miércoles, 21 de noviembre de 2018

Las Peñas de los Gitanos, Montefrío

Hoy nos acercamos a una zona muy abundante en megalitos, a tierras granadinas, en concreto a la comarca de Los Montes Occidentales, aunque otras fuentes sitúan el municipio de Montefrío, donde nos encontramos, en la comarca limítrofe de Loja. El motivo de nuestra entrada de hoy es hablar de un conjunto megalítico muy interesante en lo cualitativo y en lo cuantitativo, pues está compuesto de más de cien dólmenes concentrados en cuatro agrupaciones principales: Las Peñas de los Gitanos. Al igual que ocurre con los de Gorafe, la mayor concentración de dólmenes existente esta última, no sólo en la Península, sino, según se dice, de toda Europa, son de un tamaño pequeño o mediano, no superando los sepulcros los ocho metros de longitud. El enclave permaneció prácticamente inalterable hasta principios de siglo XX, que se empezó a excavar, concretamente en la década de los años veinte del pasado siglo, aunque, previamente, Manuel de Góngora Martínez dio a conocer a la comunidad científica, en 1868, este yacimiento, compuesto, no sólo de los conjuntos megalíticos, sino también del asentamiento neolítico de Los Castillejos, topónimo que ya nos pone sobre la pista de esconder un yacimiento. El paraje, es algo abrupto, lo que lo ha preservado, pues no era apto para la agricultura, y eso lo ha mantenido, por tanto, prácticamente inalterado. Pero dejemos que sean los que conocen el yacimiento los que nos cuenten.

Foto: Wikiloc

Fuente: rinconesdegranada.com

Nuestros ancestros eligieron para asentarse este privilegiado y mágico enclave. Un lugar al abrigo de los vientos dominantes, gracias a la protección de unas paredes verticales. Aquí encontraron pastos para el ganado, buenas tierras para cultivar y todo lo necesario para su subsistencia.
El paraje de Las Peñas de los Gitanos es una gran formación kárstica, compuesta por diversas cuevas y pasillos, en uno de los cuales se sitúa el poblado de Los Castillejos, fundado hace más de 5000 años. En sus inicios aquí se desarrolló un tipo de asentamiento estable, que no rompió totalmente con el trogloditismo. La ganadería y la agricultura fueron las actividades dominantes.
Hoy parte de este lugar, es un espacio arqueológico visitable, rodeado de numerosas encinas, hierba, frescor y energía, donde podemos ver una buena cantidad de dólmenes, que son el primer testimonio del hombre por modificar su entorno, marcar el territorio, crear espacios para rituales y son por tanto una manera de trascender más allá de sus propias vidas. En ellos enterraban a sus seres queridos, en posición fetal, con algunos de sus bienes.
El yacimiento arqueológico se dio a conocer en 1868, gracias a Manuel de Góngora Martínez, que documentó toda una serie de restos y yacimientos Prehistóricos. En este espacio se localizan varias cuevas con material del neolítico, una necrópolis megalítica con más de 100 construcciones dolménicas, y diferentes evidencias de época romana y medieval.
A mediados de los años 20 del siglo XX, se inician las excavaciones del conjunto megalítico, por parte de Cayetano de Mergelina. Una década más tarde visita la zona el alemán Leisner, que incluyó la necrópolis en su catálogo sobre el Megalitismo del Sur de la Península Ibérica. A partir de ese momento, se han realizado un buen número de investigaciones, tanto de la necrópolis como del entorno. Se han encontrado cerámicas, manufacturas de sílex, semillas de cereal, monedas, ornamentos óseos de cuentas, colgantes, alfileres, brazaletes y un peine.
Las Peñas de los Gitanos tuvo una amplia secuencia de ocupación, desde el Neolítico Antiguo, 5300 años antes de nuestra era, hasta el primer tercio del siglo X.
Los dólmenes constan de una cámara trapezoidal precedida de un corredor corto, que asciende ligeramente desde la fosa hacia la superficie. Están separados entre sí por una puerta realizada mediante la perforación de un gran bloque de piedra, o de dos bloques que actúan a modo de jambas. En algunos se han encontrado petroglifos y pequeños salientes tallados en las losas, representando ciervos.
Los dólmenes se construyen rebajando el suelo para encajar los bloques de piedra, hincados verticalmente, y cubiertos después con un túmulo delimitado, en algunos casos, por un anillo de piedras.
En la mayoría de las construcciones de esta necrópolis, las losas fueron extraídas al cortar el banco de roca para crear una gran fosa, que formaría la base del monumento. En otros casos las losas eran extraídas de una cantera cercana, y movidas ayudándose de rodillos y rampas.
La estabilidad estructural de estos monumentos, a veces, se veía comprometida, por lo que se reforzaban con otras piedras a modo de tirantes, que soportaban las fuerzas laterales.

Foto: waste.ideal.es



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