Hace dos días fue jueves de
Corpus Christi, una celebración católica, instituida por el papa
Urbano IV en 1263, y que aglutina otros muchos festejos de claro tinte precristiano o pagano. Así ocurre con el caso que hoy nos ocupa, el de los
Hombres de Musgo de
Béjar. Según cuenta la leyenda actual, los bejaranos cristianos, para "reconquistar" la ciudad de
Béjar, inspirados por la
Virgen, se camuflaron con musgo y de tal forma se acercaron al amanecer a las murallas de
Béjar, en tiempos de
Alfonso VII de León -siglo XII-, asustando a los musulmanes que ocupaban la ciudad, tan bejaranos como los primeros, con lo que "reconquistaron" la ciudad. Tras esta pueril leyenda se esconde un ritual, que ha sido absorbido por el festejo católico (se celebra el domingo de
Corpus, posterior al jueves de
Corpus Christi) y despojado de gran parte de su naturaleza, pero que tanto nos recuerda a otros disfraces, como los de
La Vijanera en
Cantabria, aunque esta última sea una mascarada invernal y no primaveral, o casi veraniega, como la que nos ocupa. Es posible que los
Hombres de Musgo provengan de esas mismas mascaradas invernales que vienen siendo un canto a la llegada de la primavera y la salida de la estación oscura y que haya sido desplazada de su momento de celebración original, como ha pasado con otros muchos festejos aglutinados alrededor del
Corpus Christi. Otra costumbre, que se ha sumado a la celebración del
Corpus Christi en
Béjar, es la de cubrir las calles con tomillo y ser recogido, con posterioridad a la celebración de la procesión, por los vecinos, pues se entiende que posee a partir de ese momento un poder ahuyentador de los rayos de las tormentas, es decir, un poder protector, algo muy común también en rituales ancestrales relacionados con los poderes mágicos de ciertas plantas.
Sea así o no, en relación a los
Hombres de Musgo, sus aspecto nos delata un origen mucho más lejano al propio de la leyenda que hemos mencionado. Quede ahí nuestra elucubración y, si fuera necesario, pueda abrir, también, debate.
|
i-bejar.com |
*Fuente: i-bejar.com
"Al venir el día, los centinelas abrieron la puertas de las murallas por donde entraron los cristianos. Los moros creyeron que eran alimañas o monstruos y salieron corriendo. Al darse cuenta que no lo eran, gritaron ¡traición, traición!", según cuenta la tradición oral bejarana, recogida con posterioridad por los historiadores municipales.
Desde ese día, la puerta por la cual se introdujeron los cristianos y reconquistaron Béjar se le dio el nombre de Puerta de la traición. Otras versiones afirman que los hechos sucedieron un 17 de junio, que coincide con Santa Marina, en honor de la cual se construyó una ermita en la finca de La Centena. Los cristianos se apoderaron de la ciudad expulsando a los musulmanes. Desde entonces, el pueblo de Béjar recordó la hazaña año tras año hasta que en el siglo XIV se fundió esta celebración con la del Corpus Christi.
La otra tradición pagana que recuerda la fiesta religiosa es la de recubrir la calles con tomillo haciendo una auténtica alfombra por donde pasa la procesión, quedando todo este tomillo bendecido al paso del Santísimo. Posteriormente, las gentes lo recogían por la creencia de que este ahuyentaba los rayos de las tormentas.
Hola!!.. Me encanta este tipo de tradiciones y sobre todo su lado más pagano. Sólo espero que el musgo que utilizan ahora no sea de verdad, que no está bien éso de arrancarlo y queda mucho mejor sobre las piedras.. jeje ;)
ResponderEliminarUn saludo!!
Tranquila, es artificial ;)
EliminarHola Lara, disculpa por el retraso en la respuesta. Buena observación, no sabría decirte si es verdadero o no ese musgo jaja, no he observado in situ esta celebración.
ResponderEliminarUn saludo
El musgo es verdadero, pero se utiliza el mismo durante muchos años, cuidándolo en dependencias municipales para que no se deteriore. Recolectar cada año la cantidad que se necesita para vestir a hasta ocho personas sería muy costoso y dañino para el entorno.
ResponderEliminarGracias por la aclaración. Buena decisión, entonces, la adoptada para su celebración.
EliminarUn saludo y gracias de nuevo.