Fue un anterior poblamiento celtíbero, como tantos otros, aunque rebautizado por los que la conquistaron como Valeria, en honor al cónsul Cayo Valerio Flaco. No se halla lejos de la también ciudad 'hermana' y antigua Segóbriga, siendo citada por el propio Ptolomeo en su Geografía. En cuanto a su ubicación no ha habido ninguna incertidumbre, como sí ha existido y existe con otros tantos poblamientos, pues muy cerca nos encontramos un municipio homónimo que ha servido de pista, además, del conocimiento de las ruinas existentes de la antigua ciudad que no fueron excavadas hasta mediados del S. XX.
En Valeria encontramos un ejemplo más de manantial o fuente sacralizado, es decir, un claro culto a las aguas, seguramente anterior a la llegada de los romanos y que se materializó, con la llegada de éstos, en el Ninfeo de Valeria. Pero de verdad lo que más destaca en este lugar es la bonita hoz del río Gritos que, en forma de abrazo eterno, envuelve a la antigua Valeria.
Se trata de un añadido al conjunto foral en sí, y uno de los edificios más interesantes de la arqueología clásica española. Para Ángel Fuentes se le podría considerar un segundo foro menor. Es una fuente monumental, quizás la mayor del Imperio romano, y la imagen más típica de la Valeria romana. Es el fruto de la monumentalización del muro de contención del foro por el Este. El muro actuálmente está desprovisto de todo ornato, pero se debe imaginar cubierto de mármoles, estucos, esculturas y bocas por las que el agua debería manar sin cesar. ( En palabras de Julián Torrecillas, el guarda-encargado de las ruinas )
El conjunto del Ninfeo corona toda la ladera del Hoyo de Afuera, de la que sería una "balconada superior monumental". Por encima de él asomarían los edificios más importantes del foro: Curia, Basílica, y probablemente, el templo de la ciudad. Consta de una serie de 7 nichos semicirculares alternados con exedras rectangulares, practicados en un grueso muro que encierra en su interior un canal revestido de hormigón hidraúlico por cuya pared va el specus, que surte de agua al Ninfeo. El agua saldría al exterior por unas bocas situadas a los lados de los nichos semicirculares, y allí recogida en piletas. Ese pórtico arcuado, del que aún hoy se pueden ver sus columnas toscanas, arquitrabes y demás restos en la taberna nº 12, era en realidad el Ninfeo : " como un tunel algo oscuro, con el ruido , hoy silenciado, de sus 14 fuentes manando, y seguramente húmedo ".
Entronca con los Ninfeos helenísticos: está en la línea de la Fuente Pyrene de Corinto en su fase helenístico-romana. No hay que olvidar que los ninfeos, especialmente en época antigua, antes que edificios ornamentales, que realmente lo eran, son edificios de culto a las aguas -de origen prerromano-, formando parte del foro, pero, a la vez, claramente separado de él.
Las cisternas fueron construídas con la misma técnica que las del foro. Salpican todo el yacimiento. Una fuente adosada a ellas posibilitaba que todos los habitantes de la ciudad pudieran disponer de agua.
(www.adesiman.org)
Creo que deberíais detallar de donde tomáis las citas que incluis en este texto, ya que la última forma parte de una tesis doctoral: El ninfeo hispanorromano de Valeria, escrita por Mónica Montoro Castillo a la que no hacéis mención en ningún momento.
ResponderEliminarGracias por la aclaración, yo encontré esas líneas en este enlace: ( http://www.adesiman.org/Adesiman/lugares_de_interes/lugar4.htm ) y en ninguna parte del mismo se cita el nombre de la autora que mencionas, por eso cité únicamente como fuente la web.
ResponderEliminarUn saludo y ya queda aclarado con tu comentario, muchas gracias, de nuevo