Hoy nos acercamos de nuevo a la antigua Contestania, a un yacimiento donde se halló en el siglo XIX la más famosa escultura ibérica del mundo antiguo: La Dama de Elche. Pero nuestro protagonista de hoy no es este fabuloso busto, que ha pasado ya a formar parte de la Historia Universal con mayúsculas, sino el templo íbero hallado en el mismo yacimiento, en lo que fue la antigua Ilici; y no porque no merezca la pena dedicarle una entrada a la más grande, en importancia, de las esculturas de la Antigüedad de la vieja Iberia, sino porque ya es más que conocida y hay numerosísimas referencias a la misma en la bibliografía y en la red de redes, por lo que entendemos que era también importante dejar constancia de la existencia de este templo, mucho más desconocido, y de paso acercarnos al importante yacimiento arqueológico de La Alcudia de Elche.
Como elementos constructivos y de uso ritual en el mismo hay que destacar la mesa de ofrendas y una cámara subtérranea, además de distintos testimonios iconográficos. Para finalizar nuestra presentación, diremos que se han documentados dos estratos que nos indican dos fases distintas en el uso cultual de este edificio.
*Fuente: "Vestigios cultuales en el templo ibérico de La Alcudia (Elche, Alicante)", Rafael Ramos Fernández
El ara que constituye la mesa de ofrendas ocupa el centro de este edificio. Está construida con piedras acopladas, y conserva el testimonio de su revestimiento de enlucido de cal, de 3 milímetros de grosor, aplicado sobre barro y pintado de rojo. Constituye una plataforma que se alza 0,60 metros sobre el pavimento y que, como pudo apreciarse tras su seccionamiento, estaba integrada por cinco hiladas o capas de piedras. [...] En una de ellas se instaló una gran piedra de río, sin pulir, que puede vincularse a la masseba que aparece en las fuentes bíblicas y medio orientales; y también allí, en la segunda fase se se encontró una terracota de la diosa, del tipo que suele denominarse de Tanit.
La cámara subterránea: [...] Parece evidente que la cámara subterránea pudo desempeñar la función de "pozo de los misterios", es decir de lugar inferior en el que depositar ofrendas y lugar para efectuar determinadas teatralizaciones tendentes a la repetición imaginativa de los actos de las divinidades. La sustitución de la capilla anterior por esa cámara subterránea evoca, si se accede al pensamiento de su época, la idea de la realización de representaciones alusivas al descenso de la diosa al seno de la tierra y a su posterior epifanía. Ese descenso a las entras de la tierra se relaciona con evidencia con la ubicación de las cuevas sagradas en las que los iberos practicaron acciones cultuales de carácter ctonio en los recintos más profundos de ellas, lo que en cierta forma es relacionable con las cámaras subterráneas de la diosa que citan textos relativos a ese tipo de ritos en áreas geográficas comunicadas con la ibérica, que además ofrecen representaciones plásticas que enlazan con las ilicitanas.
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