viernes, 25 de agosto de 2017

Parc de Can Mulà: árboles de junta y concejo, Mollet del Vallès

Gracias a un amigo he conocido la publicación de un libro sobre el comunal y el régimen de concejo abierto que existió en Cataluña. El libro, "El comú català", de David Algarra, recoge, por tanto, muchos ejemplos sobre esta realidad tan ocultada de verdadera democracia, donde los iguales decidían, de forma directa, sobre sus asuntos a la sombra, en muchos casos, de árboles emblemáticos para la comunidad humana que realizaba dicho ejercicio asambleario. Y es aquí a donde queremos llegar, atendiendo a la temática de este blog: al ancestral culto al árbol, que es uno de los tantos testimonios sacros o simbólicos que traemos, no sin dejar de mencionar, por supuesto, el contenido político -de verdadera política- que caracterizaba a la actividad concejil, una actividad, que como hemos dicho, se ejercitaba, en muchos casos, a la sombra de dichos ejemplares singulares, que se convertían en testigos de la palabra dada bajo sus ramas.

Junto al cartel de entrada al Parc de Can Mulà se ha plantado un árbol en el lugar en el que se encontraban los robles de concejo: Foto: molletvalles.cat

David Algarra habló, en una entrevista concedida al canal de youtube de Alícia Ninou, del actual Parque de Can Mulà, de Mollet del Vallès, población de la comarca del Vallés Oriental, junto a la Masía de Can Ros, donde, precisamente, se realizó la entrevista, y que fue el lugar en el que los pueblos de Mollet del Vallès, de Parets y de Gallecs celebraban sus asambleas. Estas reuniones, según el autor, se celebraban bajo unos robles que ya no existen, constituyendo una muestra más del fuerte contenido simbólico que siempre tuvo el roble, al igual que otras especies arbóreas fueron muy importantes en distintos lugares ibéricos, como el tejo en Asturias, el olmo (la olma, como se le solía llamar) en Castilla o el moral en la zona de influencia leonesa o asturleonesa, aunque no de forma exclusiva en dichos territorios, pues también podían ser elegidas otras especies distintas a las mencionadas.
El actual Ayuntamiento de Mollet del Vallès, para conmemorar dicho pasado concejil, ha sesionado en el Parc de Can Mulà en algunas ocasiones, aunque nada tienen que ver, evidentemente, dichas reuniones, herederas de lo que posteriormente, en contraposición a los concejos abiertos, fueron los concejos cerrados, donde la totalidad de los vecinos ya no participaba, pues tenían vedado dicho derecho natural, con las celebradas con anterioridad, cuando la palabra dada bajo el árbol entre iguales, era la ley.

*El propio David Algarra y Manel Jovani nos aclararon, en los comentarios a esta entrada, que los antiguos robles de concejo se encontraban junto a la Masía de Can Ros, a unos dos kilómetros del casco urbano de Mollet del Vallès, mientras que el Parque se encuentra dentro de la propia población.



3 comentarios:

  1. Hola.Muchas gracias por públicar un artículo sobre mi trabajo. Precisamente, el 24 de octubre del 2015, día de la publicación del libro, lo presenté en el Institut d'Estudis Ibers y pude conocer personalmente a su fundador, Frederic Santaeulària, que falleció recientemente.

    Quería precisar una cosa. La masía de Can Ros, donde estaban los antiguos robles, se encuentra actualmente dentro de la finca del Instituto de Seguridad Pública de Cataluña, en las afueras de Mollet, mientras que el parque está dentro de núcleo poblacional.

    Saludos y enhorabuena por la página, que sigo desde hace tiempo,
    David Algarra Bascón

    ResponderEliminar
  2. Buenos días Argantonio y David.

    Yo también tenía conocimiento de que los robles del consell se encontraban al lado de la Masía de Can Ros, que está a unos 2 km del Parque de Can Mulà.
    Està dentro de un recinto privado, pero tengo posibilidad de hacer fotografías. Si os interesa os puedo enviar algunas.

    Como siempre, felicidades por tus interesantísimas entradas Argantonio, que sigo asíduamente.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias a los dos por la aclaración. Es el peligro de hacer las entradas a distancia, cuando no se ha podido visitar in situ el lugar previamente. Lo editaré.
    Muchas gracias también, Manel, por tu ofrecimiento; estaríamos encantados de recibir tus fotos.
    Con ganas también de leer tu libro, David. A ver si me hago con una copia.
    Un honor el que conozcáis este humilde blog.

    Lo dicho, una muy grata sorpresa encontrar vuestros comentarios.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar