miércoles, 30 de abril de 2014

La inscripción y santuario de Cabeço da Fráguas, Quinta de São Domingos-Sabugal

Hoy nos acercamos al concelho de Sabugal, a la población de Quinta de São Domingos, para visitar uno de los yacimientos sacros prerromanos y romanos, de sustrato lusitano, más importantes de la Península Ibérica: Cabeço da Fráguas. Los cultos practicados en este lugar se han documentado desde el siglo VIII al I a. C. En él existen restos de edificaciones destinadas al culto de divinidades indígenas y otras pancélticas, de gran calado en el periodo romano, como Epona. En las proximidades se encuentra la nada usual cifra de veinte aras, un hecho tan significativo que merece una ficha aparte que publicaremos más adelante; aunque lo más importante que ha dado este yacimiento es una inscripción que mezcla la lengua latina con la lusitana, en la que se describe un suovetaurilia o ritual en el que se sacrificaban tres animales machos.
La inscripción, traducida al castellano, es la siguiente:

Una oveja para Trebopala [protectora de la tribu y diosa de las batallas, de la muerte, de la familia y de la casa]
y un cerdo para Laebo,
una crinosa [yegua] para la luminosa Epona, una oveja de un año
a Trebaruna y un toro semental ...
para Reve, Señor

Al igual que ocurre con tantos otros lugares, se ha llegado a decir de este mismo que pudo haber sido el lugar en el que se realizaron las ceremonias funerarias en honor a Viriato.

despertadoteusono.blogspot.com

*Fuente: Ritual y espacios de memoria en la Hispania antigua, Francisco Marco Simón

Quizás la más conocida de las inscripciones rupestres lusitanas sea la del Cabeço das Fráguas. Se trata de un espacio frecuentando desde los inicios del s. VIII-VII a. C. hasta fines del s. I d.C., con tres fases de ocupación, la segunda desarrollándose desde IV-III hasta II-I a. C., con curiosos edificios de planta circular, el mayor correspondiente a la fase II. Con la romanización se asitiría a la pérdida de importancia gradual de este centro, aunque la inscripción rupestre perpetuaría -ya en época imperial romana- en una ceremonia sacrificial que quizás hubiera tenido lugar durante cientos de años. El Cabeço das Fráguas, es por lo tanto, a tenor de las últimas excavaciones, un espacio de vida muy prolongado.
El castro ya se había despoblado en el momento de realizarse la inscripción.


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