domingo, 25 de agosto de 2019

El Dolmen de Guadalperal, El Gordo

Estos días está siendo noticia el Dolmen de Guadalperal, una construcción prehistórica que junto con tanta otra riqueza arqueológica, con distinto patrimonio histórico y, sobre todo, con muchos pueblos de siglos -e incluso milenios- de historia, fueron sepultados bajo los pantanos construidos en el siglo XX, en ese coletazo final de industrialización y desarrollo urbano, a la par que estatal -no se concibe este último sin los otros dos fenómenos-, que acabó con la cultura popular rural tradicional. El megalito que hoy traemos se encontraba bajo las aguas del embalse de Valdecañas, perteneciente al municipio de El Gordo, en la comarca extremeña de Campo Arañuelo.
El megalito se compone de unos 140 ortostatos, según los medios informativos consultados, remontándose al periodo comprendido entre el tercer y el segundo milenio antes de Cristo. Tanto los expertos, como una asociación del lugar -Raíces de Peralada- están solicitando que se traslade del lugar en el que se halla, para garantizar su conservación, pues existen importantes piezas, como un menhir con una serpiente esculpida -motivo decorativo, seguramente de significado sacro, que se repite en otros megalitos peninsulares-, que corren peligro de sufrir un deterioro definitivo en cuanto vuelvan a ser sumergidas.
Nosotros estamos de acuerdo con esta medida, puesto que para que esté oculto el dolmen bajo las aguas, mejor sería que pueda ser protegido, conservado y admirado por el común de la gente; dicho lo cual, hemos de decir que, sin abrazar del todo la hipótesis de los menhires y megalitos como una especie de acupuntura de la Tierra, pues es una afirmación por demostrar, sí creemos que estas construcciones estaban totalmente en consonancia con el lugar o enclave en el que se construían, como ocurre con el resto de construcciones posteriores, portadoras, igualmente, de un contenido espiritual y/o simbólico.

Foto: Rutas Arañuelas

Fuente: orbitanavalmoral.com

El Dolmen de Guadalperal es un monumento megalítico de tipo funerario del III y II milenio A.C., que se encuentra situado en la finca del mismo nombre, a unos 5 km de Peraleda de la Mata, en la comarca del Campo Arañuelo y en el término municipal de El Gordo. Se trata de un lugar de enterramiento de gran tamaño del que en la actualidad se conservan 140 piedras en pie. La cámara tiene forma oval y un diámetro de 5 metros. El corredor tiene un ancho de 1,40 m. aproximadamente y la distancia total desde éste hasta la cámara ronda los 21 metros. Alrededor de la cámara se puede observar otro anillo circular que servía para contener el túmulo superior.
Fue descubierto entre los años 1925 y 1927 por H. Obermaier en una de las temporadas que pasaba en la finca como invitado del Duque de Peñaranda.
Este dolmen es visible en algunas ocasiones, solamente cuando en verano baja el nivel de las aguas del pantano de Valdecañas, y en esta ocasión se encuentra totalmente al descubierto debido a que la cota ha bajado a límites que nunca se habían alcanzado desde que en 1963 se procedió a su llenado.
Raíces de Peraleda quiere intentar aprovechar la inusual cota del pantano para pedir que se rescate el dolmen de Guadalperal y lo saquen de las aguas, ya que consideran que "ésta podría ser la última oportunidad para salvar en buenas condiciones este monumento que tiene ya unos 4000 años de antigüedad y es de los más grandes que se conservan".


sábado, 24 de agosto de 2019

Leyenda de Mariquita la Posá, Mojácar

Hoy no nos acercamos a tiempos de la Antigüedad, ya se trate del periodo romano o prerromano, ni tampoco a épocas más remotas de la Prehistoria, sino a una leyenda que ha llegado hasta nuestros días y de la que se desconoce su origen, aunque, posiblemente, no vaya más allá de la Edad Moderna o de la Baja Edad Media, como momento más antiguo. Nos referimos a la Leyenda de Mariquita la Posá, propia de la tradición oral de la bella población de Mojácar, en la comarca de Levante Almeriense.
Antes de hacer una pequeña descripción de la leyenda y aportar, como fuente, el texto que se puede leer en el cartel situado ante la cueva en la que se desarrolla la leyenda, queremos hablar, brevemente, del rico pasado de la población mojaquera. En su término municipal existen distintas huellas del pasado que nos remontan a la Edad del Bronce, aunque el origen de su nombre, podría ser de origen griego, con lo que podríamos estar hablando, en lo que hace referencia al núcleo poblacional que ha llegado hasta nuestros días de una colonia de fundación griega. Así se dice, según la hipótesis que traemos, que la Murgis-Akra del listado Ptolomeo hubiera derivado, con el paso de los siglos, al topónimo actual de Mojácar, latinizándose, en tiempos de romanos, en Moxacar, para pasar a llamarse Muxaca en época árabe.
Pero entrando en la leyenda en cuestión, ésta reúne interesantes características. Por un lado nos recuerda mucho a las tantas leyendas de encantadas diseminadas por fuentes, ríos, enclaves especiales o cuevas, como el caso que nos ocupa; también a hechicería, tan perseguida en tiempos del Renacimiento y posteriores (siempre se tiende a criminalizar, en tal sentido, a la Edad Media, cuando las más grandes persecuciones se dieron durante la llamada Edad Moderna) y que, en muchos casos, no sería otra cosa que la pervivencia de antiguos cultos precristianos; o, finalmente, a esas recreaciones tan típicas del romanticismo decimonónico, que tantas leyendas y tradiciones transformaron, pudiendo encontrarnos, en tal sentido, ante un caso más.
Pero dejemos que sea el propio texto citado quien nos cuente y que cada uno extraiga sus conclusiones.

Cueva de la Leyenda de Mariquita la Posá - Foto: Iberia Mágica - 22/08/2019

Fuente: cartel explictativo junto a la gruta

En este punto se halla la boca de una cueva que el pueblo denomina, de "Mariquita la Posá". Según la leyenda, habitaba en ella el hada tutelar del pueblo. 
Una hermosa joven del lugar, llamada María, sufriendo el pueblo una epidemia de peste, que diezmaba al pueblo, consintió en hacer el sacrificio de "desposarse" (de ahí el nombre posá de desposá), con un viejo hechicero alquimista, para lograr de éste el remedio que salvará a su pueblo. El viejo hechicero, que moraba en esta cueva, luego de conseguir el anhelado casamiento con la joven, iba demorando el cumplimiento de su promesa, por abrigar la sospecha de que cumplida ésta, sería muy probable que se acabara el amor. En vista de ello, la joven desposada decidió actuar, y mientras el viejo dormía, se apoderó del tarro que contenía el líquido salvador, salió de la cueva y destapó el tarro sobre el pueblo. Cogió el tarro en que el mago guardaba el líquido de los encantamientos y hechizos y lo vertió en su boca, logrando su propósito. Por efecto de la excitación y el nerviosismo, ya que deseaba acabar su obra antes que el viejo despertarse, agitó el tarro de los hechizos y el misterioso líquido le cayó en la mano derecha, produciéndose en la misma un agujero, así como, también, su encantamiento inmediato. 
Y en esta cueva siguen los dos "encantados".
El pueblo, recordando de generación en generación, el beneficio recibido, solía cantar al pasar por delante de la cueva: "Sal, sal Mariquita la Posá, la que tiene la mano agujereá, si no la tuviera, todo el pueblo pereciera".



miércoles, 21 de agosto de 2019

El Plátano de Alijó

Retomamos el blog para traer otro ejemplar arbóreo de los muchos que aún, a pesar de todos los que desaparecieron, se pueden contemplar en la Península Ibérica. El de hoy, pese a no ser de gran edad, si lo comparamos con otros ejemplares -al ser de una especie de rápido crecimiento, sólo tiene 163 años-, ha tomado un gran peso simbólico para la población en la que se encuentra y todo su entorno. Hablamos de El Plátano de Alijó, población de la región portuguesa de Trás-os-Montes. Como ocurre en otros muchos casos, ha pasado a formar parte del escudo de la población e incluso ha dado nombre a una asociación cultural folklórica.
Lo que no sabemos es si ha sustituido a alguno anterior, que pudiera haber sido árbol de concejo y ser verdaderamente el que se incluye en el escudo de la localidad, pero independientemente de ello, es más que evidente que estamos ante un heredero de aquel respeto reverencial, proveniente de tiempos ancestrales, que recibían estos ejemplares y que, afortunadamente, suponen una excepción al poco respeto por el medio natural existente en el mundo contemporáneo, por mucho que el orden instituido, culpable de su devastación, se autoproclame protector de lo natural. La parte negativa, es la dificultad que tiene para su desarrollo en el medio artificial en el que se halla, puesto que sus ramas encuentran, como obstáculo, los edificios adyacentes, incluida la iglesia parroquial, lo que supone otro encuentro más entre árbol y santuario.

Foto: arvores-do-norte.blogspot.com

Fuente: arvores-do-norte.blogspot.com

Está protegido por una baranda, flanqueada por un banco donde podemos sentarnos disfrutando de su sombra. Tiene un letrero colgante, con una prosa poética alabando al Árbol, que marca su centenario (1856-1956). Se dice en Alijó que las raíces del plátano se extienden por todo el subsuelo alijoense, llegando a más de 500 metros.
La mayor limitación del árbol son los edificios adyacentes, la iglesia principal y la vivienda, que entran en conflicto con las ramas del plátano. La compactación no será insignificante ya que hay tráfico de automóviles y estacionamiento alrededor del árbol.

Foto: Cartel de la Asociación Cultural El Plátano de Alijó