Esos "druidas" del medievo, los templarios, son los protagonistas de la entrada de hoy, pues este territorio, que fue su encomienda o bailiato más importante en la Península Ibérica, no fue apetecido únicamente por ellos, sino que fue el destino de algún que otro heterodoxo más.
Castillo templario de Jerez de los Caballeros
Sin embargo, sí podemos tomar en cuenta un hecho que, según compruebo día a día, la historia académica nunca parece haberse molestado en considerar. Hay lugares muy determinados -que, no por casualidad, coinciden con los parajes mágicos de los que vengo hablando- en los que, a lo largo del devenir histórico, se concentran de un modo especial hechos y circunstancias que condicionan la zona y la tipifican, fijan su carácter insólito y la abonan, siglo tras siglo, con unas características especialísimas que, aun sin propósito previo, la tipifican y llaman la atención sobre ella.
Si ahora tuviera que elegir el lugar preciso que sirviera de ejemplo, creo que no lograría decidirme entre el cúmulo de núcleos que podrían servir indistintamente. Voy a tomar, casi al azar, una zona típica que se encuentra en los límites de Andalucía y Extremadura y que viene limitada, poco más o menos, por las localidades de Jerez de los Caballeros, Zafra, Fregenal de la Sierra, los montes de Tudía y Aracena.
En ese territorio, lleno de vestigios megalíticos y de cavernas y abrigos en los que el hombre primitivo expresó su idea de la trascendencia, se establecieron en el siglo XIII los caballeros del Temple -convenientemente "vigilados" por las órdenes de Calatrava y Santiago- y hubo núcleos judíos en los que se estudió la Qabbalah. Tal vez por eso se instauró en Llerena uno de los más conocidos tribunales de la Inquisición, que fue precisamente el que tuvo que ver con los procesos que terminaron con el potente núcleo de herejes alumbrados que había surgido con increíble fuerza en aquella zona en la primera mitad del siglo XVI. Curiosamente, aquellos lugares fueron buscados poco tiempo después como retiro espiritual por uno de los grandes heterodoxos de nuestra historia desconocida, don Benito Arias Montano, uno de cuyos discípulos predilectos, Pedro de Valencia, fundaría también por allí una escuela de base ocultista inspirada en el pensamiento de su maestro.
(Juan G. Atienza)
El Monte y el Monasterio de Tentudía, con 1104 metros, el punto más alto de la provincia de Badajoz.
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