He estado buscando alguna fuente que pudiera revelar la conexión entre este lugar y algún culto anterior al cristianismo, pero no he encontrado nada que especule sobre dicha posibilidad. No obstante, el motivo de traerlo a colación lo constituyen una serie de elementos que podrían hacernos deducir dicho carácter sacro milenario. En primer lugar, la Peña de la Cruz es una piedra caballera muy llamativa, situada en un lugar alto y visible a gran distancia. Ya sabemos que muchas piedras caballeras han sido sacralizadas en tiempos antiguos. Esto, por sí mismo, no constituiría ningún indicio contundente, pero si a ello le unimos que el lugar está cristianizado por una gran cruz de piedra, donde la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Béjar organiza una romería todos los años, desde el S. XIII, en la que se bendicen los campos de Béjar visibles desde la Peña, ya van confluyendo más elementos que bien pudieran ser determinantes para la veracidad de dicha hipótesis. Además existe algún ejemplo más, como la Peña de la Cruz, en la Sierra de Albarracín, de la que ya dimos cuenta en este humilde lugar.
El nombre de esta cofradía, el siglo de inicio de esa romería y el conocimiento de que las tierras de la comarca de Entresierras pertenecieron a los templarios por aquellos tiempos, son datos de importancia a este respecto. Sin querer dar más trascendencia de la que tuvieron a los caballeros de esta orden religioso-militar, pues ya es mucho lo que se escribe sobre ellos, tanto para bien como para mal, es bien sabido que gustaban de recuperar o continuar sus cultos en lugares que ya fueron sagrados en tiempos anteriores a la existencia del cristianismo. Aquí podríamos encontrarnos ante un ejemplo más. Un dato más que se puede añadir, no de poca importancia, es el que nos indica que éste era el paso natural para cruzar esta sierra y unir las dos mesetas desde tiempos ancestrales, de ahí que sea conocido también, actualmente, como Corredor de Béjar o Pasillo de Entresierras y que fuera el mismo por donde cruzaba la calzada romana de la famosa Vía de la Plata. Un lugar de paso puede ser también, en ciertos casos, un lugar de destino, aunque sólo lo fuera para los lugareños cercanos de un lado y otro de la Sierra en busca, quién sabe si, de esta Peña.
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