A muy poca distancia de la localidad de Jumilla, famosa por su vino, encontramos un ejemplo más de la esplendorosa cultura íbera en el poblamiento conocido como Coímbra del Barrancho Ancho. En él se halló un santuario, posiblemente bajo el culto de una diosa relacionada con la fertilidad, con muy probable conexión a ese culto naturalista ancestral a la Madre Tierra que tanto se repite en las distintas culturas del neolítico y el mundo antiguo. Así lo atestiguan los distintos restos arqueológicos aparecidos.
El descubrimiento del santuario se produce de forma casual en el año 1937, gracias al hallazgo de un exvoto de bronce que se conserva en el Museo Municipal de Jumilla. En 1978 se producía la entrega al Museo por parte de la familia Tomás Pastor de unos fragmentos de pebeteros de terracota en forma de figura femenina. A inicios de la década de los 90, apareció un pequeño depósito arqueológico, en la ladera de donde se encontraron los fragmentos de pebeteros. Por este motivo se decide este mismo año realizar una excavación de urgencia con la finalidad de evitar las intervenciones de los clandestinos siendo hasta el momento la única actuación arqueológica que se ha producido.
La campaña de 1993 en el santuario se centró en la excavación de una posible favissa (pozo para ofrendas) del santuario ibérico. Los elementos documentados pueden encuadrarse en tres grandes grupos: objetos cerámicos, metálicos y de pasta vitrea.
A la luz de las terracotas y exvotos de plata y oro estudiados, se puede afirmar que el santuario ibérico de Coimbra del Barranco Ancho estaría bajo la advocación de una diosa indígena de la naturaleza y la agricultura, identificada posiblemente con Démeter y con una pareja masculina, dualidad no ajena a los cultos y creencias relacionados con la fertilidad.
(www.um.es)
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