viernes, 16 de junio de 2017

Las Fallas y la fiesta babilónica de Akîtu, Valencia

Estamos a punto de finalizar la estación primaveral, pero al inicio de la misma, entre distintas festividades diseminadas por la piel de toro, como llamó Estrabón a nuestra península, se celebran las más que conocidas Fallas valencianas. Es, claramente, una fiesta de celebración a la llegada de la primavera, con el elemento simbólico del fuego como protagonista, el cual devora a una serie de monumentos falleros y ninots, que forman parte de los monumentos, la Nit de la Cremà, que es el acto que clausura esta fiesta. Pues bien, leyendo una interesante obra sobre los íberos de Rafael Ramos, hemos encontrado una curiosa vinculación realizada por este autor entre Las Fallas y una antigua festividad babilónica conocida como Akîtu.

Ninots ardiendo - Foto: elperiodico.com

Fuente: Los Íberos. Imágenes y mitos de Iberia - Rafael Ramos

En la antigua Babilonia existió un ritual, que pudo extenderse por las costas del Mediterráneo como integrante de un espíritu religioso del que Iberia participó en su época. Era el denominado festival religioso del Akîtu, que, relatado por textos mesopotámicos, se celebraba al comienzo de la primavera, con el comienzo de año agrícola, en el momento en que la naturaleza y el dios volvía a la vida, y que tenía una duración de once días durante los cuales participaban en ella todos los habitantes de la ciudad y de su territorio. Se realizaba una procesión al santuario, a la "Casa de Akîtu", al lugar de residencia temporal del dios y la diosa, donde los sacerdotes cumplían los preceptivos ritos de purificación, realizaban sacrificios y pedían por la paz. Después el rey entraba en el santuario y allí se producía la renovación de su mandato, pues era el propio dios quien le concedía la autoridad de gobernar otro año. Luego se realizaban oráculos referidos al destino del país y el día undécimo terminaba la fiesta con un matrimonio sagrado entre el rey la diosa que estaba representada por su sacerdotisa, momento éste en el que comenzaba el año. Pero, mientras se celebraba el festival y como parte de las ceremonias que anualmente se celebraban como motivo del Año Nuevo, se tallaban en madera dos imágenes que se adornaban con oro y piedras preciosas, que simbolizaban a una pareja real y divina, con sus atributos respectivos del dios y la serpiente, y que tres días después de su erección eran ritualmente quemadas. Acto que en nuestros días coincidiría con la festividad de San José y podría relacionarse con las hoy llamadas "fallas".


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