Para finalizar, diremos que hace casi tres años ya visitamos en este blog Higuera la Real para acercarnos al castro de Castrejón de Capote y hablar de un santuario allí existente.
Miguel A. Cartagena |
*Fuente: Teresa Chapa Brunet, higuerareal.org
En el grifo de Higuera la Real podría verse al dominador de pueblos, sin embargo, no creo que esta sea la interpretación correcta, teniendo en cuenta la actitud de la " víctima" y la tradición ibérica en el uso de este animal. La persona representada no se encuentra atacada por este ser fantástico, sino que se acoge a él con fuerza buscando su defensa. En el ámbito prerromano esta actitud ya era conocida, y los animales propios del mundo de ultratumba defendían al difunto en su viaje al más allá e impedían la profanación de su sepultura. El tema del viaje a lomos de estos monstruos es recogido en una escultura hallada en Elche, donde dos figuras humanas son transportadas por una esfinge.
Por todo esto, esta escultura debió coronar el enterramiento de un personaje importante, una mujer a juzgar por la figura en él representada. La difunta ha entrado ya en el mundo de los muertos, y está protegida por uno de los seres que en él habitan. Esta fiera la acoge y la defiende de los peligros, representados en el mundo de los vivos por los profanadores de tumbas. Aunque el traslado al más allá es normalmente labor de las esfinges o las sirenas, los grifos ejercen el mismo papel protector en las cajas funerarias ibéricas, y no resulta extraño su empleo en este monumento. En cuanto a su cronología, ya hemos visto cómo determinados rasgos- materia prima, presencia de barba y mamas, etc.- la sitúan dentro de la plástica peninsular, en un momento ya plenamente romano. Por la tipología del grifo y el peinado de la figura femenina, puede encuadrarse en un momento dentro del siglo I o como muy tarde a comienzos del siglo II d. C., si bien la erosión superficial impide situarla en un momento más concreto.
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