La ciudad de Tiermes, entonces abandonada y cuyas ruinas destacarían mucho más que las actuales, es el lugar denominado en el Cantar -del Mío Cid- como Agriza, leído a veces como Griza, en el manuscrito original. Ningún otro punto de la Sierra Pela ubicado entre Ayllón, San Esteban de Gormaz, Navapalos y Atienza cabe ser caracterizado por una calzada junto a una zona de “caños” (cuevas, túneles, pasadizos) y poblada desde tiempos inmemoriales.
Como se explica en el libro "Gentes de Tiermes", el texto del Cantar alude a dos mitos ligados a Agriza-Tiermes, muy difundidos entre los oyentes a los que estaba destinado en aquella época el Cantar y que, por tanto, se mencionan de pasada y sin mayor explicación: Álamos y Elpha.
El texto indica que Griza es una ciudad "que Alamos pobló” y donde Elpha ha sido encerrada en “los caños” por Álamos. Se ha debatido el significado de estos nombre. Los “caños” parecen una referencia a las cuevas, túneles y pasadizos que la arquitectura rupestre de la Tiermes romana (principalmente los acueductos excavados en la roca en época romana) y el aprovechamiento de la arenisca en que se asienta han dejado como huella imborrable de su urbanismo, visible claramente en época medieval y aún hoy en día pese a los dos mil años transcurridos.
Recordemos que los vestigios actuales son pálida sombra de los edificios y construcciones urbanas antiguas y que incluso en el siglo XVIII aún se contemplaban algunos restos impresionantes que literalmente han desaparecido hasta los cimientos en la actualidad. No resulta extraño que los lugareños inventaran en la edad media leyendas para explicar el para ellos desconocido origen de Tiermes, de sus construcciones y de sus “caños” oscuros y cuevas: aún en el siglo XVIII los vecinos llamaban a Tiermes “Las Cuevas”. También es posible que Álamos y Elpha se refieran a algún mito -muy conocido entre los oyentes del Cantar y por ello solo mencionado de paso- relacionado con la presencia en los subterráneos de las ruinas de la antigua ciudad de tesoros escondidos y objetos maravillosos.
(tiermes.net)
Estos mitos vienen de bien antiguo y eran perfectamente conocidos por los habitantes medievales, que en el siglo XII los nombran con total naturalidad, como sabidos por todos, hasta el punto de que uno de ellos figura en el Cantar del Mío Cid.
La narración cuenta, cómo la hueste del mercenario Rodrigo Díaz de Vivar transitaba por la Calzada de Quinea, que viene de Osma y va hacia Sigüenza:
“Assiniestro dexan Agrizaque Álamos pobló.
Allí son los cannosdo a Elpha encerró”
..En trascripción moderna:
“A izquierda dejan Agriza que Álamos pobló.
Allí están los túneles donde a Elfa encerró”.
El autor del Cantar se refiere a un pueblo de esta zona soriana, hoy desaparecido -muchos especulan que era la antigua Tiermes o Termancia-, que sitúa como escenario de una mítica gesta de Hércules, a quien cita por su sobrenombre de “Álamos” a causa del árbol que le estaba consagrado, el cual hizo desaparecer bajo tierra a una lamia llamada Elfa.
Da igual el lugar concreto, lo importante es que en Castilla pervivían creencias y mitos de las antiguas divinidades celtíberas, que el autor del Cantar empleó en un contexto culto, acorde con el “Renacimiento clásico” que tenía lugar en la Europa del s.XII, asimilando el mito a una hazaña de Hércules cuando, en la tradición popular, se trataba de algo más cercano.
(laberintoromanico.blogspot.com)
Manuscrito del Cantar del Mío Cid
Perfecta explicación en la línea de Martin Almagro Gorbea. Quizás lo de Hércules sea lo menos plausible. Personalmente me decanto por algún mito del bronce atlántico, no quiero poner celta, que explicaria la función mágica de la triada de Dumezil. Así Alamos sería la transcripción castellanizada de un nombre indoeuropeo y Elpha una especie de lamia. Lo que sí es muy curioso es ver como en el siglo XII pervivía la leyenda como un lugar común, prueba de que la cristianización no pudo con la tradicción indoeuropea que se mostraba tan poderosa miles de años después.
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