes que, en cierto modo, las emparentaban a unas con otras. En nuestro ejemplo de hoy, no son divinidades, ni encantadas, las protagonistas, sino las almas de los difuntos madrileños, según nos dice la leyenda, las que pasan por el Cerro Garabitas camino del cielo, de donde algunos afirman que puede venir el famoso dicho "de Madrid al cielo".
Hemos de decir que el Cerro de Garabitas es un estupendo mirador, en La Casa de Campo, un conocido y extenso bosque perteneciente a la ciudad de Madrid, con 677 metros de cota y que fue un importante lugar estratégico durante la última Guerra Civil.

Vista desde el Cerro Garabitas - Foto: madridamiles.wordpress.com

Fuente: Madripedia

El cerro de Garabitas se halla en la Casa de Campo. Se dice que las almas de los que han vivido y muerto en Madrid se concentran en este lugar tras su fallecimiento y durante la madrugada emigran al más allá. Muy pocos son los que han podido ver este fenómeno consistente en una especie de nube de color violácea y que se eleva lentamente hacia el infinito. Momentos antes se pueden ver unas pequeñas lucecillas, correspondientes cada una de ellas a un alma, que vagan entre las ramas de los árboles, como intentando aferrarse a este Madrid, como no queriendo marcharse. Por eso hay quien dice que la frase "de Madrid al cielo" tiene su origen en esta leyenda.



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