miércoles, 1 de enero de 2014

El Dolmen de Huerta Montero y el Solsticio de invierno, Almendralejo

Pese a que ha transcurrido más de una semana desde el Solsticio de invierno, continuamos recogiendo más ejemplos o manifestaciones de conexión humana con este acontecimiento astronómico. Hoy le toca el turno a una construcción megalítica de la Edad del Cobre -o Calcolítico-, el Dolmen o Tholos de Huerta Montero, en el municipio de Almendralejo, capital o cabeza de la comarca de Tierra de Barros. El análisis de Carbono-14 le atribuyó una edad de 4.650 años, hace escasos años, y se vino usando, como lugar de enterramiento, durante unos mil años hasta que que fue sellado definitivamente. Junto a los restos humanos -109 individuos- destaca el siguiente ajuar: pequeñas vasijas de barro, cuchillos de sílex, cuentas de collar, puntas de flechas, ídolos tallados en hueso y otros dibujados en pizarra y, sobre todo, dos caracolas de mar que nos indican que tendrían contacto con regiones alejadas marítimas. Normalmente estos monumentos se interpretan únicamente como lugares de enterramiento, pero es bien sabido, para los estudiosos o aficionados de estas construcciones, que cumplían otras funciones, como lugar de culto o reunión, pudiendo considerarse como auténticos templos prehistóricos. Como dijimos hace escasos días con el Tholos de El Romeral, en Antequera, la luz solar que penetra hasta la cámara los solsticios de invierno seguramente encierra el simbolismo o significado intrínseco a la Navidad o fechas del Solsticio de invierno, que no es otra cosa que el renacer o resurgir. El Sol renace durante esas fechas y, quizás, eso mismo se esté invocando para los seres humanos. Éstos no volverían a la vida físicamente, pero el lugar donde reposan sus restos serían iluminados "eternamente" año tras año en las fechas del Solsticio invernal.

Entrada del sol en el Solsticio de invierno - despiertaharnina.blogspot.com

*Fuente: La tumba de la Edad del Cobre de Almendralejo (Huerta Montero). Francisco Blasco Rodríguez.

La tumba se considera no solo un lugar de enterramiento, también cumple la función de emplazamiento donde residen los antepasados, y era normal que recibieran culto por considerarse mediadores en las peticiones que se realizaban a las divinidades. En este sentido, interpretamos que la orientación de la tumba, proyectada para que el sol penetre a través del 
corredor en la cámara, el día más corto del año (solsticio de invierno), puede estar motivada por una ceremonia que se realizara en esas fechas. Directamente relacionado al interés que pusieron por conseguir esta orientación concreta, 
vinculamos el hallazgo, en los laterales de la cámara, de agujeros de postes, que, fuera de toda duda, sirvieron para realizar el trazado de la tumba y señalar su orientación con relación al solsticio de invierno. No se conocen vestigios de este tipo, en tumbas similares de nuestra zona, y su hallazgo nos aporta datos interesantes sobre las nociones de geometría, que poseían las gentes que habitaron estas tierras hace casi 5000 años. 
Queda de manifiesto que, en una época tan remota, se disponía de ciertos conocimientos astronómicos, y que se empleó una geometría sencilla para el trazado de la tumba. Por otro lado, se constata la utilización de estructuras excavadas para la elaboración de la argamasa, el empleo de la técnica del tapial en la construcción del pasillo o de la bóveda. Conocemos que la tumba se utiliza durante al menos 1000 años, lo que demuestra la eficacia de los constructores.




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