Estamos ante un castro celtibérico de los berones, el Poblado de La Hoya, con el territorio de los autrigones al norte, donde se ha encontrado un curioso culto fundacional -aunque no era poco común, por los casos descubiertos- pues en su muralla se hallaron unas cuernas de ciervo en la base de la misma que se han interpretado como elemento ritual de fundación del propio poblado. Bien pudiera ser un acto en honor del dios pancéltico conocido como Cernunnos, ese dios representado en el famoso Caldero de Gundestrup, siendo esto último una aventurada especulación del que estas líneas escribe. Además, se ha descubierto la necrópolis de este poblamiento y unos curiosos enterramientos de personas en edad infantil dentro del propio poblado, práctica común también en otros yacimientos de la zona.
Como dato particular, añadimos que el castro no se encuentra, como normalmente ocurre, en una zona alta, fácilmente defendible, sino que está en una zona más o menos llana que se encontraba junto a una ruta que con casi toda seguridad se venía usando desde antiguo; eso sí, se encontraba protegido a través de unas murallas que rodeaban al poblado en su totalidad, aunque, por el estado en el que se halló el poblamiento al excavarlo, se ha sabido que no le protegieron de su trágico final, pues hay evidencias de que el mismo acabó sus días incendiado en día de mercado, de lo que se deduce que bien pudo ser un punto de comercio dentro de aquel territorio.
...en el aspecto de cultos, creencias y mundo de ultratumba, se pudo llegar a un conocimiento que si no total, si lo suficientemente amplio como para conocer estos aspectos. De cultos de tipo zoomórfico con referencia a ofidios, ciervos, bóvidos, etc., se han encontrado testimonios como rituales de fundación, especialmente en las murallas con relación a las cuernas de ciervo depositadas como defensas en una asociación de magia simpática. Los cultos necrolótricos, tienen dos vertientes; los numerosos enterramientos infantiles - más de 250- en el interior de las viviendas, y la necrópolis propiamente dicha localizada fuera del recinto a cierta distancia del poblado. Esta necrópolis de incineración con enterramientos en cistas y en algunos casos en urnas de madera, parece corresponder, en una mayoría, a guerreros si se atiende a los ajuares, consistentes principalmente en armas de todo tipo (puñales y tahalies de tipo Monte Bernorio, lanzas de diferentes tipos y tamaños, umbos de escudos, etc.) y arreos de caballo, además de elementos de adorno (fábulas, colgantes, etc.). Destacan en estos ajuares las abundantes piezas ornamentadas mediante damasquinado, con bellos diseños realizados con unas depuradas técnicas.
(Armando Llanos, euskonews.com)
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