sábado, 1 de abril de 2017

Tumba del "príncipe celta" de Peñahitero, Fitero

En 2005, en uno de los yacimientos arqueológicos del municipio navarro de Fitero, en la comarca de La Ribera, se halló lo que se vino a denominar, por el equipo de arqueólogos que trabajaba en el mismo, como tumba de "príncipe celta" o "tumba ritual celta". Como casi siempre ocurre en estos casos, conceptos como "sociedad jerarquizada", "jefe militar" y otras de similar significado, siempre suelen aflorar en estos casos, interpretaciones con las que no estamos muy de acuerdo en todos los supuestos, pues bien pudiera ser la "simple" heroización, cosa que también se afirma en el presente ejemplo como posibilidad, de una persona respetada por la comunidad humana a la que pertenecía. En ese sentido estamos más de acuerdo con la calificación de tumba ritual, pues es bastante poco lo que conocemos de la organización social de las etnias prerromanas, más allá de calificativos como sociedades guerreras o ganaderas. En contraposición a lo descrito, existen otras posturas, bastantes más minoritarias, que especulan con la posibilidad de que fueran sociedades mucho más horizontales de lo que nos hacen creer, y que tenían como costumbre la adoración de los árboles singulares, bajos los cuales parlamentaban, quizás, en lo que conocemos como asambleas. Quien sabe si pudieran haber sido la antesala de lo que más tarde, cuando los poderes estatales romano y visigodo desaparecieron, en zona no sometida al califato de Córdoba en un inicio, se conoció como concejo abierto, muchos de los cuales también se celebraban bajo árboles singulares, llegando su recuerdo hasta casi nuestros días, donde hasta no hace mucho aún pervivían. Pero esto, igualmente, podría ser aventurarse mucho, aunque es importante contar también con esta posibilidad y no, únicamente, con la contraria.
Entrando en el análisis de esta tumba ritual, diremos que aparecen una serie de elementos rituales típicos en las sociedades célticas, como son un cráneo con casco de guerrero -ejemplo de culto a la cabeza cortada-, el cual posiblemente se veneró y pudo pertenecer a un individuo heroizado; un habitáculo en forma de casa, con banco, además de restos animales tan simbólicos, como colmillos de jabalí o cuernos de ciervo y también varios niños enterrados, igualmente en la muralla, donde uno de ellos aparece igualmente junto a colmillos de jabalí y cuernos de ciervo.
Pero dejemos que sea Manuel Medrano, uno de los arqueólogos que fue partícipe del hallazgo, quien nos cuente. Transcribimos sus palabras en una entrevista realizada el pasado mes de enero en el programa radiofónico La Escóbula de la Brújula.

Restos de un niño en la muralla de Peñahitero (no hemos encontrado fotografía de la tumba del guerrero) - Foto: historiayarqueologia.wordpress.com


Fuente: Manuel Medrano (entrevista en el programa radiofónico La Escóbula de la Brújula - 20/01/2017)

En 2005, de forma bastante inesperada, nos encontramos este descubrimiento. Lo que estábamos allí viendo, era la fortaleza de un príncipe celta, algo muy centroeuropeo, que no es nada normal en la Península Ibérica, pues son gentes venidas del Danubio y, dentro de la muralla, que es muy ancha, en esa zona, concretamente, tiene siete metros de anchura, encontramos una tumba con carácter de santuario, porque es dedicada a un personaje ilustre del grupo o pueblo celta que vivía allí. 
Habíamos localizado en unas prospecciones previas, de todo el término municipal y el entorno, que nos encargó el Ayuntamiento de Fitero y el Gobierno de Navarra, varios yacimientos. Es una zona de frontera, que lo ha sido siempre, entre distintas entidades, incluso fue también la zona limítrofe de los reinos de Castilla, de Aragón y de Navarra, y, en esta zona, encontramos este yacimiento. Tiene un aspecto especial, no es un yacimiento que parezca de la Edad del Hierro normal, de los cuales hay muchos, pero a pesar de ello, tampoco esperábamos esto, que fuera algo tan distinto desde el punto de vista sociopolítico, correspondiendo a una estructura celta o protocelta. Pertenecía a lo que hoy llamaríamos un castillo de un señor que domina el territorio, con su familia, y que tiene una estructura social muy militar. 
Estas gentes empiezan a llegar desde Centroeuropa, porque hay un problema climático, en la Edad del Bronce Final, pero la tumba, en concreto, es del siglo VI a. C., es del momento álgido de la cultura celta aquí y en Centroeuropa también. Parece ser que las razones fueron porque hubo un buen periodo de clima que se manifestó en mejores cosechas, mejores resultados del ganado, etc, etc. En ese momento es cuando se realiza esta tumba, que es un homenaje a un personaje ilustre, al cual se entierra ahí su cabeza con su casco de hierro, que era lo más caro que había en la época, mucho más que las joyas y más que otras armas, además de reproducir una pequeña vivienda, incluso con un banco para sentarse, los orificios para dejar los vasos y una pequeña comida ritual, además de cerámicas depositadas, algunas de lujo, siendo esta vivienda en pequeño, la tumba de este personaje ilustre que, evidentemente, por textos que conocemos galeses que relatan la historia de un rey galés, sabemos que esto es un homenaje con el que se busca que esa persona proteja y potencia a su grupo humano, es decir, lo que hace es defender a esas personas que le han hecho este homenaje, porque fue un hombre ilustre y piensan que sus valores trascienden más allá de su muerte.  
A veces aparecen cabezas con un tratamiento especial, por ejemplo, en un yacimiento arqueológico que se llama La Hoya, en la localidad de Laguardia, en Álava, en la que hay una cabeza con un recipiente al lado, pero lo que no es normal es que se construya un monumento, a pesar de que tampoco es normal encontrar una cabeza con un recipiente al lado, como en Laguardia. Nosotros pudimos deshacer toda la madeja para encontrar que significaba esto, más que nada, gracias a ese texto galés que se llama "Branwen, hija de Llyr", que relata la historia de Bendigeidfran, un rey galés que va a luchar a Irlanda y que es malherido por una lanza -esto de las lanzas es algo muy céltico- y le dice a su gente: "cuando muera me cortáis la cabeza, la colocáis en la colina blanca Llyn Din -nombre celta de Londres- y que mire hacia el continente, mientras que mire hacia allí, ningún mal os llegará a la isla". Vimos esto, más otros textos que también hay, como uno del Ciclo del Ulster, en el que se habla también de una cabeza que lo que hace es despertar hechizados, animar a su gente cuando están sufriendo un ataque, es decir, ¿qué son esas cabezas?, son potenciadoras y atropotaicas, es decir, protectoras de su gente y son post mortem, además de un monumento reverencial. Es lo que se llamaba, por tanto, una heroización, que sería parecido a una santificación hoy en día. 
Los dientes de jabalí que aparecieron junto a la cabeza estarían relacionados con el simbolismo de este animal en relación al guerrero celta; es un animal tan bravo, que aparte de defender a su familia hasta el último momento, cuando está herido ataca y las cuernas de ciervo, que también aparecieron junto a la cabeza, son elementos de realeza, es decir, de gente distinguida dentro del estamento guerrero, porque el ciervo es el rey del bosque en el mundo celta.
En la misma muralla, en otro lugar, se encontraron dos enterramientos de niños, destacando uno de un niño de cuatro o cinco años que también tenía dientes de jabalí y cuernos de ciervo cerca. Esa muralla se convierte en un lugar donde se depositan restos de un príncipe, especialmente considerado, pero también de un niño que, evidentemente, también pertenecía a la familia dominante, porque también lleva los símbolos de guerrero y de principado. 



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