El sábado pasado tuve la suerte de visitar este yacimiento por segunda vez, sobrecogiéndome igualmente como la primera. El emplazamiento y la naturaleza circundante de la Sierra de Ávila, donde se haya, con sus abundantes bosques de encinas, no dejan indiferente. La reconstrucción de las murallas del castro, con sus tres recintos, y sobre todo la necrópolis, con una estructura muy distinta a cualquiera otra de su contexto y sus 2130 sepulturas -la necrópolis con mayor número de tumbas excavadas en España- hacen de este antiguo poblamiento uno de los más singulares de entre los vetones. Pero una vez más, dejemos que sean los expertos los que nos cuenten, pues el que subscribe únicamente es un simple recopilador de enclaves de este tipo que, a modo de copista, trae las voces autorizadas en la materia. De este modo, una vez más, traemos a un gran conocedor de estas antiguas tierras vetonas: Ángel Luis Mayoral. De entre las líneas que traemos, resulta también de interés la crítica que realiza a un estudio sobre el que últimamente se habla bastante en relación a esta necrópolis, el estudio arqueoastronómico realizado por Isabel Baquedano.
La Osera es una necrópolis de incineración, datada entres los siglos IV a III a.c. Aparte de los enterramientos, que aparecen en su mayoría aparecen en un simple hoyo, se observan una serie de túmulos de entre 2 y más de 6 metros de diámetro.Las sepulturas individuales se presentaban casi siempre sin protección, o protegidas por una simple laja de piedra, o algo de adobe.[...]
Los hallazgos permiten interpretar la sociedad que hizo uso de La Osera como una sociedad fuertemente jerarquizada, por la aparición de un reducido número de enterramientos Algunos autores interpretan las estructuras tumulares como cenotafios, por carecer -salvo excepcionalmente- de enterramientos en su interior, como ocurre principalmente en el sector 1 de La Osera; apuntando no obstante la posibilidad de que estemos ante la representación de un orden o jerarquizado, que sería reflejo del sistema tribal o de clanes en que estaba organizada presumiblemente la vida en el castro.Los Ajuares están presentes en un 50% aproximadamente de las tumbas y no difieren notablemente de los que aparecen en el resto de las necrópolis de la época en territorio vetón, apreciándose las diferencias en cada sector de la necrópolis, esto es, manifestándose las diferencias sociales dentro de cada grupo de enterramientos; unos pocos muy ricos y otros carentes por completo de ajuar -e incluso de urna o vasija de cerámica que contuviese las cenizas- con situaciones intermedias de hallazgos de sepulturas con objetos asignados a labores domésticas, sin armas y alrededor, habitualmente de las sepulturas de guerrero. En los distintos sectores de La Osera, el armamento supone entre un 15 y un 26%, densidad similar a la del Raso de Candeleda.
Baquedano describe en su trabajo sobre la necrópolis, integrado en el libro Celtas y Vetones, cómo: “la utilización de programas informáticos adecuados demuestran que los ‘sacerdotes’ que planificaron las necrópolis tenían unos conocimientos astrológicos bastante precisos, íntimamente ligados a las estaciones y a los ciclos biológicos. Los ángulos que marcan las estelas coinciden con la salida y la puesta del sol en los solsticios de verano e invierno, y son también coincidente, o muy próximas, a las cuatro fiestas conocidas del calendario celta. Por último, este almanaque sagrado que visualmente representaría la necrópolis, está muy próximo a la representación de Orión en el cielo nocturno invernal del hemisferio Norte…”
Conste que no negamos esta posibilidad, pero no alienta la adhesión la utilización de términos como: “está muy próximo a la representación” y “o muy próximas a las cuatro fiestas”. Pensamos que no sobraría la corroboración por parte de especialistas en Astronomía, de si los ángulos corresponden exactamente a las fechas descritas y a las interpretaciones visuales propuestas; puede que así se haya hecho, pero en el trabajo no se menciona nombre alguno en que se apoye la teoría. Y tampoco sería mal argumento la existencia de tumbas con elementos rituales exclusivos -puesto que suponemos que los supuestos sacerdotes también fallecerían- mediadores en ese culto a Orión de nuevo cuño en la Península, y mucha aceptación sin crítica por parte de la comunidad científica actual; y con escasa base –que sepamos- en fuentes fiables anteriores.
La apreciación de los esquemas simbólicos tiende a ser bastante subjetiva, y si uno tiene la idea preconcebida de que va a ver Orión, o Las Pléyades, representado en un esquema aparentemente informe, es muy posible que termine viéndolo, pero…¿qué hacemos con las estructuras cuadrangulares y rectangulares? ¿Las obviamos?
(Necrópolis de La Osera, Ángel Luis Mayoral. territorioveton.com)
No conozco ningún autor que incluya a los vetones en la cultura de los campos de urnas, sino en Cogotas II, cuando la Osera es claramente para mí gusto un campo de urnas. Es más, para algunos autores los vetones no son mas que el resultado de sucesivas aculturaciones del sustrato indígena preexistente.
ResponderEliminarA mi me gusta pensar que los vetones estan relacionados con otro gran misterio indoeuropeo en la península, como son los celtas del suroeste, y no tanto con los celtiberos.
Gracias por tu comentario y tus opiniones, pero nunca oí ni leí que la necrópolis de La Osera perteneciera a la Cultura de los Campos de Urnas, si pudieras facilitarnos más información te lo agradeceríamos.
ResponderEliminarPor cierto, disculpa por el retraso en responderte, pero me acabo de dar cuenta ahora de tu comentario.
Salud