Una vez más nos acercamos a esta mágica comarca, de una riqueza mitológica y antropológica que le acerca -si no supera en muchos casos- a otras de gran fama en estos menesteres. Hablamos, por supuesto, de Las Hurdes. Allí tienen su particular Santa Compaña, que se manifiesta también en otros lugares de influencia asturleonesa, y que en Las Hurdes se conoce como Cortejo de Genti de Muerti. Dejemos que sea el gran hurdanófilo Félix Barroso Gutiérrez quien nos cuente, en palabras de ayer mismo.
Aceitunilla, alquería donde tiene gran peso este mito. Foto: conmuchagula.com
*Fuente: Félix Barroso Gutiérrez
Las creencias sobre la muerte y el Más Allá cobran gran realismo mágico en la comarca extremeña de Las Hurdes, un auténtico oasis de sustratos míticos y legendarios. El cortejo de "Genti de Muerti" permanece en el imaginario colectivo de muchos habitantes de la comarca, sobre todo en el de la gente de mayor edad. En la alquería jurdana de Aceitunilla, concejo de Nuñomoral, oímos contar muchas veces cómo, en ciertas ocasiones, al caer la noche, un caballo ricamente enjaezado recorría, misteriosa y tétricamente, las retorcidas callejuelas de la aldea. En la grupa iban dos personajes terroríficos: esqueletos envueltos en vestimentas lujosas, propias de la antigua realeza, con mantos bordados en oro que tapaban las ancas del caballo. Si a alguien se le ocurría preguntarles quiénes eran, siempre respondían lo mismo: "Genti de Muerti". A veces, son dos los caballos y dos los jinetes. Y refieren algunos lugareños que no era extraño que aquella noche muriese alguien en la alquería o que aquella persona que había tenido la osadía de preguntarles por su identificación a tan siniestros personajes, falleciese también a los pocos días. Esta escalofriante leyenda, con otras variantes, también la recogí en otros pueblos jurdanos, y sobre ella escribí en diversos medios de comunicación. Es uno de los muchos relatos míticos que se narran en la comarca de Las Hurdes y que pone de manifiesto la riqueza de cultura oral que se atesora entre sus bravas montañas y sus angostos valles, donde, además, se conservan unos interesantísimos corpus de viejos romances y otros propios de la cuentística tradicional.
Gracias a la fabulosa comunidad de amigos, en la red, interesados en las temáticas sacras y mitológicas de la Península Ibérica, hemos conocido la existencia de estas construcciones de la comarca pirenaica argonesa de Sobrarbe. Son los esconjuraderos, unas construcciones que igualmente se dan en otros lugares, como en Cataluña, donde se conocen como comunidors. Cuando se dice que con los esconjuraderos se trataba de ahuyentar las tormentas provocadas por las brujas, en realidad se estaba continuando con una antigua tradición que consistía en tratar de espantar las tormentas provocadas por antiguos personajes mitológicos al estilo del nuberu de la mitología asturiana, cántabra y gallega, provocadores de tormentas, muchas de ellas acompañadas de granizo, tan dañino para las cosechas. Desconocemos el nombre que pudiera tener en el ámbito aragonés en el que nos encontramos, pero, a buen seguro, fuera un personaje de similar naturaleza al nuberu.
De este modo, nos encontramos ante la herencia de antiguas tradiciones bastante más antiguas que el propio cristianismo y que, por suerte para nuestro acervo cultural, no han acabado extinguidas como tantas otras.
Esconjuradero del siglo XVI de Guaso. Foto: ricardogracia.files.wordpress.com
*Fuente: tiempo.com
Los esconjuraderos son unas sencillas construcciones de piedra, orientadas a los cuatro puntos cardinales y cercanas al templo parroquial que servían para conjurar, desconjurar o esconxugar, los males que atenazaran al pueblo, en su mayoría en forma de tormentas. Estas construcciones son habitualmente cuadradas, aunque las hay también circulares, y en ocasiones tienen una cruz encima de la techumbre o dentro del edificio. En Sobrarbe, comarca pirenaica de Huesca, los encontrarás en Asín de Broto, Burgasé, Campol, Asín, Guaso, Almazorre, Mediano y San Vicente de Labuerda. Cuando la bruxa del lugar enviaba la tormenta, repicaban las campanas, el mosén corría a refugiarse en el esconjuradero, y lanzando a viva voz las formulas sagradas, asperjaba agua bendita contra las nubes negras. Hoy se conserva una de esas fórmulas que el mosén gritaba en San Vicente: "Boiretas en San Bizien y Labuerda: no apedregaráz cuando lleguéz t’Araguás: ¡zi! ¡zas!" A los esconjuraderos hay que ir en día despejado…, no porque pongamos en duda su funcionamiento sino porque normalmente desde su situación podremos ver las vistas más hermosas.
La que dicen fue la antigua Confluentia o Confluenta de Ptolomeo -antigua ciudad arévaca-, el yacimiento arqueológico de Los Mercados, en la población de Duratón, perteneciente al municipio de Sepúlveda, el cual visitamos en relación a un ara que se halló consagrado a Las Matres, está siendo noticia hoy por el hallazgo de un "pequeño altar portátil" dedicado a otra divinidad, que se cree pudo pertenecer a un soldado romano; en concreto hablamos de la diosa Epona, una divinidad céltica, de la que ya está casi todo dicho por aquí, pues la hemos citado en muchas ocasiones en relación a distintos relieves con su representación. No queremos repetirnos mucho, pero puedo decir de ella, que aparte de ser la diosa consagrada a los caballos, ésta tuvo un gran éxito entre los legionarios romanos, por lo que fue, como otras tantas divinidades prerromanas, integrada en el panteón latino, teniendo un gran predicamento entre los soldados que, a buen seguro, muchos de ellos provendrían de etnias célticas asimiladas por Roma, pudiendo venir de ahí la gran importancia que esta divinidad tuvo entre los integrantes las legiones, siendo la diosa principal de la caballería.
Desde aquí agradecer a Daniel Salmador, además de a la página de Céltica Hispana, la publicación de esta bonita noticia con la que hemos iniciado el día.
Los Mercados, Duratón. En este yacimiento se ha hallado el altar portátil de Epona - Foto: Arinaga - Wikipedia
Si hace poco hablamos de Las Mayas de Lavapiés (Madrid), hoy lo hacemos de La Maya de Colmenar Viejo, población de la comarca de la Cuenta Alta del Manzanares. La forma de representar dicho ritual ancestral de primavera es bastante similar al del castizo barrio madrileño. Niñas de entre 7 y 11 años de edad de esta población son elegidas, siendo una de ellas, finalmente, la que permanezca, como Maya, durante algunas horas en un altar engalanado con multitud de flores y plantas aromáticas como el tomillo. Como ya dijimos en relación a las de Lavapiés, nos recuerdan, en carne viva, a esas esculturas de damas sedentes íberas o a divinidades del Mundo Antiguo en general. Parece sorprendente que aún se conserven, con bastante autenticidad, celebraciones de este tipo, a pesar del buen número de ellas que habrán desaparecido.
En el texto del folleto oficial de este año, que aportamos como fuente, se dice que esta festividad tiene su origen en la Edad Media, pero como siempre decimos en relación a este tipo de festejos de claro tinte ancestral, a buen seguro encuentra sus raíces en tiempos mucho más lejanos.
Maya - 02/05/2015 - Foto: avaxnews.net
*Fuente: Folleto explicativo de La Maya 2015
Según apunta la Historia, el origen de la Fiesta de La Maya se remonta a la lejana Edad Media. En La Maya se conjugan simbolismos como la fertilidad o la prosperidad de la economía agrícola y pastoril, y es un inequívoco saludo a la Primavera. Los preparativos para la fiesta comienzan semanas antes del 2 de mahyo, día de la celebración. Tras la pertinente inscripción en el Ayuntamiento por parte de cada Maya, se procede a la preparación de los trajes, que se componen de enaguas, camisa blanca y mantón de Manila atado a la espalda. Además, las niñas se engalanan con multitud de abalorios y flores en el cabello, contribuyendo a que las calles de Colmenar presenten un extraordinario colorido. A primera hora de la mañana del día 2, se procede a la recogida de flores para adornar el Altar que ocupará la Maya. En el suelo se desplegará una alfombra floreada sobre la que se situarán tomillos "del Señor" y "salsero". Sobre la mesita-altar se sitúan macetas y jarrones con margaritas y rosas. Por último, sobre una colcha, se esparcen flores, abundando la flor de piorno y tomillo "del Señor". Tanto la Maya como sus acompañantes desarrollan papeles diferentes. Mientras la Maya permanece sentada en el Altar, quieta, sin sonreír ni hablar, las acompañantes conforman un grupo que, con bullicio y con sus cepillos y platillos, buscan a los paseantes para cepillarles la manga a la vez que dicen: "Para la Maya, que es Bonita y Galana". El dinero recaudado se reparte al finalizar la fiesta y sirve para compensar los gastos por los trajes y abalorios de las niñas.
En la comarca de La Sagra encontramos otro mayo más, el de Casarrubuelos. A primera hora de la mañana del 1 de mayo, los mozos se acercan a las alamedas cercanas a por el mayo de ese año. Una vez talado, lo suben a un tractor y lo transportan a la plaza del pueblo. Durante el trayecto son empapados de agua los mozos por las vecinas y vecinos del municipio. La banda toca música mientras con la ayuda de tres o cuatro orquillas levantan el mayo, que como ocurre en otros tantos pueblos, formará parte del paisaje casarrubuelense durante todo el mes. Al mismo únicamente se le dejan las ramas superiores, como ocurre con tantos otros mayos, ya sean chopos -o álamo negro, como en este caso-, pinos u otros árboles. Por tanto, como siempre decimos en estos casos, nos encontramos con otro ejemplo más del culto al árbol. Quizás vinieran a suplantar, de manera simbólica, en muchos de estos pueblos, durante al menos un mes, a algún árbol emblemático que pudieran haber tenido en el pasado.
En la comarca de Sierra de la Demanda, en pleno Sistema Ibérico, se encuentra la localidad de Neila, famosa por sus Lagunas Glaciares. En este pueblo, y continuando con los festejos del mes en el que aún nos encontramos, queremos dejar testimonio en Iberia Mágica de la Danza de Las Mayas o de Al Villano, una danza claramente ancestral que encierra mucho simbolismo y de la que hemos conocido su existencia gracias a una persona lectora del blog a la que desde aquí saludamos y agradecemos su colaboración. Mientras se baila la Danza de Las Mayas, se canta una canción, de la que extraemos el siguiente fragmento:
Ya vienen los pastores, ya viene el rumbo,
ya vienen los pastores, ya viene el rumbo,
ya viene la alegría por todo el mundo,
arriba resalada por todo el mundo.
Ya vienen los pastores, no viene el mío,
ya vienen los pastores, no viene el mío,
alguna picarona lo ha entretenido,
arriba resalada lo ha entretenido.
Aparece, como en muchas de estas canciones, la figura del pastor, como "mensajero" de la llegada del verano pastoral, el cual ya explicamos, en las anteriores fichas en las que tratamos estos festejos de mayo, que se producía a mitad de primavera. Precisamente Neila está en una zona fría de sierra y los pastores vuelven, de practicar la trashumancia, y pasar el invierno por tierras de temperaturas más benignas.
Tal y como se denota en los versos de la "maya" apenada por la ausencia de su pastor, volverán los mozos y las mozas a enamorarse y, al igual que la Naturaleza muestra su exuberancia y buena parte de las especies de animales se emparejan para la cría, muchas de estas parejas a buen seguro que garantizarán la continuidad de la comunidad con sus uniones. El culto a la fecundidad se hace una vez más patente.
*Fuente: villaneila.com
La danza de "Las Mayas", llamada también "Al Villano" es originalísima y de un sabor arcaico innegable. La bailan ocho mozas con traje típico serrano a compás de la canción cantada por otras mozas tocando la pandereta.
La danza se desarrolla en rueda, con movimientos pausados y ceremoniosos. Es una danza de carácter primitivo tal vez con reminiscencias de las danzas sagradas de los pueblos paganos, bailadas en holocaustos y ofrendas para aplacar las iras de sus dioses.
Seguimos homenajeando al mes primaveral en el que nos encontramos. El sábado visitamos la bella comarca madrileña de la Sierra Norte y nos encontramos con dos "mayos" de los que no habíamos oído hablar. El primero de ellos en Buitrago de Lozoya, la bella población ribereña del Lozoya, y el segundo en Montejo de la Sierra, en la Sierra del Rincón. Estas celebraciones, como ya dijimos en la ficha de la Cruz de Mayo de Noez, son un claro culto a la primavera (festejo de mitad de primavera, que se corresponde con el antiguo Beltane), a la fertilidad y al árbol, que se celebró en multitud de culturas y pueblos desde tiempos ancestrales; al menos desde que el ser humano se hizo sedentario y tuvo que mirar al cielo para ir medir el tiempo y conocer, de ese modo, los tránsitos entre estaciones y sus periodos intermedios. Algunos de estos mayos se convirtieron con el cristianismo en "cruces de mayo", pero otros, como estos dos ejemplos que traemos, parecen haberse librado de dicha injerencia. Ilustramos la entrada con tres fotografías que hicimos y un vídeo que hemos encontrado en la red, donde se grabó el levantamiento del mayo de Buitrago del año pasado.
Mayo de Buitrago de Lozoya - Foto: Iberia Mágica, 16/05/2015
Mayo de Montejo de la Sierra - Foto: Iberia Mágica, 16/05/2015
Sujeción de la base del mayo de Montejo de la Sierra - Foto: Iberia Mágica, 16/05/2015
*Fuente: Wikipedia
En la península Ibérica se celebran en casi todas las regiones (tanto de España como de Portugal), siendo el principal hilo conductor el celebrarse a principios del mes de mayo o durante todo él. Generalmente suelen celebrarse la noche del 30 de abril al 1 de mayo en numerosos pueblos de la península Ibérica. La maya o el mayo es un tronco o palo alto (árbol de mayo) que se alza o se alzaba en algunas regiones de Europa, en la plaza o lugar público durante el mes de mayo y donde concurrían los mozos y mozas a divertirse con bailes y festejos. Los jóvenes competían por trepar por el árbol hasta llegar a la parte superior donde debían coger una bandera, mientras las muchachas les animaban desde abajo bailando y cantando en torno al árbol.
En el castizo y céntrico barrio madrileño de Lavapiés, del que algunos dicen fue la antigua judería de Madrid, afirmación que no parece nada clara, pues este barrio nació en el siglo XV, siendo un campo de cultivo durante la Edad Media, algo que parece haber quedado acreditado cuando, recientemente, bajo la catedral de la Almudena han aparecido restos de lo que verdaderamente fue la judería madrileña, se acaba de celebrar, el pasado fin de semana, la fiesta ancestral de Las Mayas. Si en nuestra última entrada estuvimos hablando de los conocidos como "mayos" o "cruces de mayo", centrados en la Cruz de Mayo de Noez, hoy lo hacemos de Las Mayas, un festejo de claro tinte pagano, que algunas fuentes, como la que hoy traemos, en líneas de la más conocida enciclopedia de internet, remontan a tiempos romanos, aunque, como casi siempre decimos en relación a estos festejos, es casi seguro que venga de momentos históricos mucho más lejanos y, lo que es muy posible, del culto a la Naturaleza, a la fertilidad y al periodo de esplendor de mitad de primavera, lo que se celebraba, como ya se dijo, en el antiguo Beltane celta.
En la fiesta de Lavapiés se elige a una muchacha o maya por cada uno de los portales, sentándose, como si de una dama sedente íbera se tratara, en una especie de altar engalanado de romero y distintas plantas en flor como la retama. ¿No es esto otra cosa, sino, que el ancestral culto a la Madre Tierra generadora de vida?. De estas antiguas celebraciones es muy posible que provengan el culto a muchas diosas de la Antigüedad, además de los posteriores cultos marianos.
Foto: Anna Lorek - 10/05/2015
*Fuente: Wikipedia
El origen de la fiesta puede remostarse a épocas del imperio romano, que recrea a maya (en griego Μαία) que es la mayor de las siete pléyades (hijas de Atlas). En el siglo VII el clérigo Vigilia escribe una proclama para que se castigue a todos aquellos que en carnavales se disfrazan de mayas con un año de penitencia. Hay noticias de la celebración de las mayas durante el reinado de Carlos III donde llega a prohibirse su representación a lo largo de las calles del Barrio Bajo.3 A la llegada del mes de mayo grupos de adolescentes se engalaban en las puertas de sus casas con el objeto de celebrar la llegada de la primavera. [...] Se instalan las mayas (o majas) a lo largo de las calles periféricas a la parroquia de San Lorenzo. Cada portal de una vivienda tiene una joven (elegida entre las más guapas y honestas del barrio) y los comparsas suelen pedir donativos cantando: Para la maya, para la maya, para la maya, que es linda y galana La chica elegida en cada casa suele colocarse en un altar finamente decorado y elaborado con almohadas, cortinajes, colchas y abundantes decoraciones florales en cada portal. Debe permanecer estática durante la mayor parte del tiempo. Durante ese día es fácil que pasen todos los vecinos del barrio delante de las mayaas. En algunas ocasiones grupos de chicos se pasean delante de las majas haciendo piropos a las candidatas. Ellas deben permanecer inamovibles a estas bromas. La recaudación de la colecta suele acabar pagando la verbena que se celebra al final de la jornada.
Las cruces de mayo, a buen seguro, no son otra cosa que la cristianización del Beltane celta, o, lo que es lo mismo, las celebraciones de mitad de primavera, unas fechas a caballo entre el Equinoccio primaveral, en el hemisferio norte terrestre, y el Solsticio de Verano al que poco a poco nos iremos acercando. También se dice de estas fechas que son el inicio del verano pastoral, pues a partir de este momento, el ganado sube, poco a poco, a la montaña en busca de los pastos que aparecen tras el deshielo. En irlandés o gaélico actual "Mi na Bealtaine" es la forma de denominar al mes de mayo; podría ser, por tanto, la herencia del nombre de estos festejos y romerías, en amplias zonas de influencia céltica, celebrados en honor al mes en el que nos encontramos y que, como tal, es celebrado en buena parte de la geografía ibérica. Ya tuvieran un nombre u otro en el pasado, o fueran de ascendencia o no céltica, pues pudieran gozar, seguramente, de una génesis mucho más antigua, parecen reunir todos ellos un origen común, que no es otro que la exaltación de la Naturaleza y de la Madre Tierra, uniendo al cielo con la tierra a través de estos mayos hincados en las plazas de los pueblos que aún lo celebran, en unas fechas de tránsito, como se ha dicho, entre momentos astronómicos -o más bien solares- concretos del ciclo anual.
Foto: Iberia Mágica - 01-05-2015
El mayo de Noez, en la comarca de Montes de Toledo, es el más grande existente en la Península Ibérica. Una clara muestra, además, del culto ancestral al árbol y a la fertilidad de la primavera y, por tanto, al resurgir de la vida y de la Naturaleza adormecida durante el largo y oscuro invierno. En Noez, el mayo, se crea a partir de un gran tronco, de varios metros de altura, el cual se recubre de romero, con toda la simbología y propiedades que esta especie vegetal encierra, formando círculos, denominados coronas, y que recuerdan, en cierto modo, a las cruces solares, símbolo que se ha venido manifestando desde tiempos prehistóricos y que, en lugares como en Irlanda, ha persistido a través de la conocida como cruz celta. El propio círculo en sí, encierra también mucha simbología. Podría ser, igualmente, una metáfora del trascurrir de las estaciones o del propio círculo de la vida.
Foto: Iberia Mágica - 01-05-2015
Otro elemento que, igualmente, percibimos, y que considero de gran importancia en cualquier acto social de unión -o comunión-, como son estas festividades, fue el sentimiento de pertenencia a la comunidad que se respiraba en esta celebración y que se plasmaba a través del esfuerzo colectivo de subir el mayo, trabajo que recuerda, salvando las distancias, al que tuvo que suponer construir los grandes megalitos y que tan clara cohesión social tuvo que producir en las antiguas sociedades de nuestros antepasados. De este sentimiento de pertenencia, cooperación y esfuerzo colectivo, el que esto escribe, tuvo el honor, aún siendo forastero -fue mi primera visita a este municipio toledano- y de una forma bastante insignificante, de participar sosteniendo, junto a otra persona, una de las sogas que sujetaban el alto mayo.
Como anécdota diremos, según nos contaron, que este año el mayo era algo más pequeño que el de otros años, al menos cuatro o cinco metros; por lo menos en comparación con su antecesor del pasado año. El mayo se corona con ramas de chopo o álamo blanco, según me pareció comprobar. Tras la elevación del mismo, la gente acudió ante la puerta del ayuntamiento, donde se cantaron los alegres mayos, con las mozas noeceñas como protagonistas en sus letras. Al término de los mismos se pudieron degustar los deliciosos "bollos de la Cruz de Mayo", además de un licor, algo igualmente típico de la celebración en este pueblo. El mayo permanecerá durante todo el mes en la plaza, formando parte de la silueta del propio pueblo durante este tiempo, pues se puede contemplar desde muchos de los rincones de la población.
Para terminar, quiero mostrar mi alegría ante el encuentro de un ilustre noeceño que ya tenía el gusto de conocer, como es Antonio Martín Asperilla, autor de la magnífica Guía Mágica de La Mesa de Ocaña, además de otros buenos amigos y amigas, como la también noeceña Fausti Galán, a la que también quiero saludar desde este humilde rincón del ciberespacio.
Degustando los Bollos de la Cruz de Mayo - Foto: Iberia Mágica - 01-05-2015
El Mayo quedó solitario, en el lugar en el que permanecerá durante todo el mes -Foto: Iberia Mágica - 01-05-2015
Volvemos a Galicia, uno de los territorios, como bien se sabe, con más testimonios sacro-ancestrales de la Península Ibérica. En la comarca orensana de La Limia, en el municipio de Baltar, se encuentra este bolo granítico, con un refugio natural en su parte inferior, en el que han aparecido restos cerámicos de factura campaniforme, que hoy en día reposan en el Museo Arqueológico de Orense; además, se aprecian en él un buen número de cazoletas. El abrigo es conocido como Arca dos Penedos.
Foto: onosopatrimonio.blogspot.com
Este abrigo, a diferencia de otros que, no sólo desde tiempos del Palelítico, sino durante la propia Edad del Bronce, como el momento que nos ocupa, o incluso en la Edad del Hierro, fueron utilizados como vivienda, parece que, ante la escasez de material encontrado, bien pudiera haber cumplido una función de depósito votivo o, lugar de enterramiento, del que no quedarían restos debido a la gran acidez del suelo de este lugar, como bien apuntan autores como Ramón Fábregas Valcarce y Carlos Rodríguez Rellán.