Hoy volvemos a esta sierra, donde en su momento visitamos la Peña de la Cruz -o Peña Botadera-, para hacernos eco de un importante conjunto de manifestaciones artísticas del Paleolítico y el Neolítico. Este conjunto -que forma parte del conjunto de Arte Rupestre Levantino declarado Patrimonio de la Humanidad- se distribuye entre los municipios de Rodenas, Pozondón, Bezas, Tormón y el propio Albarracín. Si resulta bastante complicado resolver algunos enigmas del pasado más reciente, no hace falta casi ni mencionar la dificultad en cuanto a la interpretación de este arte desarrollado por unos antepasados tan lejanos. Aun así cabe deducir que algunos de estos espacios fueron auténticos santuarios prehistóricos.
“Rodenos” con pinturas rupestres, cerca de Albarracín
Más complicado que la datación de pinturas o grabados parietales, resulta acercarse al complejo mundo de creencias, rituales o motivaciones que llevaron a los primitivos pobladores de la Sierra de Albarracín, a grabar o pintar sobre los paneles rocosos de rodeno motivos que en muchos casos no somos capaces de interpretar. A lo largo de los últimos cien años los investigadores han ido aportando teorías más o menos sugerentes respecto a la interpretación de dichas manifestaciones sin que hasta la fecha ninguna haya logrado desbancar a otras anteriores o simplemente diferentes. Desde pensar en los abrigos decorados como espacios sagrados, donde se realizaban determinados rituales, hasta considerar los paneles como representaciones narrativas de acontecimientos cotidianos, pasando por las teorías que consideran el arte levantino como una marca o delimitación territorial del pueblo de cazadores-recolectores que lo realiza como respuesta al rápido avance de los pueblos neolíticos y de su arte esquemático, todas las teorías parecen tener algún punto de acierto, incluso las más recientes que asocian las representaciones antropomorfas esquemáticas a una plasmación gráfica de la estructura político/social de los grupos humanos neolíticos o calcolíticos. Por lo que se refiere a las manifestaciones artísticas de la Sierra de Albarracín, queremos resaltar algunos puntos clave. Resulta innegable el carácter de santuarios de algunos conjuntos, como La Masada de Ligros, dado el lugar y la aglomeración de abrigos con grabados, así como el intento de sacralización de determinados espacios naturales. Otros yacimientos parecen haber estado asociados al control de pasos o de territorios, e incluso otros tienen una explicación en el contexto de la cultura pastoril de la Sierra de Albarracín y del fenómeno de la trashumancia, como sucede en algunos yacimientos de grabados de Ródenas o de Tramacastilla, como la Peña del Jinete o Barranco del Conejar.
(Fabiola Gómez Lecumberri y José Ignacio Royo Guillén, "El arte rupestre en la Sierra de Albarracín")
Si os interesan estas pinturas y las muchas más que hay en aquella sierra, ahí tenéis un par de libros imprescindibles:
ResponderEliminarLAGARDA MATA, Ferran (2004): Las Pinturas Rupestres de Albarracín y las Claves del Arte Rupestre Levantino. Zaragoza, 2004.
95 Páginas con 69 Ilustraciones en color. Idioma: Castellano. PVP: 18,00 €
ISBN: 8493357553
LAGARDA MATA, Ferran (2006): Revisitando Albarracín I: Los Toricos del Prado del Navazo. (Pinturas Rupestres en el Rodeno). Zaragoza, 2006.
44 Páginas con 34 Ilustraciones en color. Idioma: Castellano. PVP: 12,00 €
ISBN: 9788493478834
Yo los compré en Pórtico Librerías de Zaragoza, pero también los he visto en la Librería General.
Un saludo.
Isabel
Muchísimas gracias por darnos a conocer estos dos libros, Isabel, a ver si los encuentro o tuviera la suerte de que me los pudieran enviar.
ResponderEliminar¡Salud!