En tierras de influencia de la más antigua y próspera civilización de la antigua Iberia, sus herederos turdetanos construyeron un poblado y un santuario con una importante característica, pues se cree que se daba culto a una columna encontrada en el edificio y que no cumplía ninguna función estructural, aunque no es un caso único, hay más ejemplos diseminados por el territorio ibérico. El templo está situado cerca de un manantial y, por los exvotos hallados en el mismo, se considera que fue un centro curativo de aguas rituales.
Sobre el cerro, donde se ubica el poblado y el santuario, encontramos también las ruinas de un castillo medieval.
En el núcleo de la campiña de Córdoba el asentamiento ibérico de Torreparedones ha proporcionado pruebas arqueológicas fehacientes de que fue un santuario popular desde el siglo IV hasta el I a. C. En el edificio sagrado se colocaron muchos cuencos de cerámica y exvotos de piedra. Las ofrendas labradas son figurillas humanas de rasgos toscos, pero impregnadas de significado religioso. La mayoría de ellas son figuras de pie que sujetan el borde de un manto y con la mano izquierda sostienen un cuenco a un lado; o sujetan una copa contra el vientre mientras derraman una libación. Otras figuras aparecen sentadas, con los brazos cruzados. Varios de los exvotos son sólo pies o piernas. El santuario de Torreparedones está situado fuera del bastión meridional del poblado fortificado, y no queda lejos de un manantial natural. El edificio que se descubrió fue construido durante la segunda mitad del siglo I a. C., pero sustituyó a un edificio anterior datado en el siglo II a. C. Se trata de un edificio rectangular con tres espacios separados: un corredor, un patio y una cella. Se encontró buen número de figurillas cerca de un banco alto, en el ángulo del noroeste del patio. En la cella aparecieron algunos exvotos del mismo tipo. El santuario interior merece atención especial. Es notable por sus características arquitectónicas. Había una columna junto a la pared trasera de la estancia, enfrente de la entrada, en una zona empedrada en cuyos bordes había losas de piedra en posición vertical; esta columna, que no cumplía ninguna función estructural, estaba constituida por otros fragmentos de tambor y un capitel foliáceo. En el interior de la estancia había una mesa (o un banco) sostenida por bloques de piedra, y dos pequeños altares de piedra. A pesar de sus reducidos límites, este edificio religioso de Torreparedones sirve para ilustrarnos sobre los ritos sagrados que tenían lugar en un templo del sur de la península Ibérica durante este período tardío. El culto se centraba alrededor de una columna con capitel que era el punto culminante más recóndito del santuario. Este “soporte” arquitectónico sostiene el objeto de devoción, la esencia “divina”. Así pues, a diferencia de sus acólitos, la deidad no toma la forma de una figura humana. Sin embargo, se adjudica los símbolos de algunas cualidades divinas más perennes: fuerza e inmutabilidad (los tambores), así como capacidad para una existencia renovada (el capitel).
Se hacían algunas ofrendas (o sacrificios) en los altares que se encontraron dentro de la cella. Sólo unos pocos exvotos de piedra fueron a parar finalmente al santuario interior: la mayoría se colocaban en el espacio exterior contiguo, que era mucho mayor, o con posterioridad se sustituían. A juzgar por la actitud de algunas de las figurillas, el derramamiento de agua tenía un significado ritual. Puede ser que los efectos curativos del agua atrajeran a muchos fieles. Esta interpretación terapéutica la confirman las dedicaciones de pies y piernas. Con todo, también cabe que esto sea sólo el principio en lo que se refiere a descubrir los trascendentales significados religiosos del templo de Torreparedones.
(María Cruz Fernández Castro)
He descubierto por casualidad este blog, y lo cierto es que me ha gustado mucho, tanto la temática como los lugares comentados, algunos de ellos totalmente desconocidos para mí.
ResponderEliminarPermítame recomendarle mi página web:
http://www.rutasyleyendas.com
Como podrá comprobar, aunque desde una óptica más práctica y turística, también se abordan muchos enclaves llenos de leyenda y magia que perfectamente pueden formar parte de la "Iberia Mágica".
Un saludo.
Muchas gracias, Alfredo, por ponerte en contacto conmigo y muchas gracias por darme a conocer tu página. No tenía el gusto aún de conocerla y me parece muy interesante. Espero seguirla y aprender de lo que escribes y aportas y, por supuesto, decir que muchos de los lugares que mencionas forman parte de la Iberia Mágica, así que no te extrañe que alguna vez te cite por aquí, con tu permiso, claro.
ResponderEliminarUn saludo