lunes, 29 de febrero de 2016

Os Reises, Tormaleo y Taladrid - Ibias

Continuamos en invierno y, como tal, queremos seguir trayendo mascaradas invernales de las tantas que abundan en la Península Ibérica. Hoy traemos una que, como otras tantas, había desaparecido, aunque ésta por fortuna fue recuperada en 2007 por los jóvenes de la zona. Se desarrolla principalmente en las parroquias asturianas de Tormaleo y Taladrid, en el concejo de Ibias, aunque sus personajes pasan por 11 pueblos. Su nombre: Os Reises.
La comparsa se divide en dos grupos de personajes: los feos y los guapos. Una vez más comprobamos la dualidad que se da en la mayoría de estas mascaradas, en una especie de lucha entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas, entre la primavera y el invierno. "Los feos" representarían a las fuerzas oscuras del invierno, yendo éstos vestidos con ropas y trapos viejos, metiendo el miedo a la gente, además de con cencerros atados a la cintura -una vez más los cencerros-, con lo que desde lejos, al ruido de los mismos, los paisanos ya saben cuando éstos acuden. Uno de los feos, El Folecón, va echando ceniza a todo el que se encuentra -la ceniza, de gran contenido simbólico, tampoco puede faltar en estas mascaradas y carnavales ancestrales- , incluso echando sal en el fuego de las casas para apagarlo, en lo que parece una clara representación de la dureza del invierno, del que las personas se defienden con el calor del fuego. Otro curioso personaje es El Basoiro, el cual representa todo lo contrario a la fertilidad, al ser una fuerza invernal, pues, además de barrer para dentro de las casas toda la suciedad de las calles, barre igualmente los pies de las mozas para que éstas no se casen.

Tres de los personajes de Os Reises - Foto: mascaradaiberica.com

Entre los personajes que representan a "los guapos", o fuerzas generadoras de la primavera que está por llegar, destacan las madamas que visten sus mejores galas y piden el aguinaldo, además de cantar; el valenciano, con traje claro y lazos de colores colgando del sombrero, lo que muestra el colorido que la propia primavera traerá con el resurgir de la vida; el gaitero, que trae la alegría tocando la muñeira de Tormaleo que los guapos bailan con las madamas; A gocha y el burro aparecen en escena recogiendo el aguinaldo para guardarlo. Cuando termina el día, de la alforja del burro se saca la merienda y se busca un sitio donde dormir para continuar al día siguiente recorriendo todos los pueblos del entorno. Al final de la fiesta, tras varios días, se prepara un fiesta con todo lo recaudado a la que están invitados todos los paisanos. Hemos de decir que el festejo no se encuadra, actualmente, ni entre las celebraciones de mitad de invierno, ni dentro de las fechas carnavalescas, sino varias semanas antes, alrededor del día de Reyes, con lo que se encuentra más cerca del propio Solsticio, que de los festejos celebrados, igualmente, dentro del Invierno, pero, como los citados, muchos más próximos a la Primavera.


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