Hoy volvemos a visitar Guardamar del Segura para rendir honores a una dama que salió del olvido en 1987, después de más de dos mil años sumida en el anonimato. Si bien no es tan conocida como las damas íberas de Baza, la del Cerro de los Santos, ni mucho menos la de Elche, sí es una escultura de gran belleza, algo más arcaica que las nombradas anteriormente, sobre todo que la Dama de Elche, en un estilo más helenizante. La Dama de Guardamar o Dama de Cabezo Lucero, pues apareció en el yacimiento de dicho nombre, fue hallada en la necrópolis de este antiguo poblamiento, en el margen derecho del río Segura, entre Rojales y Guardamar del Segura. Seguramente estas esculturas iberas cumplían una función funeraria, incluso como depósito para las cenizas de algún difunto. Este poblado se encontraba junto a una albufera, hoy en día inexistente, donde en la otra orilla se hallan los poblados de La Escuera, El Oral y la necrópolis de El Molar.
De la escultura monumental asociada a la Necrópolis, sobresalen las esculturas de toros y otros animales fantásticos así como el busto de la Dama de Guardamar.
El día 22 de septiembre de 1987, a poca profundidad, apareció un gran trozo de un rodete de piedra, primer fragmento de un busto de dama ibérica, con indumento semejante a la Dama de Elche. La excavación proporcionó muchos elementos más, entre ellos un gran fragmento que comprendía el tocado, la cara y el cuello. Pero la escultura, rota de antiguo, había sido martilleada e incluso en zonas había sufrido la acción del fuego. Transportada al laboratorio del Museo Arqueológico Provincial de Alicante, el restaurador Vicente Bernabeu comenzó con el lavado e identificación de los restos hallados, así apareció un trozo con el mentón, otro con los labios, que habían sufrido una erosión en el labio inferior derecho, fragmentos del pecho y de los collares, y otros muchos trozos de piedra, pertenecientes a la pieza, pero que no encajaban entre sí ni tenían ninguna superficie labrada. La tarea de restauración fue delicada y minuciosa, prolongándose desde octubre de 1987 hasta junio de 1988, en que se culminó. La pericia del restaurador Vicente Bernabeu y su capacidad artística lograron revivir una pieza que era de dificilísima reconstrucción, y que ahora, aun con lo que le falta, muestra su belleza tal cual pudo salir de las manos del escultor que la labró hace dos mil quinientos años.
(fvmp.es: Web de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias)
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