martes, 27 de febrero de 2018

La necrópolis de Ulaca, Villaviciosa-Solosancho

Cuando hablamos de Ulaca, no sólo estamos hablando de uno de los castros celtas más importantes de la Península Ibérica, sino también de toda Europa; el de mayor tamaño, además, pues ocupa 80 hectáreas. Lo más conocido, por su espectacularidad, es su famoso altar rupestre, destacando, igualmente, una construcción en piedra que se dice pudo ser una sauna iniciática.
Pero hoy queremos dar protagonismo a su necrópolis, de la que tan poco se ha hablado en relación a este poblamiento vetón. En 2003, de donde extraemos unas líneas de una noticia de entonces, se halló y se comenzó a excavar, pero desde entonces, es poco lo nuevo que se sabe, por lo menos para el que esto escribe. Álvarez Sanchís, uno de los grandes estudiosos de la Edad del Hierro en la Península Ibérica, y más concretamente en el ámbito celta, fue quien estuvo al frente de estas excavaciones. Esta necrópolis se halla, fuera, no lejos de la puerta de entrada al castro más cercana al propio altar rupestre, que se encuentra intramuros, y en él se halló un interesante ajuar con funda de puñal, una aguja, un cuchillo, un regatón de lanza, dos cuentas de collar y fragmentos óseos. Muy cerca, restos humanos y animales, que se piensan eran de caballo.

Vista del valle de Amblés, por donde discurre el río Adaja camino de la ciudad de Ávila, visto desde la zona de la necrópolis - Foto: misteriosconxana.blogspot.com

Fuente: elmundo.es - 09/10/2003

La localización del cementerio está avalada por los hallazgos que se produjeron a partir de una de las primeras catas, en la que salieron a la luz restos de cerámicas y mandíbulas de caballos, además de tierra oscura, que revelaban "rituales o actos de sacrificios relacionados con ritos funerarios del norte de Europa", explicó Álvarez Sanchís.

Posteriormente, a unos 40 metros, se hallaron "encachados de piedra" que coinciden con los típicos cubrimientos de sepulturas de incineración en hoyo de los cementerios de la Edad del Hierro de la Meseta, entre los que figuran los vetones.

En la planicie situada a medio kilómetro por debajo del nivel del castro, se encontraron además restos cerámicos, que se corresponden con los recogidos en la sepultura y en la superficie.

Estos hallazgos permitirán avanzar en el conocimiento más completo de la organización de la sociedad vetona de Ulaca y del Valle Amblés a finales de la Edad del Hierro.

Escudo de Solosancho, con la representación de un verraco hallado en Ulaca

lunes, 26 de febrero de 2018

La Fuente de la Mora, Cabañas de la Sagra

En la comarca de La Sagra también encontramos leyendas alrededor de esos seres mitológicos llamados moras -encantadas, mouras, xanas, anjanas y lamias en otros lugares-, que nada tienen que ver, aunque por el nombre lo parezcan, con doncellas procedentes de los pueblos norteafricanos que ocuparon, al igual que otros muchos pueblos, la Península Ibérica. Hablamos de unos seres femeninos, parecidos a las ninfas grecorromanas, que se pueden encontrar en lagunas, ríos o fuentes, es decir, relacionadas con el medio acuático y que se aparecen en fechas muy concretas, que en la mayor parte de las ocasiones tienen que ver con el Solsticio estival. No es el caso que hoy nos ocupa, pues nuestra mora de hoy, la de La Fuente de la Mora de Cabañas de la Sagra se aparece todos los 31 de diciembre a los que por sus alrededores deambulen. El paraje se encuentra a las afueras del pueblo, a un kilómetro y medio del mismo. Se trata de un pozo del que emana el agua y rodeado de una zona de pinar.

Vista aérea del paraje en el que se halla La Fuente de la Mora de Cabañas de la Sagra

Fuente: Victoria Almodóvar Martín  - leyendasmundialesmagicas.blogspot.com

Dice una leyenda del pueblo de Cabañas de la Sagra, que en el lugar llamado Fuente de la Mora, en el manantial que hay al pie de un montículo vive una mora encantada desde hace siglos. Nadie sabe porqué esta bella mujer permanece hechizada y oculta en las aguas de ese manantial, pero se cuenta que algunos atrevidos que se acercan el 31 de diciembre por la noche, la ven aparecer peinándose y emitiendo un canto que atrae a todas las personas que están cerca del manantial y si consigue atraerte te hechiza hasta que alguien consiga salvar a la mora del encantamiento al que sigue encadenada.

Victoria Almodóvar Martín  - leyendasmundialesmagicas.blogspot.com


domingo, 11 de febrero de 2018

"El Ramu" de San Blas, Nuñomoral

Ya quedaron atrás las fiestas de mitad de invierno, las que se encuadran alrededor del antiguo Imbolc, encontrándonos, en este momento, en fin de semana de Carnaval, habiendo caído este año, estas últimas, muy cercanas a las primeras, pues solo ha habido una semana de diferencia entre ambas. Pero centrándonos en uno de los santos cristianizadores del antiguo Imbolc, concretamente en San Blas, celebración del 3 de febrero, nos acercamos a Nuñomoral, población y cabeza de uno de los concejos de Las Hurdes (de nuevo volvemos a esta comarca, que bien merecería, en exclusividad, un blog aparte, por la cantidad de entradas que le dedicamos, en este espacio, a este territorio montañoso) donde se celebra a este santo, constituyendo uno de los festejos más importantes del territorio hurdano, de entre todos los celebrados a lo largo del año.
En esta celebración, cuyo santo tenía una ermita, hoy día desaparecida, como ha ocurrido con otras tantas de aquel territorio, se utiliza un elemento simbólico, que, evidentemente, parece remontarse, claramente, a los tiempos precristianos. Hablamos del conocido como "El Ramu" (El Ramo), que consiste en una rama de árbol -o árbol pequeño en algunos casos- que, antiguamente, como bien escribe Félix Barroso Gutiérrez en uno de sus artículos, era una rama de tejo, un árbol que ya sabemos que tenía un importante simbolismo para pueblos prerromanos, más concretamente en el ámbito céltico, y en el que se suele poner un pan, además de naranjas y otras frutas, todo adornado con cintas al modo de guirnaldas, en lo que supone un claro ritual de fertilidad. Además, como nos contará más abajo Tomás González, en un texto de principios de siglo XX, se realiza una danza ritual alrededor del mismo.

Santos Crespo Velaz, ramajero de San Blas en 2018 - Foto: Francisco Iglesias Rubio

Fuente: Tomás González, 9 de octubre de 1904.

El Ramo es un árbol joven y manejable que se adorna con cintas, naranjas y otras frutas. Condúcele un hurdano y forman la comitiva cuatro más, el tamborilero y el "mayoral". De da el nombre de "mayoral" al que hace de gracioso y que a la vez dirige el baile. Principian cantando a alguna distancia del santo y a cada cantar avanzan unos pasos, haciendo una profunda reverencia. Después de concluir los cantares, cada ramajero hace una relación, principiando el mayoral. Concluidas las relaciones, los festejantes siguen cantando y bailando a la vez, hasta concluir el repertorio, haciendo después entrega del Ramo. Se baila por Nuñomoral y se llama "bailar el Ramo de San Blas".