En nuestras referencias a las fiestas y mascaradas invernales, no podía faltar una de las más conocidas:
La Endiablada de
Almonacid del Marquesado. El gran
Julio Caro Baroja realizó un cortometraje documental en 1964 sobre esta festividad, documental que facilitamos más abajo en esta misma ficha. De este gran antropólogo, extraemos unas líneas donde conecta esta fiesta y la celta de
Imbolc, pues ambas se celebraban -
y se celebra en lo que hace referencia a La Endiablada- en las mismas fechas, aquéllas que están a medio camino entre el
Solsticio de Invierno y el
Equinoccio de Primavera y que se aglutinan en torno a la
Candelaria y
San Blas. Así,
La Endiablada, se celebra los días 1, 2 y 3 de febrero en honor, precisamente, a la
Virgen de la Candelaria y a
San Blas, la cristianización del antiguo Imbolc y de la generalidad de festividades celebradas en este periodo de mitad de estación. Los "
diablos" danzan por las calles, haciendo sonar enormes cencerros que tratarán de despertar a la aletargada
Naturaleza, además de portar lo que se conocen como "
porras" y que el propio
Julio Caro Baroja nos comenta que algunos identifican con la cultura de las cabezas cortadas célticas. No son otra cosa que una especie de bastones que portan los "
diablos", con la representación de una pequeña cabeza en la parte superior.
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Foto: repositorio.turismocastillalamancha.com |
*Fuente: Julio Caro Baroja
Hemos de referirnos a la festividad céltica de Imbolc, que se celebraba el día 1 de febrero en honor de la diosa Briganti, en la que el fuego sagrado purifica la tierra y el sol primaveral renace tras el invierno, además de proteger los rebaños nacidos en la primavera. Algunos elementos que pueden tener su origen en el mundo céltico, además de la coincidencia en las fechas, son los cencerros, propios de una sociedad pastoril, junto con la porra, en la cual algunos han visto una reminiscencia de la costumbre céltica de empalar las cabezas de sus enemigos en la lanza del guerrero.
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