Justo donde la Llanada Alavesa se encamina al encuentro de los Montes de Altzaina emerge la población de Araia. En las cercanías, con los picos Aitzgorri y Aratz de testigo, nace el río Ciraunza donde aparecieron cuatro aras, de época romana, de las cuales una estaba dedicada a las Ninfas y otra a una divinidad que parece tener un claro origen indoeuropeo prerromano: Aituneo. El teónimo de este ara constituye, seguramente, una prueba de la sacralización del nacimiento de este río con anterioridad a la romanización de este territorio.
No existe yacimiento arqueológico de habitación conocido en la zona, pero es sugerente la localización de cuatro aras en el nacedero de un río. Dos de ellas ilegibles, una tercera con una dedicatoria a las ninphae y una cuarta dedicada a Aituneo. Es muy interesante su localización en el punto de nacimiento de un curso fluvial, en el que sería muy oportuna su sacralización.
("La Romanización en Álava", Museo de Arqueología de Álava)
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