lunes, 1 de junio de 2009

Las termas de Sant Grau de Caldes de Malavella y el dios Apolo

La sacralización del agua termal en la Península Ibérica es un fenómeno que se repite con no poca frecuencia a lo largo de su territorio. En Caldes de Malavella, famosa por sus aguas termales, tenemos un ejemplo.

Núcleo mágico y manantial son fenómenos que van unidos de modo casi inalterable. Junto a la fuente se edifica el santuario o simplemente se instala el ara votiva -como las termas dedicadas a Apolo en Caldes de Malavella- y todo acto religioso que se lleva a cabo en ese enclave santificado está referido a la virtud física o metafísica del manantial y al simbolismo que lo gobierna y lo define, que tiende siempre a identificarlo con su significación graálica de continente y transportador del conocimiento supremo.
(Juan G. Atienza)



















Las termas de Sant Grau se construyeron entre los años 40 y 50 dC, aprovechando las aguas termales de la actual Caldes de Malavella y su proximidad a la Vía Augusta, principal eje de comunicación en nuestro país durante la época romana. Estas termas tenían un carácter medicinal y salutífero, gracias a los efectos terapéuticos de sus aguas.

A grandes rasgos, se trataba de un edificio sencillo, con pocos elementos ostentosos, muy distinto a los grandes conjuntos termales de las grandes ciudades.


















El principal elemento de este conjunto arquitectónico es una piscina de planta casi cuadrada, rodeada por un pasadizo, a la cual se accede por unos escalones situados en tres de sus cuatro costados. El agua llegaba a la piscina por un agujero que hay en el pilar central del lado este, procedente directamente de la surgencia. Sin embargo, antes pasaba por una estancia con tres agujeros y presencia humana en la puertas que posiblemente tenía carácter sacro, y se cree que estaría dedicada a Apolo.
(www.arqueotur.org)

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