Foto: diariodeleon.es |
*Fuente: cultura.jcyl.es
Esta pieza que nos ocupa pudo haber formado parte del ajuar de una tumba de incineración, situada en la orilla del río Torío próxima a la ciudad de León, siguiendo una tradición que acostumbraba a depositar junto a la urna cineraria piezas pertenecientes al difunto, como espadas, hebillas de cinturón y especialmente fíbulas (imperdibles). Muestra una cultura que otorga especial importancia al caballo parte de un culto zoolátrico o al menos vinculado a las fuerzas de la naturaleza, pues son varios los ejemplos de fíbulas cuyo puente se ha convertido en un toro, cerdo, jabalí, lobo o especialmente un equino. En el caso de esta obra, este caballo aparece montado por un jinete con casco, bandoleras y un cinturón que se cruza en su pecho elementos que sin duda han llevado a su identificación con un guerrero. Un guerrero que, en el contexto del cambio de Era al que esta pieza puede aproximar su fecha de fabricación, pudo vislumbrar el final de su mundo en las manos militares de un Imperio que habría de acabar colonizando gran parte de los rasgos de su cultura.
El río Torío desemboca en el Bernesga en su margen izquierda al sur de la ciudad de León. Seguramente, en algún lugar del curso del río Torío que se aprecia en el plano se halló la fíbula. |
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