domingo, 12 de noviembre de 2017

Ermita de San Elías, la Cueva de Sandaili y su ritual de fertilidad, Araoz-Oñati

Seguimos en Guipúzcoa para dejar constancia, en el blog, de otro ejemplo de ritual de fertilidad, de los muchos existentes en la Península Ibérica. No lejos del barrio de Araoz de Oñate, se encuentra la Ermita de San Elías, junto a la Cueva de Sandaili, en otro claro ejemplo más de simbiosis entre templo y cueva. Allí las mujeres de distintos pueblos subían a realizar sus distintos rituales de fertilidad que la fuente aportada más abajo, en esta ficha, describe con claridad. Se habla, en este caso, de que San Elías podría estar cristianizando a una vieja divinidad indígena del lugar. Así, llama la atención encontrar a un religioso, en este caso franciscano, de nombre Martín Mendizábal, estudiando estos asuntos, tan ocultados por los integrantes de la Iglesia, y relacionando el nombre de la cueva Sandaili, no con San Elías, sino con Santa Ylia, que especula podría cristianizando a una antigua divinidad de nombre Ivulia.

Foto: alavaentusbotas.blogspot.com

Fuente: Marian González - Diario Vasco 13/03/2011

Junto a las escaleras que suben hacia la ermita encontramos un abrevadero de piedra labrada, que recoge las gotas que rezuman de las paredes. Era el escenario de unas misteriosas ceremonias de fertilidad, que probablemente hunden sus raíces en remotas creencias de origen celta y que se prolongaron hasta la segunda mitad del siglo XX.
El etnógrafo José Miguel de Barandiarán recogía en su «Diccionario ilustrado de la mitología vasca», que las mujeres de Salinas de Léniz iban hasta Sandaili y sumergían en la bañera de piedra tantos dedos de la mano como hijos quisieran alumbrar. Entre las de Oñati, en cambio, la costumbre consistía en meterse en el agua hasta la cintura, «operación que se expresa con la palabra berau, ablandarse». Otras mujeres dejaban ofrendas de ceras y aceites, se lavaban las manos o mojaban ropas infantiles.
También caminaban hasta la gruta los habitantes de algunos pueblos alaveses cercanos, que venían a pedir lluvias en tiempos de sequía. Estos baserritarras rezaban a San Elías, a quien está consagrada la ermita de la cueva, pero en realidad ese nombre podría ser la adaptación cristiana de un viejo culto pagano. Y es que la denominación de la gruta, Sandaili, quizá no derive de San Elías sino de Santa Ylia según las investigaciones del franciscano Martín Mendizabal, y esta podría relacionarse con la diosa Ivulia.
En el fondo de la gruta se hallaron además huesos humanos y fragmentos de vasijas, probablemente de aquellos antepasados prehistóricos que iniciaron las ceremonias mágicas de Sandaili.


Foto: alavaentusbotas.blogspot.com




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