Ya estuvimos en su momento en el cerro de São Miguel, donde se dice un hubo un templo romano dedicado a este dios indígena que competía en importancia con el propio Júpiter en tiempos de la romanización, por lo que queda claro su gran importancia, sobre todo para los lusitanos, cual es el caso. Por lo visto su lugar de culto ancestral se encontraba a 3 km del cerro de São Miguel, en concreto en el Santuario de Rocha da Mina, donde se encuentra un altar rupestre que, por lo visto, estaba consagrado a este dios.
Con ello, se ha llegado a la conclusión de que el culto realizado en Rocha da Mina, donde seguramente acudirían gentes de distintos poblamientos de la zona, fue desplazado posteriormente al cerro São Miguel, donde presumiblemente se construyó un templo en su honor -ahí lo atestiguan distintos hallazgos arqueológicos-, con lo que Rocha da Mina quedaría, desde entonces, en desuso. Este santuario rupestre se sitúa en un promontorio que se eleva sobre el río Lucefeci, en una zona de bonitos paisajes.
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