Hoy nos acercamos a la comarca del Priorat, a un Parque Natural constuituido por un gran roquedal que se ubica en el sector occidental de la Cordillera Prelitoral Catalana. Su nombre -y más bien sus paisajes- constituye una pista para deducir su sacralidad; sacralidad que desarrollaron sus habitantes humanos en la Prehistoria, pues son numerosas las pinturas rupestres que en este Monte se han descubierto, algunas de ellas hace bastante poco. La zona que rodea al parque -y el Priorato en general- es abundante en viñedos, un cultivo cuyo fruto fermentado ya se sabe que encierra un importante simbolismo sagrado al modo del opio en Asia o el peyote en el "Nuevo Mundo", quede esto como dato trascendente o no.
El río Montsant ha creado un desfiladero muy singular, conocido como de Fraguerau, en homenaje a un ermitaño del siglo XII que fundó la ermita de Sant Bartomeu en un rincón solitario de gran belleza.
El Montsant desde los tiempos más remotos ha estado habitado por el hombre. La abundancia de agua y alimentos y su formación geológica, llena de cuevas y otros abrigos naturales, han brindado al hombre su acogimiento y generosidad. En el siglo VI en el lugar conocido como “Coll de Mònecs” había un grupo de anacoretas que practicaban una vida duramente ascética. En tiempos en que los musulmanes eran los dueños del territorio el Montsant fue respetado como lugar sagrado. De hecho le llamaban “Gabal Albarca” que traducido significa la “Montaña Bendecida”.
La magia del Montsant Sin lugar a dudas el Montsant es una montaña de gran singularidad y especialmente cautivadora que irradia un magnetismo especial. Sus amaneceres y atardeceres vividos desde la Serra Major o el coll de Mònecs están impregnados de una paz envolvente. Cuando la noche se impone, la contemplación del cielo estrellado se convierte en una experiencia sublime difícil de olvidar. De hecho esta fascinante montaña desde la noche de los tiempos ha irradiado magia y misticismo.
(catsud.com)
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