viernes, 13 de octubre de 2017

Grabados rupestres del Pico del Arrobuey, Caminomorisco

Volvemos a una de nuestras comarcas predilectas, a Las Hurdes; y lo hacemos para dejar constancia, de nuevo, de unos grabados rupestres: los petroglifos del Pico del Arrobuey, en su vertiente perteneciente al concejo de Caminomorisco, en la conocida como Sierra de Horno. Estamos, como en el caso del Tesito de los Cuchillos de la alquería de Castillo, que trajimos al blog, ante una representación de armas: una espada, dos cuchillos o dagas más cortas, un scramasax y parte de otro. En cuanto a su cronología y posible significado han sido, como suele ocurrir ante estas evidencias, muchas las hipótesis planteadas. Se ha hablado de su pertenencia a la Edad del Bronce, en concreto, emparentando estos grabados a las representaciones de armas de las estelas de guerrero típicas del suroeste ibérico; también se habló de la Edad del Hierro, pero la ausencia de tipos afalcatados, de cuchillos curvos o de espadas de antenas, en estos grabados, descartó esta hipótesis; se habló también del periodo romano, emparentando estos petroglifos al caso ya citado del Tesito de los Cuchillos, también de Las Hurdes, perteneciente a dicho periodo histórico; y, por último, una serie de detalles han hecho creer que, verdaderamente, fueron realizados durante el periodo visigodo, como la propia representación del scramasax o sax -como también se le conoce-, siendo ésta un arma blanca típica de tribus germánicas, como la de los francos, la de los sajones o, en el que sería propio del presente ejemplo, la de los godos. Parece que ésta es, por tanto, su verdadera naturaleza. Hemos de decir que, si no se hace nada pronto, estos grabados, junto a un cortafuegos realizado en el monte, corren peligro, pues no se encuentran protegidos en la actualidad como deberían.
En cuanto a su posible significado, dejemos que Antonio González Cordero nos cuente, a través de las siguientes líneas extraídas del último número de la Revista Las Hurdes -nº 35, Época III, julio de 2017-, de la que extraemos también sus fotografías. Resulta muy curiosa la vinculación que realiza con romances y leyendas donde aparece la figura del último rey godo, antes de la llegada de los musulmanes, figura histórica que también se relaciona, por parte de la leyenda, con la no lejana población de Ciudad Rodrigo.




Fuente: Antonio González Cordero, "Los grabados del pico del Arrobuey" - Revista Las Hurdes, nº 35 -julio 2017

No hay pues una idea clara de su significado, ni de la intención de los grabadores, tan sólo una observación detallada del lugar donde se hallan puede ayudarnos a esclarecer parte del misterio que encierran estas figuraciones. En ese sentido, resulta obvio que varios conjuntos comparten ubicación, al reiterar su presencia junto a caminos, circunstancialmente algunos de los más antiguos, es decir, aquellos que con economía de tiempo y esfuerzo permitían desde tiempo inmemorial comunicar el interior de la comarca e incluso atravesarla.
Tal exposición, manifestaría a nuestro juicio un deseo explícito de ser visto, lo cual cabría interpretar, a tenor del significado intrínseco del armamento, como una advertencia para quienes transitan por estas sendas, cobrando sentido así la críptica frase cincelada en el Teso de los Cuchillos -"Arma Mea Cave" (guárdate de mis armas)-.
Otra historia es explicar por qué razones gentes de un mundo que parecía ajeno a Las Hurdes irrumpen repentinamente en su historia legándonos un conjunto de manifestaciones que de otra forma se podría entender como tentativas de establecer delimitaciones territoriales. ¿son acaso expratriados, refugiados, o simplemente transeúntes ocasionales?, posiblemente nunca lo sepamos, pero lo cierto es que protagonizaron uno de los fenómenos más singulares de la iconografía hurdana, y tal vez sin querer, alimentaron los romances y leyendas que muchas veces oí recitar, como probablemente las oyó Romualdo Martín Santibáñez, como aquella que habla del periplo de Don Rodrigo y los últimos guerreros de un reino derrotado, cuyos pasos se pierden en las fragosidades de estas montañas.





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